POR SEBASTIÁN SAAVEDRA
Mirta Kupferminc es una artista multidisciplinaria argentina, conferencista, curadora y docente. Expone desde 1977, representó al país en bienales internacionales y recibió múltiples premios y reconocimientos. Construyó también el monumento para honrar a las víctimas del ataque terrorista del edificio de la AMIA. Hoy se conmemora el Día Mundial del Arte, una fecha ideal para hablar con una artista de su talla.
– Hoy se celebra el Día del Arte, ¿qué significa para vos?
Celebro el arte todos los días trabajando en mi taller. Pero entiendo el motivo por el cual se instituyó el día para concientizar la importancia del mismo y el pensamiento creativo para la sociedad. Un historiador francés llamado René Huyghe dijo: “No existe ninguna población, por más chiquita o primitiva que sea, que no tenga o haya tenido manifestación artística. Aquel grupo que no tiene estas actividades, está condenado a morir por asfixia espiritual”. El arte cumple una función social y humana, es indispensable.
-¿Cuándo nació tu pasión por el arte?
A los tres años tenía una vecina que estudiaba bellas artes, vivía en la zona de Villa del Parque, y yo la miraba dibujar. Desde ahí nació mi pasión, así que tuve la bendición o facilidad de nunca tener que pensar que iba a ser: siempre me gustó ser artista. Tempranamente estudié en las escuelas de bellas artes: en ese momento se podía ingresar a estas escuelas a los 15 años, así que di libre el cuarto y quinto año de la secundaria a los 14 para poder ingresar a esa edad.
-Recibiste múltiples premios, pero ¿cuál considerás que es tu mejor trabajo, y por qué?
Mis trabajos no los puedo identificar aisladamente, van relatando mi vida, quién soy, y todo eso forma parte de una gran obra, que sería yo misma. Sí hubo algunos momentos que los considero bisagra. Es muy importante en mi producción artística la gran investigación de Bibliofilia con textos de Saúl Sosnowski, donde el tema era “Borges y la cábala”. Hay mucha unión de conocimiento judío e identidad argentina. Otro gran momento fue cuando hice el monumento en Memoria Activa de las víctimas de AMIA. Me marcó la responsabilidad cívica que eso conlleva. Por último, acabo de llegar de una obra en la cual fui convocada por gente que no me conocía, sino que conoció mi arte para un concurso en Dallas sobre tecnología y luz. Lo gané, así que producir una obra en enormes dimensiones, va a ser una marca en mi vida también.
-¿Cómo ves la actualidad artística vinculada hacia la identidad, derechos humanos o memoria?
La veo más activa que nunca, siempre hubo una necesidad para el mundo, pero está en un momento donde los artistas tratan de ser la voz de muchos. Me parece fabuloso que se dé un lugar, que se luche por los derechos obtenidos. En algo particular no me parece bien que para poder concursar o participar de algo tengas que identificar la identidad de género. El arte se debe juzgar por sí mismo, no debería existir un número para artistas, debería ser juzgado como tal.
–¿Querés contarnos sobre LABA BA?
Nació en Nueva York en el año 2012. Me invitaron a participar como la única becaria internacional para LABA NY. Esto nació como un grupo que estudiaba en conjunto con solamente 10 artistas multidisciplinarios. Se da a leer directamente textos clásicos fundacionales judios e interpretar su propia obra con total y absoluta libertad, sin bajada de línea. Fui tan apasionada en mi participación, y eso que era online porque no podía irme a vivir allá un año, que me propusieron hacer LABA BA en el año 2015. En esta acción se becaron muchos artistas, y fue algo fructífero, maravilloso y extenuante. Esto se extendió a Berlín y California.
-¿Algo más que quieras agregar?
Siempre fui muy inquieta y curiosa, por eso practiqué muchas disciplinas a la vez. Soy una artista y hago la obra que mejor me representa. Fue una dificultad en algún momento hacer muchas cosas a la vez, pero es algo totalmente contemporáneo. Los artistas tenemos una bendición y una enorme responsabilidad, que es la de ser útiles a los demás. Nuestro arte no es solamente para un placer individual, sino que a mí también me importa mi arte como una gran responsabilidad para transmitir.
