La animación es un espacio maravilloso para plasmar ideas de manera que lleguen al corazón de los que nos ponemos delante de la pantalla. Pixar, en su cometido de contar historias y de llevarnos de viaje a lugares más complejos y, a la vez, comunes, lanzó esta joya realizada con toda la delicadeza posible. Hablamos de Float.
Bobby Rubio es el director de este cortometraje y quien plasma su propia historia junto a su hijo, al darse cuenta que su el pequeño es diferente al resto porque puede volar. Este corto hace referencia a la capacidad de volar, como cualquier situación que haga diferente a una persona, desde el déficit de atención u otra diferencia que exista y la importancia de que el resto de nosotros desarrollemos empatía al momento de relacionarnos. En el video, veremos cómo Bobby nos cuenta que su hijo creció con autismo y exploramos su visión como padre para empatizar con él en todo momento.
“Mi esposa vio que no estaba asimilando bien el diagnóstico de autismo de mi hijo y me preguntó:» ¿Por qué no cuentas tu historia?“, dijo Bobby Rubio . Nunca el consejo ha sido más providencial y útil que esto. Gracias a este trabajo podremos mudarnos de piel e intentar sentir lo que millones de familias en el mundo experimentan. “Un padre descubre que su hijo flota, algo que le hace ser distinto de los niños que le rodean. Sin embargo, el padre hace todo lo posible por disimular la extraña habilidad de su hijo, hasta que un día, de forma inevitable, la verdad sale a la luz. Es entonces cuando el padre se ve obligado a tomar una decisión: renegar de él o aceptarlo tal y como es”.
Un canto a la empatía, a la aceptación y sobre todo a la vida. Porque no hay altura que no se pueda alcanzar con el amor infinito de un padre a un hijo.
FUENTE: CULTURA INQUIETA