Oriunda de Médanos, un pequeño pueblo entrerriano de 600 habitantes, Trinidad Cóppola se sumó al incipiente cuerpo de bomberos tras un incendio voraz. Ya está en Francia preparándose para la competencia internacional.
“Yo creo que los límites nos los ponemos nosotros”. Con esa frase sintetiza Trinidad su fuerza y empuje para conseguir lo que quiere. Con 21 años, Trinidad Cóppola, ciega de nacimiento, es atleta, estudia en el profesorado de educación física y desde principios de año es integrante del flamante cuerpo de bomberos voluntarios de Médanos, un pueblo rural de 600 habitantes en el departamento Islas de Ibicuy, Entre Ríos.
“Trini”, como refieren a ella su madre Evangelina y todo Médanos, viajó este domingo hacia París, Francia, donde competirá en el Mundial de Paratletismo tras una preparación que incluyó viajes constantes al Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD), que conjuga con sus estudios diarios en Gualeguay, donde vive sola desde los 16 años. “Estas semanas estuve entrenando en el CeNARD, pero si no vivo de lunes a viernes en Gualeguay y los fines de semana vuelvo a Médanos, aunque a veces también viajo por las capacitaciones en el cuerpo de bomberos”, narra Trinidad a Cadena 3 Rosario.
“He tenido más torneos internacionales. Estuve participando en Brasil, Perú, Suiza y este es mi primer Mundial de mayores”, cuenta con evidente alegría pero también tranquilidad la joven que representará al país junto a una delegación de veintiún personas que viajan hacia tierra francesa.
El sueño de ser bombera (“la primera no vidente del país”, dice con orgullo Fátima Nores, directora de la escuela de Médanos y una de las impulsoras del cuartel del pueblo) se dio a principios de año. El 16 de enero, en un incendio feroz en medio de la gran sequía que atravesó el país, Médanos y toda la región quedó cruzada por el fuego, dependiendo de las dotaciones de ciudades como Gualeguay y Ceibas, a 42 y 25 kilómetros respectivamente, y con la gente del pueblo ayudando como podía. Ahí empezó a gestarse el cuartel propio y la idea de Trini de sumarse.
“Cuando terminó el incendio empezamos a conversar con el jefe de bomberos de Ceibas, Marcelo Paredes, y le digo, ‘bueno Marcelo, este es el momento de empezar y de que nos enseñen porque si llegan en 20, 30 minutos, por más que vengan 40, una casa se te prende fuego y no te queda nada, ¿viste?”, cuenta Fátima, una de las diez mujeres miembro del cuartel en Médanos. En el cuartel son mayoría de mujeres, con apenas tres hombres. “Empezamos todas las semanas a tomar clases y Trini nos pidió si la dejábamos ingresar a la capacitación de aspirantes y Marcelo le dijo que sí, que cómo no”, rememora.
“‘¿Será que podré ser bombera, me dejarán?”, recuerda Trinidad sobre esos días. “Me animé cuando terminó la reunión, les pregunté y la verdad que ellos sin respirar me dijeron que sí, así que me abrieron una puerta muy grande en mi vida también así como en algún momento lo hizo el deporte. Ahora ser parte del cuerpo activo de bomberos también es algo muy importante para mí”, sostiene en la charla previa al vuelo hacia Francia.
Desde el arranque Trini fue clara: nada de trabajos administrativos. Su intención es, llegado el caso de un trabajo, ir al campo como cualquier otro miembro del cuerpo. “Yo aprendo todo a través del movimiento. Por ejemplo el RCP, las maniobras y demás, me las hacen a mí, entonces yo con la percepción que tengo de sentirlo con mi cuerpo, percibo y luego le hago a mis compañeros y ellos me dicen si están bien los movimientos o me lo van corrigiendo, así que está buenísimo”, agrega sobre la capacitación que sigue manteniendo a diario.
¿Cómo lo logra? “Quizás por ahí también tengo los otros sentidos más desarrollados, como el oído, el olfato, el tacto, entonces eso nos ayuda muchísimo. Es todo un sueño para mí porque yo en mi vida nunca me imaginé que podía ser bombera y bueno, hoy lo estoy viviendo y por eso lo disfruto. Sabés que vos siendo bombero podés salvar vidas y siempre dar una mano al que nos necesita.”, se entusiasma Trini.
Autosuficiencia puede ser una palabra para definir a esta joven que, como dice ella misma, siempre va por más. “Hay que superarnos cada día e ir por más. Pelear por nuestros objetivos y metas que, aunque a veces están lejos, cuando menos te acordás están al lado tuyo: así que es eso, pelearla”, dice con el mismo empuje que muestra desde sus dieciséis años cuando fue a estudiar sola a Gualeguay, pero siempre con una familia apoyando y un pueblo animando.
“Me costó un poco porque no estaba acostumbrada a la ciudad y creo que no me voy a acostumbrar nunca -reflexiona sobre esos días. Lo que más me costó, o lo que quizás más miedo tenía era cambiarme de escuela. Pero después otros miedos no tenía porque ya sabía hacer muchas cosas, manejaba el tema de la casa, tengo a mi mamá que siempre me enseñó a cocinar, lavar, todas esas cosas. Siempre me hizo muy independiente”.
Buscado o no, sabe que puede ser un espejo y referencia para muchos jóvenes desde el deporte y sus ganas de ayudar en su rol de bombera. “Trini es un ejemplo, aunque a veces la tenemos tan incorporada en el pueblo que mucha gente no se da cuenta de todo eso. Nosotros particularmente la queremos muchísimo y es un honor tener a la primera bombera no-vidente del país”, se enorgullece Fátima.
“Los límites los ponemos nosotros. Siempre tenemos que ir por más y pelear por nuestros objetivos y metas, y también saber que te van a surgir cosas inesperadas, como por ejemplo a mí que me surgió esto de ser bombera. Tenemos que darnos esas oportunidades porque quizás ese sea nuestro lugar donde estemos bien y nos sintamos bien también. Hay que superarnos cada día e ir por más y pelear por nuestros objetivos”, concluye Trinidad con el próximo objetivo en vista: el Mundial.
FUENTE DIVERSIDAD