La domadora de ecuestre representó a Estados Unidos en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.
Los Juegos Paralímpicos fueron una hermosa fiesta deportiva y con innumerable cantidad de historias de superación y resiliencia para contar. Hoy toca contar la de Beatrice de Lavalette, representante de los Estados Unidos en Doma Ecuestre, llegó a Tokio con tan sólo 22 años y una historia sumamente inspiradora. Su pasión por los caballos y el deporte comenzó una edad muy temprana. En su blog personal cuenta que le encantaba ver a sus hermanos jugar Caballo-Balón, un tipo de juego parecido al basquetbol, pero a caballo y siempre quería participar en las retas. “Desde el momento en el que pude caminar empecé a montar y a jugar junto con mis hermanos”, explica en su página la atleta paralímpica. A los 12 años, Beatrice inició la práctica oficial del deporte, aprendió a montar de forma correcta y se unió al equipo de equitación de asiento y doma.
Lavalette siempre fue amante de los deportes, pero desde chica formó un lazo muy especial con los caballos, en especial con DeeDee, la yegua que se convirtió en su mejor amiga en su nuevo hogar en Bélgica. Beatrice se mudó con sus padres a Bruselas debido al trabajo de su padre, mientras que sus hermanos estudiaban en la Universidad en Estados Unidos. Pero DeeDee llegó a hacerle compañía y comenzaron a entrenar juntas para ser la mejor pareja ecuestre. Sin embargo, a los 17 años en marzo del 2016, Beatrice fue víctima de un ataque terrorista en el aeropuerto de la capital belga. “Iba a viajar a los Estados Unidos de vacaciones y las cosas cambiaron. Estaba formada en el aeropuerto de Bruselas y un terrorista, que estaba parado al lado de mí, alteró la dirección de mi vida”, explicó en su blog la deportista.
Un nuevo comienzo
El trágico ataque por parte del grupo de terroristas ocasionó una grave lesión de la médula en la joven y la pérdida de ambas piernas. Pasó cuatro meses en la Unidad de Cuidados Intensivos (ICU), y describió en su blog que no fue nada divertido, pero tuvo a personas muy buenas a su lado. Aproximadamente 5 meses después del suceso que le cambió la vida, DeeDee fue a visitarla al hospital y ahí fue cuando supo que su vida no iba a parar. Poco tiempo después del emotivo reencuentro, con ayuda de su terapeuta, Beatrice comenzó a montar de nuevo. La atleta regresó a la escuela al poco tiempo, comenzó sus entrenamientos y su pasión, fortaleza y dedicación la han llevado a cumplir otra de sus metas: representar a Estados Unidos en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.