Genios de la bicicleta: el ciclismo se comienza a convertir en una opción para vivir con Trastorno del Espectro Autista

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Esta es la historia de Benjamín Machado y sus papás Mariela Hang y Rubén Machado. Un trío que sigue rompiendo esquemas y confiando en sus propias metas de estímulo para que la Condición del Espectro Autista (CEA) no sea un impedimento.  Benja es un pequeño diagnosticado con CEA y recibió su bicicleta tándem a mitad del 2020.

Este trío insuperable vivió grandes cambios y desafíos en la búsqueda de mejorar la calidad de vida del pequeño. Sus papás fueron escuchando mensajes y sugerencias de diferentes especialistas. Fueron pasando por diferentes disciplinas, hasta que se toparon con  los consejos de Juan Zemboraín, miembro de Empujando Límites, y fiel militante del ciclismo como respuesta. Juan, con su conocimiento y las vivencias junto a su pequeño diagnosticado, supo acompañar al trío Machado.

Rubén Machado cuenta: “Quería que Benjamín practique un deporte. Probamos con Yudo durante dos años, pero no obtuvimos los resultados que esperábamos y abandonó. En la búsqueda y tras una charla con Juan, a quien le contaba que Benja tiene poco equilibrio y le cuesta su motricidad fina, me dijo que pruebe con una bicicleta tándem. Le pregunté qué era eso y me dijo que le iba a cambiar la vida porque de esta manera, él va a empezar a prestar atención a su entorno. Y así fue“, aseguró el padre. Juan Zemborián viaja en bici junto a su hijo Santiago, que tiene un trastorno generalizado no especificado (TGD) y síndrome del espectro autista. Juntos, forman el equipo Empujando Límites. Este padre y su hijo de Buenos Aires están acostumbrados a hacer largos recorridos, de hasta 80 kilómetros, que comparten a través de fotos y videos con textos en las redes sociales del equipo.

Primeros km

Por la amistad que formaron lograron obtener el contacto para adquirir una bicicleta tándem y que Mariela junto a su esposo Rubén trabajarán para que Benjamín pueda practicar un deporte y disfrutarlo mejorando su vida. Desde aquel momento en julio en que empezaron a practicar juntos y recorrer los primeros 10 kilómetros, Benjamín creció mucho, tanto como para hacer los 97 kilómetros que separan a San Francisco de Villa Concepción del Tío, lugar al que fueron el pasado 8 de diciembre para visitar el Santuario de Inmaculada Concepción.

En su primer día, Benjamín se subió a la bici con mamá y empezaron a hacer los primeros metros juntos. Despacio, con constancia, cuidado y ganas; recorrieron unos diez kilómetros. Y el resultado fue maravilloso porque Benjamín fue un niño feliz. “Tuvo un poco de miedo al principio pero a medida que íbamos avanzando, empezó a observar y prestar atención a los detalles“, contó Rubén.

El gran desafío

El sueño este año era llegar hasta la Villa (Concepción del Tío) de hacer los 97 kilómetros de San Francisco hasta allá. Queríamos salir con Benjamín de acá y en Colonia Marina subirlo a la camioneta donde iba mi hermano como soporte, en ningún momento dijo de subirse o que estaba cansado y se hizo casi los 97 kilómetros sin quejarse, llegó re bien“, explicó su mamá Mariela.

Con la fuerza y el estímulo de la práctica deportiva siguió el trayecto y así llegaron a la meta cumpliendo otra promesa, aunque no será la última porque como familia siempre tienen objetivos nuevos. “Nosotros además de hacer deporte con nuestro hijo queremos como meta lograr que él se largue solo. Él tiene problemas en la motricidad fina y probamos con dos bicis donde no podía, por eso decidimos comprar el modelo tándem. Nuestro sueño es que lo haga solito, sé que Benjamín va a poder lograrlo”, finalizó su mamá que junto a Rubén son miembros de la agrupación “TGD Padres TEA San Francisco”.

FUENTE: SER ARGENTINO

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