Wenceslao Escalante es una localidad del sudeste cordobés a 280 km de la Ciudad de Córdoba. Allí, la Escuela María Carolina Garrone de Martoccia es la única primaria del pueblo y tiene una comunidad de 120 alumnos, de los cuales en la actualidad seis son alumnos con distintas discapacidades que asisten en su mayoría con una docente integradora.
En esta institución, el año pasado, los alumnos de quinto grado, a cargo de la seño Patricia Lucero llevaron a cabo un proyecto, a través del cual se propusieron investigar y desarrollar un espacio para sus compañeros con discapacidad. Así surgió lo que hoy llaman “Espacio I”.
A los niños se les propuso observar cómo se desarrollaban los recreos en la escuela, cómo se sentían los chicos, si todos estaban cómodos, integrados. Los alumnos tomaron fotos y videos y en el análisis que llevaron a cabo en el aula, junto a su seño, llegaron a la conclusión de que había chicos que no jugaban, otros que no podían comunicarse a través de la palabra, que había unos en grupo y otros solos.
A partir de esto, los chicos comprendieron que había algunos compañeros con discapacidad que, a pesar de sus dificultades iban a la escuela. Fue entonces que comenzó una segunda etapa, donde convocaron a profesionales y psicólogos que dieran charlas y quienes explicaron el marco normativo actual que indica que pese a las discapacidades los chicos pueden estar integrados en escuelas comunes.
Los alumnos de primaria idearon un espacio para contener a los alumnos con discapacidad del colegio
También se reunieron con cada una de las DAI (Docentes de Apoyo a la Inclusión) que acompañan a sus compañeros para conocer de ellos, qué cosas necesitan, cómo se pueden comunicar. “Eso sirvió a docentes y a los chicos”, afirma Patricia.
A partir de eso se pusieron a pensar qué hacer para favorecer su estancia en la escuela, porque había dos o tres chicos que en horas de clase necesitaban salir del aula acompañados por sus DAI y daban vueltas.
Fue entonces que alumnos y docentes pensaron en un espacio alternativo y surgió la idea del Espacio I. Los chicos del grado investigaron qué cosas, objetos y materiales favorecen el desarrollo cognitivo y sensorial en los chicos con discapacidad, a nivel general y así imaginaron un espacio con diferentes elementos.
Del espacio ahora disfrutan no sólo los chicos con discapacidad sino todo el colegio
Presentaron el proyecto a la dirección y luego a empresas locales y a la municipalidad para conseguir algún tipo de colaboración para llevarlo a cabo.
“Los juguetes los elaboraron los chicos con materiales reciclados y se hizo una pequeña investigación de cómo elaborarlos para que tengan desarrollo sensorial”, describió Patricia. Sin embargo, faltaban algunos pocos elementos como alfombras de goma, parlantes, una estantería y un banner que identificara el espacio y eso lo consiguieron gracias a las empresas del pueblo que colaboraron en la compra de estas cosas.
El espacio ya tiene un mes y medio y lo usan todos los chicos de la escuela, tiene juguetes, equipos de música, peluches y varias cosas más.
Para la creación del espacio los alumnos de sexto grado, investigaron y consultaron a psicólogos y a las DAI, las Docentes de Apoyo a la Inclusión
“El Espacio I surgió a partir de pensar para qué queríamos que fuera este espacio y en una charla surgió que es un espacio era para desarrollar la inteligencia, que sea interesante e interactivo y por eso esa letra I”, resumió Patricia.
Hoy sus alumnos ya cursan sexto grado y comentan con entusiasmo lo que lograron con este proyecto, que los invitó a mirarse unos a otros, a empatizar y a comprender otras realidades, pero sobre todo entender que todos tienen los mismos derechos.
El “Espacio I”, se volvió un rincón en el colegio del que pueden disfrutar todos, chicos con y sin discapacidad, un lugar en el que todos pueden aportar y encontrarse, pero sobre todo que busca contemplar las necesidades que fomentan una mejor convivencia.
