POR SEBASTIÁN SAAVEDRA
La Cámara de Diputados de la Nación declaró de Interés el entreno de la película “No me olvidé de nada” con la dirección de Eugenia Unger, sobreviviente del Holocausto. Hace más de 15 años que Pany Chama la viene filmando y grabando: “Siempre lo hice pensando en tomar conciencia que era la última generación viva en sus testimonios; y que lo iban a valorar una vez que tuvieran conciencia mis hijos, sobrinos y familiares”. Sin saberlo, Pany estaba documentando un material que será histórico.
En una charla a fondo con Optimsm, nos contó todos los detalles del estreno, la importancia de la memoria y el significado de la historia de Eugenia.
-¿Cómo nace “No me olvidé nada”?
Hace muchos años que venía grabando el día a día de Eugenia Unger. Sus opiniones, sus testimonios, una salida al cine, al shopping. Y siempre lo hice como un archivo personal, pensando en que las generaciones venideras de la familia pudieran tomar conciencia de que es la última generación viva que puede contar sus testimonios en primera persona. Todo lo hice de una manera muy casera, obviamente. En ese momento hablé con Marisol, una amiga directora, y me dijo de hacer un documental como gran homenaje en vida. Me comuniqué también con un primo segundo que es soldado con mucho reconocimiento en Israel, que es cinesta y me dijo de grabar algunas tomas a cuatro cámaras. Y a eso sumarlo al material que yo ya tenía. Se formó un grupo de productores, colaboradores, nos fuimos juntando y algunos editaban, otros montaje. Arrancó muy casero, y de repente teníamos todo montado trabajando para esto.
-¿Cómo comienza tu vínculo con Eugenia Unger?
Cuando era joven siempre escuché algún testimonio de sobrevevivientes, pero no tenía en cuenta que era la última generación viva entre nosotros. Una vez en un acto en el Konex al cual me llevó mi papá, y vale aclarar que siempre él estuvo involucrado en la comunidad y conocía a Eugenia de antes, me la presentó. Cuando nos conocimos nos fundimos en un abrazo enorme que terminó en llanto y las siguientes palabras: “Tenés la sonrisa más hermosa que hay, pero estás muy despeinada”, me dijo, y además me invitó a su casa a tomar el té. En ese momento empezaban las redes y pensé en tener algún testimonio para Facebook o Youtube. Cuestión que fue una nota que terminó siendo un vínculo del día a día. Hemos ido juntas a Temaikén, festejamos las fiestas, conocí su familia, fuimos al cine y al museo, me acompañó a eventos para personas con problemas de fertilidad; y ella siempre sonriente, siempre enseñando.
-Si tuvieses que contar quién es Eugenia Unger, ¿qué dirías?
Eugenia no es una sobreviviente, Eugenia es una merecedora del Premio Nobel de la Paz. Cuesta mucho definirla porque además de ser mamá, abuela, bisabuela, es un ser humano militante; es hacedora, y su mejor discurso son sus hechos. Es una militante del amor totalmente despojada de lo material. Es un ser humano que vivió lo inhumano, y es más humana que cualquier humano.
-¿Por qué te acercaste a esta temática del Holocausto?
Vengo de un hogar judio donde el tema siempre estuvo presente en mi casa. Mi abuela se escapó de la guerra en Polonia, pero no había tomado conciencia nunca que quedan muy poquitos. En cada acto hay menos sobrevivientes, y a mis 46 años me di cuenta que pasaba el tiempo y mucha gente no conocía lo que ocurrió. Incluso mucha gente desconoce que hay un Museo de la Shoá en Argentina. Gente de la colectividad que no había ido nunca, así que por eso también me involucré en el museo.
-¿Cuán importante es la transmisión de la memoria para las nuevas generaciones?
En un termómetro de importancia, no alcanzaría el número para poner la magnitud infinita de lo importante de transmitirlo. En el mundo hay todavía gente que niega el Holocausto, hay chicas y chicos que en Tik Tok se disfrazan con la cruz esvástica. La importancia de la memoria depende mucho de no olvidar, porque olvidar a los muertos del Holocausto es matarlos dos veces. El mundo no aprendió, pero hoy las redes son lo que era antes una película de Ana Frank, o el pianista, así que hay que traer a la mesa día a día la memoria.
-¿Por qué transmitir la Shoá?
Porque sucedió, y transmitirlo es seguir luchando por los 6 millones que no pudieron contarla. Y estar atentos a que no vuelva a pasar. Que por favor esto no suceda nunca más, porque el nazismo existe, y no queremos que exista otro Hitler.
-¿Cuál es tu misión?
En particular con Eugenia, me encantaría poder tener todos los requisitos para que sea Premio Nobel de la Paz. Hay mucha gente que nunca quiso hablar, y ella también pudo no haber transmitido su historia, sin embargo militó por la paz, y para que no haya más holocaustos. Creo que es un símbolo, un ejemplo, y se tiene que saber su historia.