Noslen Porrúa: “La música puede transformarte, porque logra que pierdas la sensación del tiempo, y eso te da libertad”

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POR SEBASTIÁN SAAVEDRA

Músico cubano que ya no vive en Cuba, pero que tiene la sangre llena de trova de la isla. La música es su vida y su motor. Y fue la misma música la que lo terminó alejando de su propia tierra. Hoy vive en Argentina disfrutando de poder vivir de lo que sabe hacer. Un viaje al centro de otra historia conmovedora en Optimism, junto a Noslen Porrúa.

– ¿Cuál es el camino recorrido hasta llegar a Atemporal Trío?
En el 2007 iniciamos una banda que era una especie de laboratorio, y en su primer año grabamos un disco. Experimentamos géneros, sonoridad y esa fusión duró 10 años. Ahí compartí grupo con Mario Miguel. Luego empecé mi trabajo de cantautor porque necesitaba regresar a la guitarra para poder cantar de manera íntima; extrañaba básicamente la escencia que tiene el cantautor de la transmición. Con Mario compartíamos ese proyecto, así que él continuó mientras me largué solo. Jésica es mi esposa, y derepente comenzamos a cantar juntos. Ella tiene una familia de músicos impresionantes, su abuelo tocó con mucha gente grosa, y viene con ese bagaje. Ahí se formo “Atemporal Dúo” e hicimos dos trabajos discográficos.

Cronológicamente hablando, nos atravesó la pandemia y decidimos sumar a Mario para hacer “Atemporal Trío”, comenzando a hacer shows de modo online. La realidad de Cuba hace que muchos cubanos estemos dispersos por el mundo, y los shows en ese formato hicieron que un montón de amigos, dispersos alrededor del globo, pudieran participar: se armó una peña cubana online. Cuba es difícil cuando sos crítico de la realidad, y eso nos hace desarraigarnos. Y por eso tomamos la decisión de venir a Argentina. Aquí llegamos el 28 de abril del año pasado. Ya llevamos hechos 50 conciertos, y pasamos por lugares como Córdoba, Mendoza, San Juan, Buenos Aires, etc.

– ¿Por qué Argentina?
Estuve de gira hace cinco años por un trabajo en el cual hicimos 36 shows en dos meses, y fue una experiencia única. Compartimos escenario con Liliana Herrero, y en la Feria del Libro con Teresa Parodi y Peteco Carabajal. En ese tiempo me enamoré del país, de esa cosa picaresca, el humor ácido, de atrapar las cosas del corazón. El cubano tiene mucho que ver con el argentino, y por eso me he conectado con esta tierra. Las cosas se vinieron feas en Cuba, y eso me hizo decidirme.

A Mario lo apresaron por salir a protestar y comenzaron a “castigarnos”. Le sacaron presupuesto a las peñas, y comenzamos a ser considerados peligrosos: prácticamente lo dejaron sin trabajo. En ese momento fue cuando decidí incluir a Mario en los conciertos para que tenga ingresos para poder vivir. Pero, por decantación, comenzaron a castigarnos también a nosotros: nos pedían la letra de las canciones antes de salir a tocar, nos recortaron también el presupuesto, nos retiraron proyectos aprobados por cultura, y ahí si que nos quedamos sin trabajo los tres.

– ¿Cómo está estructurado Atemporal Trío?
El trío lo integramos con Mario Miguel, Jésica Sequeira, y yo; somos tres compositores completamente diferentes. Jésica compone en inglés y toca pequeños instrumentos de percusión que van adornando lo que va pasando. Mario tiene el termómetro de lo popular, conecta con la gente muy rápidamente, y hace los punteos de guitarra. Su poesía logra narrar muy bien la realidad, y en cambio yo soy más personal. Desde la armonía propongo acordes de jazz, entonces hace que no sea tan previsible. En cuanto a las letras me gusta dejar misterio, e ir girando los bastones para que tengas más libertad a la hora de conectar con la canción. Eso nos caracteriza, la diferencia.

– ¿Hay raíces de la trova cubana en lo que realizan?
Si, de la trova y la canción. El feeling está presente en lo que hacemos, y también la trova más vieja: es memoria colectiva y nadie escapa de eso. En mi música también hay influencias de otras culturas, cosas de música india, anglosajona, sin olvidar la cultura cubana, obviamente.

– ¿Cómo ves la actualidad de la música en Argentina?
En Argentina el público sigue interesado en la canción. En general la música se está degradando en el mundo entero como consecuencia de la vida moderna: todo se mediatiza, y ya no nos hace volar. Pero bueno, Argentina tiene familiaridad con la canción con artistas como Mercedes Sosa, Baglietto, Fito o Atahualpa Yupanqui.

– ¿Qué opinás de los nuevos sonidos, nuevas culturas musicales?
La vida no se detiene y la tecnología ha venido a meternos prisa. La gente consume todo rápido, y si te sentaras a escuchar a Mozart, necesitas tiempo. Es como querer recorrer un lugar montañoso lleno de valles, y querer hacerlo en una hora; te perderías la belleza. La gente ya no consume discos, sino canciones, todo va muy rápido, la música está fuera de tiempo y la tecnología impone un tiempo determinado. La música puede transformarte, porque logra que pierdas la sensación del tiempo, y eso te da libertad. El arte es una medicina, y si actuáramos colectivamente bien de conciencia, sería un lujo, y entonces la expresión sería más elevada.

– ¿Algo más que quieras agregar?
Hago un llamado a los seres humanos que intentamos cambiar el mundo con la política y cada vez nos confundimos más. Hay que comprender la potenciabilidad de la individualidad. Más allá de cada historia, eso te vuelve más inclusivo, creativo y lúcido. El resultado termina siendo como un perfume, y ahí todo lo demás mejora.

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