Su creadora se llama Florencia Haidar, tiene 26 años y vive en Mar del Plata. Mientras patenta la idea, dará un curso para que el modelo pueda replicarse en todo el país. En charla, cuenta acerca del proceso de creación y por qué cree que va a revolucionar el mercado
A principios de 2021, la confirmación de un embarazo dejó a Florencia Haidar en cama durante el primer trimestre de gestación. En esa pausa obligada, la joven de 26 años activó su costado más creativo. El disparador fue su profunda necesidad de reconectarse con su abuelo Roberto, que murió de un cáncer de pulmón en 2015. Así, mientras la vida crecía en su interior, ella indagaba sobre esa enfermedad, pero en otra de sus tantas variantes: el cáncer de mamas.
En Argentina, el cáncer de mama no es solo el tumor más frecuente en mujeres, sino también el que más casos genera en el país: 19 mil nuevos durante 2021, según datos del Ministerio de Salud de la Nación, y unas 5.600 muertes anuales. Sobre ese último punto, en las estadísticas se observa una tendencia alentadora: la mortalidad muestra un descenso sostenido y significativo en las últimas dos décadas.
La historia
Florencia nació en la ciudad de Mar del Plata y es la mayor de tres hermanos: la siguen Juan, de 20, y Luca, de 18. Graduada en el Instituto “Roberto Piazza”, actualmente se dedica al diseño de lencería y de alta costura en su estudio “A la medida”, ubicado en sobre la calle Gascón, entre Sarmiento y Las Heras.
La idea de crear un sostén para mujeres que debieron someterse a una mastectomía -recapitula, ahora, Florencia- surgió a fines de abril pasado cuando el obstetra le pidió que hiciera “reposo absoluto”. Acostumbrada a “no parar un segundo”, durante esos meses buscó una manera de combinar su pasión por el diseño con sus ganas de ayudar a aquellas personas que hubieran transitado una enfermedad similar a la de su abuelo. “Empecé a investigar lo que había en el mercado y encontré que, si bien varias cosas estaban hechas, todavía podían mejorarse”, explica.
El primer boceto lo hizo con una lapicera en cuaderno viejo. Para llegar a la versión final, dice, realizó más de diez. “Usé materiales nobles como puntilla, encaje y morley aplicando una técnica denominada ‘moulage’, que consiste en trabajar la tela y las formas de la prenda directamente sobre el maniquí. Quise hacer un corpiño que le sirviera a las mujeres a las que les faltaba un pecho, pero que también fuera sexy”, explica.
Para mediados de mayo, de cara a un posible rebrote de COVID-19, y ante una cuarentena de nueve días, crear se transformó en su terapia. A la par, realizaba un análisis minucioso de los materiales que se utilizaban en los corpiños que ya existían. “Encontré que muchos reemplazaban el o los senos faltantes con prótesis externas rellenas con semillas o vellón siliconado. Este último, por ejemplo, se usa en el interior de los muñecos y, con el tiempo, se apelmaza”, explica Florencia, que llegó a esa conclusión después de algunos meses de testeo: sumergía los productos en el agua, los escurría y dejaba secar. También los probaba en el lavarropas“.
Mientras intentaba dar con el relleno adecuado, paralelamente, Florencia se fue contactando con distintas personas que se habían realizado una mastectomía parcial o total. También tejió redes con mujeres que se colocaron prótesis pero después, por algún u otro motivo, se les deformó o debieron sacárselas.
“Para ellas contar con un corpiño que, de alguna manera, les ayude a sobrellevar la falta de uno o dos pechos era clave. Algunas me contaron que iban caminando por la calle y se les caía la prótesis, pero no volvían a buscarla porque les daba vergüenza; otras me contaron acerca de lo tedioso que resultaba el hecho de tener que poner y sacar los rellenos para lavar los corpiños”, detalla la marplatense.
Y sigue: “No sabía cuan profundo estaba llegando con esta idea hasta que empecé a recibir mensajes. Me han llegado y me siguen llegando mensajes de gente que no conocía dándome las gracias”.
A dos meses de su fecha probable de parto, el diseño del novedoso corpiño para mujeres que pasaron por una mastectomía está a punto de darse a conocer. “Además de incluir el relleno, es lavable -algo hasta ahora inédito- y se realizará a medida”, anticipa Florencia y dice que, los próximos sábados 8 y 15 de enero de 2022, tiene pensado dictar un curso online para enseñar a fabricarlo.
La idea de la marplatense es que cualquier costurera pueda aprender a hacer estos corpiños. ¿El motivo? “Después de dar tantos cursos, noté que la mayoría de las costureras se quedan encasilladas en arreglar el cierre de un pantalón o hacerle el ruedo a un vecino. Tengo alumnas que creen que ser costurera es eso. Entonces la meta es que ellas puedan tener una salida laboral a partir de la confección de estas prendas. Ya hay más de 300 inscriptas”, cuenta emocionada.
Además de impartir un curso para que cualquier costurera pueda fabricar el corpiño, Florencia tuvo en cuenta que los materiales para realizarlo fueran económicos. “El precio de venta podría quedar entre $1.500 y $1.800. Un monto accesible para los que se manejan en el mercado″, dice.
Antes de despedirse, la joven marplatense hace referencia al prejuicio que, muchas veces, encasilla al diseño en la “frivolidad”. “La apariencia física no vale nada si no tenés belleza interior. Decidí dar este curso para poder ayudar a las mujeres que pasaron por una mastectomía a sentirse mejor, sin tanta incomodidad a la hora de vestirse, y entendiendo que no todas tienen la posibilidad de colocarse una prótesis, no solo por lo económico sino también por motivos de salud”, dice. Y cierra: “Si me recibí de diseñadora es para innovar, pero mi corazón siempre va más allá y qué más lindo que la palabra innovación vaya de la mano de la solidaridad y del amor”.