El film de la compañía de teatro para personas con Síndrome de Down, se consagró como mejor película

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La distinción la obtuvo en el XIII Festival Internacional de Cine sobre la Discapacidad de Collado Villalba, en Madrid.

Juan Laso, director de la flamante película campeona y profesor de actuación del elenco teatral, giran en torno a las máscaras que simbolizan al teatro: la felicidad por ese premio lo invade y alienta a seguir por el camino correcto, pero lamenta el haber compartido la noticia más importante para el grupo a través de una reunión de Zoom cuando lo que más deseaba era abrazarlos.

“Estaba en casa, sonó el teléfono y me comunicaron que nuestra película Escuelita del Amor había ganado como Mejor Película del Festival Internacional de Cine sobre la Discapacidad de Collado Villalba del que participaron más de 150 proyectos entre películas, documentales y animación. Solo atiné a decir: ¡Guau! ¡Qué bueno!… Y colgué”, comenta Juan Laso, escritor y director del film. Se desempeña como profesor de actuación en la compañía de teatro Sin drama, en la cual funciona el taller Sin drama de down en el que crearon la película. 

Desde su fundación hace 13 años, la compañía integrada por quince actores y actrices de entre 30 y 60 años produjo obras de teatro, video clips musicales y divertidas improvisaciones por zoom durante los meses de cuarentena. Para este año esperan estrenar Buena educación, otro largometraje que fue filmado en la Escuela Rural N° 6 “Perito Moreno”, en Ezeiza.

“Yo quería lograr una doble integración: brindar a las personas con síndrome de down un espacio de desarrollo que contribuya a su bienestar psicofísico, darle herramientas de integración en la sociedad y formarlos en el noble oficio de actor y actriz. Y, por otro lado, acercar al espectador a una nueva forma de expresión y conectarlo con el síndrome y la discapacidad desde un lugar amplio y real”, cuenta Laso en diálogo con Infobae sobre los orígenes del taller que dio vida al film ganador del Festival. 

Aún conmovido por el máximo galardón recibido, explica que esa primera película trata de una forma de ver el mundo y no solo desde la visión de una persona “porque todos son diferentes, pero hay un lenguaje común que se va notando”.

“Lo que más satisfacción me da es escuchar al público cuando comentan lo que ven, en el teatro, por ejemplo. Una vez alguien dijo: ‘Por la manera en que improvisan me olvidé que tenían Síndrome de Down’... Y eso me hizo dar cuenta de que cada uno de ellos, que ya son familia, trasciende esa característica y el espectador se entrega a un método artístico, y se deja llevar por la trama y por la capacidad actoral; eso es lo que levanta todas las barreras. Es emocionante ver al público cuando estalla de risa o cuando llora conmovido, y más hermoso es verles las caras cuando todo un teatro los aplaude de pie”, concluye.

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