En “Guía para la crianza en un mundo digital”, Sebastián Bortnik, especialista en tecnología y seguridad informática, despliega un mapa de recursos y argumentaciones para acompañar desde la primera infancia el uso sano y seguro de las tecnologías y convoca a los adultos, así como lo hacen en el mundo analógico, a involucrarse en la educación de niños, niñas y adolescentes en el terreno digital mediante un mayor protagonismo y el diálogo permanente con las nuevas generaciones. Mientras las tecnologías revolucionan nuestra mente porque transforman los modos de relacionarnos, comunicarnos y hasta ejercen su marca en la salud física y emocional de las personas, cierto automatismo conduce nuestras prácticas que impiden una mirada crítica: ¿Cómo enseñarle a los chicos a no exponer su vida en redes, si los adultos comparten imágenes de sus hijos sin antes haberse detenido a pensar si era eso lo que querían? ¿O, cómo exigirles que moderen el uso del celular si en un restaurant la escena recurrente es la un niño pequeño mirando el celular para no molestar?
En ese manto indeliberado de los adultos radica lo que Bortnik llama “inercia tecnológica”, ese “no pensar lo que hacemos en las redes porque creemos que no hay otra opción”. Una inercia que responde a un signo de época en el que “la tecnología nos abrumó. No nos dimos una cuota reflexiva y entonces hacemos cosas por inercia. De golpe se crearon hábitos que no reflexionamos ni decidimos. Después hay mejores y peores prácticas, como todo en la vida, pero lo importante es que haya una decisión”, dice. Desde ese punto de partida, “Guía para la crianza en un mundo digital” (Siglo XXI) acerca a los adultos -madres, padres, mediadores, educadores- un análisis del paradigma actual y un abanico de herramientas que parten de preguntas para acompañar a niños, niñas y adolescentes en su vínculo y construcción de hábitos con internet, redes sociales, dispositivos electrónicos, pantallas y aplicaciones, y también ofrece recursos para estar atentos a prácticas inseguras que ocurren dentro ese terreno, como grooming, vamping, ciberbullying, sexting o fakenews.
GENERAR CONSENSOS
Uno de los desafíos que plantea “Guía para la crianza en un mundo digital” es la construcción de consensos más allá del ámbito doméstico ¿por qué si en otros aspectos se estipulan tiempos y etapas, en el mundo digital se apela a la decisión individual más que a la contenida, informada o colectiva? ¿Por qué la decisión de permitir el uso de una red social depende sólo de la subjetividad de los adultos y no de un consenso generalizado, premeditado? Para Bortnik, detrás de esa eso hay una dificultad: “Nos cuesta ponernos en un lugar protagonista. La tecnología llegó tan rápido, nos invadió y eso nos ha generado muchas sensaciones encontradas, por ejemplo, cuándo darle un celular a un chico o darle permiso a las redes sociales. Yo apelo a que poco a poco empecemos a encontrar consensos. Y que el Estado y las instituciones educativas sean muy responsables en acompañar este proceso“.
En su opinión, “estamos teniendo una visión reactiva de todo esto en lugar de ser más pro activos y preguntarnos por qué no hablamos en primer grado sobre la importancia de no apresurarse en tener un celular en vez de charlarlo a los 9 o 10 años. La mayoría de los problemas hay que abordarlos a una edad más temprana, en similitud con lo que se plantea con la educación sexual integral: si abordamos el problema tarde es mucho más difícil elaborar consensos colectivos que si lo hacemos a tiempo“.
En este sentido, Bortnik explica que “no podemos desconocer la invasión de los últimos 20 o 30 años. Hemos incorporado muchas cosas sin la reflexión y el pensamiento crítico necesario, en un lugar bastante pasivo como usuarios de la tecnología: cuál es el próximo celular, cuál es la nueva app, qué red usan los chicos. Tenemos que entrar en una época más pro activa: nosotros somos protagonistas de construir una infancia saludable en torno a las tecnologías, no somos espectadores. Y somos responsables de lo que hacemos con la tecnología, no sólo víctimas“.