La historia de Germán: da clases de esquí en su silla de ruedas

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Es amante del deporte y sufrió un accidente que le provocó una lesión medular. Pero no dejó de lado lo que más ama: el esquí.

Germán Vega tiene 49 años y en 2005 sufrió un accidente haciendo snowboard en el Cerro Catedral. Hasta ese entonces trabajaba en un local vendiendo ropa y colaboraba con chicos con discapacidad a quienes entrenaba para que corrieran maratones. El accidente, cambió su vida por completo.

“A las 13 cerraba el local y a las 13.05 salía corriendo para el Cerro. Un día cerré y me fui a practicar snowboard con unos amigos. El clima no era acorde. Salté una rampita, era muy simple, pero caí de espaldas y sentí la electricidad en el cuerpo. Sentía que tenía las piernas encima de mi cara y les dije ‘me rompí la columna'”, recordó.

Efectivamente, la caída le produjo a Germán una lesión medular y como consecuencia del ombligo para abajo no siente ni tiene movilidad. “Me cambió todo. No volví al negocio, me fui a mi ciudad natal, La Plata, me operaron y después regresé. Atendía a la gente y les venía ropa en silla de ruedas”, relató.

Antes de su accidente, Germán también solía llevar a chicos con discapacidad, a quienes entrenaba para correr maratones a esquiar y por eso cuando comenzó de nuevo la temporada, decidió que quería volver a esquiar.

Empezó a hacerlo en un mono esquí, una silla con una butaca y un solo esquí abajo, con la ayuda de una pareja de canadienses. “A partir de esa temporada empecé a esquiar durante 12 años seguidos y a partir de ahí me dieron la oportunidad de hacer el curso de esquí convencional”, indicó.

Germán se animó, realizó el curso, y se convirtió en el primer instructor en silla de ruedas que da clases de esquí para personas con y sin discapacidad. “La verdad es que me encantó y es increíble poder ser instructor haciendo mi pasión, sobre todo después de tantos años”, destacó.

Y reflexionó: “Fue una gran alegría que me tocó vivir después del accidente y al día de hoy sigo dando clases y puedo enseñar el método para parados, estando yo sentado y aplicando una metodología nueva”.

“Viene un alumno mío en sillas de ruedas y aprendemos a esquiar en tres o cuatro días y salen esquiando. A mí me costó tanto y en ese entonces éramos cinco o seis y este año le enseñé a cinco más así que somos el doble”, valoró. “Nosotros y el ser humano siempre se queda en el por qué, por qué me tocó a mí y en realidad hay que preguntarse para qué me pasó esto”, menciona. Con esta filosofía de vida, asegura que lo que le pasó fue para poder transmitir y enseñar a la gente que se pueden proyectar y encontrar otras oportunidades.

“Siempre digo a los que tienen un cambio inesperado por un accidente, que no se preocupen, que la vida es hermosa y hay un montón de cosas por delante. Yo soy una persona totalmente feliz te lo puedo asegurar”, concluyó. Por último, comentó que con su forma de esquiar adquiere mucha velocidad, y que la vida le ha dado la oportunidad de hacerlo junto a sus hijos.

“Yo estoy feliz como estoy, estoy feliz en sillas de ruedas. Obviamente al principio como cualquier reacción del ser humano me pregunté ‘cómo voy a seguir viviendo’, si iba a tener una novia, hijos y conocí a una chica y ahora tengo tres hijos con los que hago las tareas y llevo al colegio. Lo único que no puedo hacer es cambiar una lamparita en mi casa, el resto todo”, cerró.

FUENTE: DIVERSIDAD

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