POR SEBASTIÁN SAAVEDRA
Mercedes Bárbara es la directora general de Colectividades de la Ciudad de Buenos Aires. Ya son 18 los años que lleva trabajando en la parte pública desarrollando distintos roles. En el 2007 se acercó al programa de colectividades, y desde ahí construyó una carrera que no se detuvo hasta conseguir, en el 2020, el cargo de directora. Hoy, 2 años después de asumirlo, Mercedes hace un repaso de todo lo conseguido, los objetivos a futuro, y su orgullo de poder desarrollarlo.
-¿De qué se ocupa la Dirección General de Colectividades?
Desde la dirección trabajamos tres grandes ejes. Por un lado el acompañamiento institucional a todas las organizaciones y agrupaciones en su quehacer diario, también la relación del Gobierno con sus distintos organismos, pensamos políticas para poder acompañar la gestión, y la formalización de aquellas agrupaciones que todavía no han podido entrar en un mundo más formal.
Trabajamos también en un eje de diversidad cultural como Buenos Aires Celebra, y a través de actividades deportivas y del arte. Después tenemos un enfoque en la integraciones de nuevas migraciones, dado que cada migrante tiene una mirada de acceso a derecho de esa población que habita en Buenos Aires. Brindamos capacitación a otras jurisdicciones sobre el tema, siempre buscando que el Estado se acerque a la gente, y no sea la gente la que necesite acercarse al Estado.
Por último, en el congreso de colectividades realizamos el segundo espacio de reflexión, conversación y diálogo, que invita a diferentes referentes y personas activas a pensar las diferencias, y ver que esos caminos recorridos por otros nos puedan servir a construirnos como sociedad.
-¿Cuál es el rol o la función que tiene tu cargo?
Por un lado es interno, y tiene que ver con organizar el equipo, estar siempre potenciando los aportes y la creatividad de cada persona. Por otro lado, planificar dentro de las reglamentaciones que tiene el Estado, que siempre está atravesado por cuestiones administrativas y políticas, y tener en cuenta eso para llegar al objetivo planeado. En relación al trabajo directamente con las colectividades, el rol principal es acompañar y vincular para crear una política pública, y para eso es clave hacerlo con los destinatarios. Nada se puede generar desde un escritorio, sino trabajar con los que se van a beneficiarse con el trabajo que uno hace. El rol central en este caso es estar en constante diálogo con las colectividades y organizaciones que trabajan con los migrantes y refugiados, quienes tienen el insumo más valioso para tratar de corregir.
-¿Cuáles son los objetivos a futuro?
Tenemos que seguir fortaleciendo los programas que ya se vienen realizando como el BA Celebra, el mundialito, o la red de jóvenes. Esos son proyectos que me anteceden, gracias al aporte de otros grandes directores como Claudio Avruj, Pamela Malewicz, o Adrián Varela, gente que fue forjando el trabajo que hoy tenemos en esta dirección. Y también pensando nuevas formas de aproximación o espacios que no estamos cubriendo, y nos dejan pensar nuevos proyectos.
Uno de los grandes desafíos que tenemos por delante es el abordaje a la población migrante y su interrelación con colectividades que llevan más años en el país. También la relación con otras jurisdicciones, con el Gobierno Nacional en términos de migración. Todo eso es complejo, pero deberíamos tener una mirada más complementaria y trabajar juntos. Estamos hablando de personas que se fueron de sus países y eligieron Buenos Aires para llevar su vida. Debemos mejorar la integración y que esa gente se pueda desarrollar en plenitud.
-¿Cuáles son las trabas más comunes para desarrollar mejores ideas?
En este país desarrollar más ideas y continuidad de las mismas es difícil, pero es también una invitación a pensar fuera de la caja, a ser creativo, a escuchar a otros, y sumar ideas. Es difícil crear nuevas propuestas cuando hay un camino tan sólido recorrido, pero ojo, siempre hay una oportunidad.
La dirección no es lo mismo que hace 10 años, los contextos cambian y esto requiere analizarlo constantemente para ver las nuevas necesidades y seguir fortaleciendo el trabajo.
-¿Querés dejarnos alguna reflexión?
Trabajar en la administración pública puede tener un montón de dificultadaes, pero es uno de los trabajos más gratificantes cuando se que lo uno está generando es un granito de arena para cambiarle la vida a las personas. Estamos aportando una nueva oportunidad para aquellos que son beneficiarios de estos programas, y seguimos fortaleciendo organizaciones que tienen 100 años manteniendo vivas las tradiciones: me llena de orgullo poder hacerlo.