Pandemia y arte

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POR LAURA NUCENOVICH

Finalizando el 2019, en una entrevista me preguntaron cuáles eran mis planes para el año siguiente, respondí que esperaba que el 2020 me encontrara trabajando en mi taller en una nueva serie, inspirándome en la naturaleza, buscando la belleza en la imperfección. Siempre enfocándome en descubrir nuevas facetas de mí hacer escultórico que me ayudan a “esculpirme” como persona. Lo inesperado nos aguarda, por muy atentos que estemos, no podemos adivinar qué sucederá en el siguiente momento, el tiempo aún está por hacer. El arte es mi mejor camino para transitar la incertidumbre.

Nunca pensé que esta última frase iba a ser tan literal.

Reflexionar sobre qué nos trajo y qué nos dejará la pandemia no es tarea fácil cuando aún la estamos transitando y la incertidumbre es tan grande como al principio. Distinguir entre realidad y ficción en el presente que nos toca vivir nos obliga a redefinir nuestros valores y rearmarnos como seres humanos.

El aislamiento nos quitó espacios de encuentro con nuestros seres queridos y de relación en nuestros trabajos. También nos trajo tiempo, o mejor dicho un cambio en la percepción del tiempo, que nos exige una relación distinta con nosotros mismos. Aunque la tecnología nos ayudó más que nunca e hicimos de las pantallas un lugar cotidiano, seguimos comprobando que no podrán sustituir nunca los espacios de encuentro presenciales.

En relación al arte dice Florencia Battiti: la práctica artística, digamos el arte, es una experiencia que apela a la realidad a partir de todos nuestros sentidos ¿Qué pasa cuando solo podemos acceder a la experiencia estética a través de las redes? ¿Sigue siendo una experiencia estética o se convierte en entretenimiento? ¿A qué exactamente la pandemia le puso un paréntesis? ¿Al arte o al mundo del arte?

Para los artistas visuales la pandemia lejos de provocar un límite generó nuevas posibilidades de procesos creativos. Reinventamos lugares de trabajo en nuestras casas, experimentamos con nuevos materiales, investigamos diferentes formas y escalas en nuestras obras, inventamos otras formas de llegar al espectador, por ejemplo exponiendo en las redes o en las calles del barrio. Por supuesto muchos artistas, tal como ha pasado a lo largo de la historia de la humanidad, han plasmado en sus obras los efectos del tiempo y de la epidemia que los atraviesa.

Surgieron durante la pandemia nuevos grupos de artistas reunidos por barrios para pensar juntos otros modos de conectarse y hacerse visibles. Nació así por ejemplo Territorio del Medio, red de talleres de artistas de Almagro y alrededores, o Artistas Visuales Autoconvocados Argentina (AVAA), grupo recién nacido pero con representación en todas las provincias.

Se han puesto en marcha varias iniciativas para legitimar diversas maneras de acceder a la oferta del arte y a reivindicar los derechos olvidados de los artistas.

El mercado del arte online ha ganado protagonismo, han aumentado las ventas de subastas virtuales y surgido nuevos coleccionistas jóvenes que visitan las redes sociales con mucha frecuencia y se interesen por conocer nuevos artistas de ese modo.

Seguramente cuando las galerías tradicionales y los espacios de exhibición vuelvan a abrir todos iremos a disfrutar de la experiencia de ver las obras físicamente. Sin embargo es reconfortante saber que a pesar del cierre de galerías, museos y talleres, el impulso del arte siempre encuentra posibilidades para mostrase más vivo que nunca.

Laura Nucenovich es artista visual y escultora

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