La historia de este rionegrino inspira por donde se la mire: dedica su vida a la Armada como enfermero en la Sanidad Naval. Su aporte es un pilar fundamental para la salud de la Fuerza y él lo lleva con mucho orgullo. No ha tenido una vida fácil, pero cuenta que su trabajo lo ha ayudado a salir adelante. “Es que servir a la Patria es capacitarse para hacer lo debido, entregar lo mejor de uno en cada misión, y estar dispuesto a dar la vida”, expresó el hombre.
Javier Armando Miles es Suboficial Primero Enfermero en la Armada Argentina. Nació en Sierra Colorada, Río Negro, tiene 43 y ha pasado por muchos trabajos, siempre sirviendo en el ámbito hospitalario: “No voy a olvidar jamás cómo conocí la Armada. Estaba leyendo de casualidad una propaganda en la revista de la Cooperativa Eléctrica de Neuquén que interpelaba a los jóvenes a ingresar a las Fuerzas Armadas. Así comencé mi travesía. Primero fui al Ejército, luego a la Prefectura, a la Gendarmería, hasta que llegué a la Delegación Naval de Neuquén”, explicó el marino.
Al descubrir su pasión, decidió hacer la especialidad naval en Enfermería e hizo sus primeras prácticas en un hospital de Buenos Aires, hasta que le ofrecieron su primer traslado a Tierra del Fuego. A lo largo de su carrera, se fue forjando como un gran profesional: estuvo en la Misión de Paz de Estabilización de Naciones Unidas en Haití, se embarcó en la corbeta ARA “Robinson”, en la lancha rápida ARA “Intrépida”, en el buque logístico ARA “Patagonia” y muchas más embarcaciones.
LA INSPIRACIÓN DEL MARINO RIONEGRINO PARA TRABAJAR EN LA ARMADA
El hombre contó que se crió en su pueblo hasta los 18 años, luego se fue para Neuquén, allí escuchó hablar de la Armada Argentina y se ilusionó con ingresar a la Fuerza. Además, expresó: “Recuerdo que mi papá me dijo que no iba a aguantar, pero lo logré; y actualmente somos dos los suboficiales de Sierra Colorada que seguimos en actividad”.
“Lo que más me gusta del ámbito naval y la enfermería es la relación personal y profesional con el otro. Con el paciente construyo un vínculo para que se sienta cómodo y confiable conmigo, algo que aprendí haciendo enfermería domiciliaria, porque dedicar tiempo o charlar con un paciente hace mucho bien”, confesó Miles.
Además, el rionegrino tuvo varias figuras en quienes inspirarse: “En la Armada aprendí mucho de grandes doctores y técnicos, ha sido un privilegio, y uno de los destinos donde realicé un gran paso profesional en experiencia, consejos y formas de trabajo fue el Hospital Naval Puerto Belgrano”. También conoció enfermeros extranjeros en la Isla Gobernador, quienes le enseñaron sobre simulacros de atención masiva de heridos, técnicas de heridos en combate y más.
LA HISTORIA DE SUPERACIÓN DEL RIONEGRINO GRACIAS AL TRABAJO EN LA ARMADA
Aunque tuvo una vida abocada a ayudar y salvar vidas, el marino tuvo que atravesar momentos difíciles: hace unos 16 años formó una familia con Laura Santillán, quien es Cabo Principal Enfermera, con quien tuvo tres hijos, una de 13 años, Agostina, y dos mellizos; Bruno, con 10 años y Máximo, quien falleció a los 5 años. Fue una situación más que triste para toda la familia.
Aun así, Javier Armando explicó cómo su trabajo lo ayudó a continuar: “Cuesta seguir adelante; fue duro para nosotros, siempre lo tenemos presente. Volver a la actividad y estar ocupado y volver a reírme fue muy difícil. Ese año falleció mi papá y al mes del fallecimiento de Máximo, perdí a mi hermana Silvia. Tuvimos que dar sentido y significado a nuestras vidas”.
Afortunadamente, su carrera en la Fuerza siempre lo impulsó a seguir y lo enriqueció como profesional del ámbito de la salud. “Realmente quisiera repetir muchos destinos en los que estuve, pero lo bueno de todo esto es que habrá más y nuevos desafíos y oportunidades. Mis palabras hacia la Armada son de agradecimiento constante por todos los momentos vividos”, recordó el hombre.
FUENTE VIA PAIS