Desde muy temprana edad, descubrió su pasión por la danza.
Agostina Arreguez es una niña de 15 años oriunda de Amaicha del Valle, Tucumán. Desde muy pequeña, descubrió en la danza una pasión que la llevaría lejos. Guiada por Youtube y por una profesora de danzas, elaboró y grabó una coreografía que llegaría a manos del bailarín de ballet profesional Julio Bocca, quien de inmediato la tildó de promesa para el Colón.
Sus primeros pasos en el ballet los dio en una academia de Catamarca. El viaje hasta allá luego de la escuela era largo y complicado, pero sus padres, Lucho y Samanta, siempre la acompañaron. Luego, una profesora recibida del Colón, Paula Violante, comenzó a dictar clases en el pueblo, a las que Agostina asistió de inmediato. Dos años después, Paula tuvo que volver a Buenos Aires, no sin antes regalarle a la niña una barra para poder seguir ensayando, y aconsejando a los padres que le busquen otra alternativa, ya que era muy buena en la disciplina y reunía muchas condiciones para crecer en la danza.
Pasó un año en el que no conseguían quien le dicte clases a Agostina, pero eso no fue un impedimento para que siguiera bailando. Con la barra y videos de Youtube, continuó bailando por toda su casa. Finalmente, su madre, a través de las redes sociales, contactó a la directora del Centro Cultural Aconquija de Tucumán, Fredesvinda Denis. Luego del encuentro que ambas mantuvieron, Agostina empezó a tomar clases de danza en el estudio de Yanina Llenes (hija de Fredesvinda), y fue allí donde concretó el video que luego vería Julio Bocca.
En este contexto, la nueva profesora de Agostina armó una coreografía inspirada en el aleteo del suri, la avestruz andina que en su cultura representa a la tierra, para invocar a la lluvia. Se basó en uno de los fragmentos de la película Fantasía, un clásico del cine de animación, donde un grupo de avestruces descansa hasta que uno se reincorpora y, con su ritmo, enciende a los demás. Fue así que Bocca le otorgó la beca para estudiar en el Colón cuando cumpla 16 años.
