POR CLAUDIO AVRUJ, DIRECTOR DE OPTIMISM
Oleksandra Matviichuk, es una activista ucraniana y presidenta del Centro para las Libertades Civiles. Fue reconocida por el Right Livelihood de este año, conocido popularmente como el “Premio Nobel alternativo”.
En la sede la Asociación Ucraniana de Cultura Prosvita, emblemática entidad de la comunidad ucrania de Argentina, tuvimos el honor de poder conversar con ella en un mano a mano profundo y emotivo.
– Muchas gracias por esta oportunidad de encontrarnos y poder dialogar. La primera pregunta que nos surge, viendo tu recorrido en la defensa y promoción de los derechos humanos, es cómo llegás a ese involucramiento que es tu marca de vida y ejemplo para tantos de nosotros.
Me empece a vincular con temas de derechos humanos cuando era simplemente una escolar. Fue saber del asesinato del poeta Vasyl Stus por la Unión Soviética. Ese crimen que ocurrió cuando yo tenía apenas tres años y que descubro siendo adolescente fue lo que despertó mi vocación y compromiso que sigue hasta hoy. El aparato totalitario yo lo sentía injusto y por ello decidí estudiar leyes.
– ¿Venís de una familia donde se conversaban estos temas, en la cual los derechos humanos eran una preocupación? ¿Podemos imaginar que hay allí una inspiración?
Yo provengo de una familia muy modesta. Mi madre es maestra y mi papá médico. En el momento de la caída de la cortina de hierro eran de las profesiones más indefensas. Eran muy sencillos. Quien a mí me dio el impulso fue mi relación con los disidentes ucranios. Pude, estando en la escuela, contactarme con Yevhen Sverstiuk del movimiento disidente. Él me llevó a encontrarme con esa sociedad de la disidencia. A partir de allí yo estuve ligada a la vida política y sus postulados. Él fue quien me enseñó que cuando aquí ya no queda nada, tus convicciones son todo y así vivimos todos los disidentes.
– Pronunciás esa palabra fantástica que es convicciones. Años después otra vez la maquinaria rusa pone el pie sobre el pueblo ucranio y la respuesta que vemos es de una fortaleza admirable justamente por las convicciones. ¿Cómo es el día a dia hoy en Ucrania?
Hasta la invasión la mayoría de los ucranios al preguntarnos por nuestras prioridades decíamos que era “la libertad”. Es en esas convicciones que somos muy diferentes al pueblo ruso. Nosotros, en esta guerra, sí sabemos por qué luchamos.
Te doy un ejemplo de mi pueblo de hoy mismo. Una periodista amiga que transita todas las localidades de Ucrania documentando los crímenes de guerra rusos le preguntó a un trabajador en un pueblo pequeño y distante de las grandes ciudades ¿por qué nosotros luchamos contra Rusia? y respondió: “Nosotros luchamos por las libertades, por la libertad de palabra”. Ese tipo de respuestas estamos habituados a escucharlas en ámbitos académicos y/o formados, no es lo común en trabajadores sencillos, o sin preparación. Y lo que se muestra aquí es que lo importante no es decir, sino vivir como decís que querés hacerlo, y los ucranios queremos ser libres.
– ¿Que explicación das desde tu lugar al argumento de Putin de desnazificar Ucrania, especialmente al gobierno ucranio?
Esta guerra tiene claramente una dimensión publicitaria y un carácter genocida. Putin deshumaniza a los ucranianos para provocar el odio. Nosotros documentamos este odio a través de los crímenes de guerra que ellos llevan a cabo. Otro ejemplo, una chica que fue llevada presa porque apoyaba las protestas a favor Ucrania. Estaba embarazada e igualmente era torturada a pesar de sus súplicas. La respuesta siempre fue: “Como vos tenes convicciones ucranias tu hijo no tiene el derecho a nacer y vivir. Te vamos a liberar si ante los periodistas rusos decís que sos un francotirador y por eso te apresamos”. Finalmente, ante el dolor y la desesperación ella fue doblegada y aceptó. Nosotros vimos ese reportaje y descubrimos que la hicieron sentar de manera tal que escondiera su embarazo. Los periodistas rusos, en su amplia mayoría, forman parte de la maquinaria de Putin, donde no hay libertad de prensa. Repito, la idea es deshumanizar a los ucranios.
– ¿Crees que Putin va a ser finalmente juzgado por los delitos y crímenes de guerra?
No tengo ninguna duda. Nosotros nos hemos puesto sobre ello. Los rusos usan los crímenes de guerra como “métodos de guerra” y lo hacen desde hace decenios produciendo mucho dolor y pena en Chechenia, en Moldavia, en Siria, Mali, Libia y en Georgia. Nunca fueron castigados y así creyeron que eso lo pueden hacer siempre y donde quieran, pero nosotros vamos a detener eso. No sólo por los ucranios, sino por otros y por todos los pueblos.
– ¿Sienten que la comunidad de derechos humanos del mundo está acompañando en esta tragedia a los ucranianos y en especial al trabajo de ustedes?
Yo estoy convencida que el planteo a la justicia es un planteo internacional. El dolor de la humanidad no tiene fronteras estatales, es internacional, es dolor de todos y es entendido por cualquier nacionalidad. Esta guerra convierte a la guerra en cifras porque un número tan grande de víctimas no nos dejan contar cada una de las historias y sólo el acceso al derecho le devuelve a la gente su identidad. Nosotros luchamos por los centenares de miles de víctimas de guerra sin distinción, sin importarnos cómo fue, si se les dio notoriedad o si fueron anónimos para los medios, porque yo estoy convencida y defiendo que la vida tiene valor. La vida de cada uno, de cada persona.
– ¿Cómo es levantarse cada mañana en Ucrania hoy, mirando el futuro, cómo vive la gente su día?
Millones de personas en Ucrania comienzan su día revisando si sus seres queridos están vivos. Averiguando cómo están sus familias y conocidos. No hay en este momento en Ucrania lugares seguros. En este verano Rusia bombardeó Vinnytsia. Es una ciudad muy lejos de la zona de guerra. Con el bombardeo asesinó una nena de cuatro años, la familia la había llevado allí desde Kiev, su ciudad natal, pensando que estaría a salvo. Así empezamos nuestros días millones de hombres y mujeres de todas las edades.
– ¿Cómo ves el futuro, cómo seguirá escribiéndose la historia?
Yo lo veo con optimismo. No lo veo sencillo ni fácil. La victoria no será sólo desplazar los ejércitos de Rusia de nuestro territorio. La victoria es llegar al “status de una democracia plena”. Putin no tiene miedo a la OTAN, él le tiene miedo a la libertad. Empezó esta guerra en 2014, cuando nosotros cancelamos el poder autoritario y conseguimos una chance de construir una nación donde los derechos de cada persona sean defendidos, con juzgados independientes, donde el Estado debe rendir cuentas y la policía no asesine periodistas. Nosotros hoy estamos pagando el precio por esta decisión. Yo no sé cuál será mi destino, pero no tengo dudas que Ucrania saldrá victoriosa y la libertad será afirmada.
– ¿No es nada común estar frente a un Premio Nobel de la Paz y menos logrado desde el trabajo de una Organización Civil, la pregunta final es cómo enamorar e inspirar a las jóvenes generaciones en este camino de compromiso cuidado, promoción y defensa de los derechos humanos?
Es una forma de pensar. Cuando comprendés que frente a vos está la gente, que cada uno tiene su dignidad, y simplemente que tu obligación como persona honesta es defenderlos.