Enfrentando el miedo a envejecer

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Gonzalo Abramovich, consultor en gerontología, explica cómo sentirse pleno en la madurez: “Se trata de combatir a esta nueva pandemia, que no es la del COVID, sino la de la soledad no deseada”

TEXTO Y FOTO ALEXANDRA BARRETO

¿Qué hace una chica como yo, en una edad cómo esta? es el nombre del monólogo de humor que la actriz uruguaya Gabriela Acher presenta actualmente en un teatro de calle Corrientes. Sin duda una plataforma dirigida a diversas generaciones de edades de mujeres, mientras recorre con humor, estados de una vida en la que envejecer puede ser divertido y con empatía.

En estos últimos tiempos también se habla de la Generación 6.0, hombres y mujeres entre 70 y 90 años que no se encierran en sus hogares para tener una vida monótona, al contrario, disfrutan de clases de baile, gimnasia, yoga y todo tipo de actividades que permiten tener un universo social activo.

Lo que demuestra que la alegría no se pierde con el paso del tiempo, se acrecienta y se vive de una manera diferente.

Según la Organización Mundial de la Salud, en 2020 en América Latina habitaron alrededor de 200 millones de personas de más de 60 años. Se estima que para el 2050 el 22% de la población mundial será mayor de 60 años, cuando en la actualidad hay un 11%. En cuanto a la Argentina, según el censo 2012, la expectativa de vida de nuestra población es de 76 años, y los adultos mayores representan el 14,2% del total.

El licenciado Gonzalo Abramovich, autor del libro “La atención de los adultos mayores en la comunidad judía Argentina”, es un conocedor de todo lo relacionado con el mundo de la gerontología, la ciencia que se dedica a estudiar los diversos aspectos de la vejez y el envejecimiento de la población.

Es también director de la empresa Recursos Mayores, y trabajó en clubes de tercera edad, centros de día, clínicas, edificios asistidos, programas de cuidados domiciliarios, residencias para adultos mayores. En ese recorrido laboral aprendió a reconocer aspectos positivos y negativos con una mirada crítica y a la vez constructiva.

“Trabajo para que no se los discrimine y para que cuando sea anciano, viva en una sociedad más justa e inclusiva con los mayores”, sostiene.

¿Cómo se gesta la idea de crear Recursos Mayores?

Nació después de muchos años de trabajar con personas mayores en distinto tipo de organizaciones públicas y privadas, abarcando un espectro amplio de dispositivos de atención, tratamiento y socialización que van desde aquellos destinados a personas completamente auto validas hasta los que se ocupan de brindar asistencia a personas con alto grado de dependencia.

Recursos Mayores tuvo que ver con la idea de poner esa experiencia al servicio de aquellas personas mayores, familias u organizaciones que pueden necesitar asesoramiento gerontológico, supervisión, capacitación o diseño de programas según cada caso siempre teniendo como premisa mejorar la calidad de vida de las personas mayores.

Tiene mucha experiencia en diversos ámbitos, es un estudioso de la materia. ¿Qué lo inspiró a seguir este camino?

En mi caso fue un poco por casualidad, cuando era estudiante de psicología acompañé a mi padre, era director médico en una residencia para mayores, me gustaba mucho conversar con los residentes y ver el trabajo de los profesionales, eso motivó a especializarme y estudiar, para luego aplicar mis conocimientos en el hogar. Trabajé haciendo recreación, cuando me recibí hice mis primeros pasos como psicólogo.

Me inspiraron buenos maestros, como el mítico profesor titular de la Cátedra de Tercera Edad y Vejez de la Facultad de Psicología de la UBA, Leopoldo Salvarezza, a su vez había sido discípulo y amigo de uno de los pioneros de la geronto psiquiatría y referente a nivel mundial el Dr. Mario Strejilevich, con quien mi padre también se  formó.

Polo Salvarezza solía decir a sus alumnos que se dedicaba a atender “viejos”, dicho sin forma despectiva, todo lo contrario, quería revalorizar esa palabra, en defensa propia. Sin duda ese discurso era inspirador. Con el tiempo puede ingresar a su cátedra, con un camino en la docencia que me llevó a ser profesor en gerontología en varias universidades.

Tener hábitos enriquecedores, ayudan a mejorar la calidad de vida

¿Cómo ve la situación de adultos mayores en Argentina?

Creo que en muchos aspectos es buena, sobre todo si la comparamos con la de otros países de la región. Tenemos mucho que mejorar en el plano económico, en el poder adquisitivo de las jubilaciones, pero por otro lado el país lideró el movimiento en defensa de las personas mayores a nivel regional y fue un actor fundamental para la sanción de la Convención Interamericana por los Derechos de las Personas Mayores a la adhirieron muchos países.

Además, tenemos muy buenos profesionales geriatras y gerontólogos, y una institución como PAMI que brinda atención socio sanitaria a más de 4 millones de afiliados. Se creó hace 50 años, con sus virtudes y defectos, es un modelo a seguir que inspiró a otras grandes organizaciones dedicadas a la atención de los mayores como el IMSERSO en España, y quienes trabajan siempre están manteniendo y mejorando su calidad de prestación.

¿Por qué algunos sectores de la sociedad consideran viejos a personas que tienen más de 60?

Lo primero que tenemos que decir es que no tiene nada de malo ser viejo, sobre todo cuando tenemos muchos ejemplos de personas mayores que viven su vejez de manera activa y saludable. El prejuicio se denomina viejismo o edadismo, y es el sentimiento irracional de rechazo a las personas que han alcanzado cierta edad.

Si una persona viejista tiene la suerte de vivir muchos años será víctima del prejuicio de otros viejistas al llegar a esa edad. Por eso es vital que desde temprana edad nos acostumbremos a educar a los jóvenes para que respeten a las personas mayores y se reconozcan en ellos, en el viejo que alguna vez todos seremos y descubran los aspectos positivos de esta etapa de la vida.

¿Cuáles son los cambios en la vida de adultos mayores?

El mundo vive lo que algunos autores denominan la “revolución de la longevidad”. Es natural que hoy las personas alcancen la edad de 80 años y más. Es decir que al llegar a la edad jubilatoria tenemos por delante 15, 20 o más años de vida, por eso es tan importante tener proyectos, mantenerse activo y saludable.

Esta idea está muy presente en la sociedad; cada vez más personas se preparan, se cuidan desde la mediana edad con dieta, ejercicio y hábitos saludables para llegar lo mejor posible.

Además, existe lo que se conoce como “silver market” o el mercado de los plateados/as, los que peinan canas, que son un sector muy importante de la sociedad, en buena medida cuenta con buen poder adquisitivo y al que las empresas no han prestado mucha atención hasta el momento, pero en los países desarrollados los llamados “Baby Boomers”, nacidos entre la década del 40 y del 50 son considerado un sector muy importante del mercado del consumo y a ello se dirigen muchas campañas. De allí que vemos modelos de más de 60 en casas de moda o publicidades de bancos que quieren captar a este grupo como sus clientes.

También vemos que en las empresas se está revalorizando la experiencia y desean empleados sénior en sus plantillas. No obstante, todavía hay mucha discriminación por edad en ese sector.

Es importante hacer actividad física en la tercera edad para tener una buena salud

Hace poco se llevó la ceremonia de la entrega del Premio Bienal que organiza la Fundación Navarro Viola, ¿Cómo lo vivió?

La Fundación Navarro Viola organiza un Premio Bienal para estimular el desarrollo de proyectos y programas destinados a mejorar la calidad de vida de las personas mayores y este año el tema fue el del combate de la soledad no deseada en personas mayores. Acompañamos la presentación del proyecto “Contá Conmigo”, desarrollado por voluntarios y profesionales de la Comunidad AMIJAI para paliar los efectos de la pandemia de COVID-19, que a lo largo del 2020 afectó especialmente a personas mayores que vivían solas y permanecieron aisladas. Ese proyecto fue uno de los tres finalistas que ganaron el premio de FNV. Estamos muy contentos y orgullosos al sumarnos al equipo de AMIJAI; trabajamos para el re lanzamiento de la propuesta que además de voluntarios jóvenes se propone capacitar a voluntarios mayores para que asistan a otros mayores que se sienten solos. De alguna manera se trata de combatir a esta nueva pandemia, que ya no es la del COVID sino la de la soledad no deseada.

Atravesar la soledad no es fácil para cualquier generación y la tercera edad se vio más vulnerable en pandemia.

Creo que los adultos mayores demostraron una gran fortaleza  durante este tiempo En general fueron un sector de la población que cumplió de manera muy responsable con el aislamiento preventivo y obligatorio, también a la hora de participar de las campañas de vacunación.

No poder estar o abrazar a sus seres queridos, pero como un aspecto positivo, hay dos ejemplos como el del uso de las redes sociales y la tecnología. Muchos se animaron a usar computadoras y celulares para comunicarse con amigos y familiares. Otro ejemplo para destacar es el de la reacción de las personas mayores a la iniciativa de que tuvieran que aislarse en sus casas sin poder salir (lo que por suerte fue rápidamente descartado por las autoridades de la ciudad) pero creo que es valioso que los mayores actuaran como un colectivo para defender lo que sintieron como una vulneración de sus derechos y una suerte de tutelaje por parte de las autoridades. No hizo falta que fuera impuesto para que pudieran auto cuidarse.

La soledad es uno de los temas recurrentes en la etapa de la vejez

Hay un sector que todavía no se anima a dominar el uso de  tecnología.

Hay mucho de mito en esto;  gran cantidad de personas mayores no tienen a su alcance los recursos tecnológicos por su alto costo o de los servicios de internet. Existen investigaciones que demuestran que las personas no pierden la capacidad de aprendizaje con la edad. Puede llevarles un poco más de tiempo y pueden que se necesiten adaptaciones como el tamaño de las letras o las pantallas, pero al final se obtienen muy buenos resultados. Además, es normal sentir un poco de temor a lo que no conocemos, pero eso no depende de la edad.

 Efraín Wachs, atleta argentino  en el 2015 se dedicó al atletismo con sus 96 años. ¿Querer es poder?

Querer es el primer paso, después hay que tener constancia. Siempre es más fácil cuando hacemos una actividad que nos dé placer. Conocí a Efraín y era un verdadero ejemplo de que se puede practicar deporte a edades avanzadas. Otro caso digno de destacar era el de Isidoro Suler, un señor que en 2019 tenía 86 años y concurría al centro de día para adultos mayores de la AMIA.  Trabajó, duramente toda su vida en el oficio de zapatero y comenzó a correr alrededor de los 40 años distancia de 100, 200 metros. Entrenaba todos los días en una plaza, siempre ganaba medallas. Fue nuestro campeón, encontró en el deporte y a una edad avanzada una fuente de reconocimiento, además de una salud y estado físico admirable.

A cierta edad el deporte puede ser el fútbol o correr, con el paso de los años si no podemos hacerlo se convertirá en caminata o nadar pero lo importante es seguir siempre en movimiento.

Otro caso es el de Elisa Forti, argentina que empezó a correr a los 82 años y se propuso ir al Aconcagua.

Conozco el caso y nos demostró que la edad no limita, pero no quisiera que el mensaje sea que uno debe escalar montañas a los 80, porque termina siendo contraproducente, la idea es moverse, caminar, bailar, nadar, practicar yoga, cualquier actividad física que dé placer y los beneficios tanto físicos como mentales vienen por añadidura.

¿La vejez es un estado mental?

Es una etapa más de la vida, posiblemente una de las más importantes porque es la última. No es sólo un estado mental, abarca aspectos psico bio-sociales en los que se pone en juego la mente, el cuerpo y la relación con los demás. Sabemos que con el paso del tiempo declinan algunas funciones biológicas, pero afortunadamente se pueden compensar pérdidas con ganancias.

Por lo pronto sería bueno decir que recientes investigaciones han demostrado que a lo largo del curso de vida de las personas las etapas más felices de la vida de las personas se dan alrededor de los 20 años, luego va declinando y vuelve la sensación de felicidad a partir de los 60 años.

Esto tiene que ver con que a esa edad ya se han criado a los hijos y ciertas presiones propias de la mediana edad dan paso a la posibilidad de tener más tiempo para dedicarle a proyectos postergados y también con una mayor aceptación de uno mismo. De modo que se vuelve prometedor llegar a viejo, ¿no?

Tuvo una gran labor como Director de Adultos Mayores de la AMIA

Fui convocado para la puesta en marcha del Centro Integral para Adultos Mayores en el año 2007 y luego me ofrecieron dirigirlo, trabajé por casi 13 años.

Fue una de las más lindas experiencias en mi carrera profesional en la que junto a un gran equipo de profesionales y voluntarios creamos un centro de día modelo, creció hasta llegar a contar con más de 500 concurrentes, considerado modelo en su tipo, con decenas de actividades, servicios integrados sociales y de salud, capacitaciones, cursos de formación de cuidadores y servicios de cuidados domiciliarios, comedor propio, viandas a domicilio, servicios de transporte y que funciona como centro de prácticas y pasantías para estudiantes de las carreras de psicología, terapia ocupacional, servicios sociales, entre otros.

Una etapa muy prolífica en la que presentamos  experiencias en congresos y jornadas, con el apoyo de la institución, publiqué   un libro sobre la Atención de los Adultos Mayores en la Comunidad Judía Argentina, de editorial Mila que presentamos en la Feria del Libro en 2012.

El temor a envejecer, ¿de qué manera desmitifica este paradigma?

La vejez despierta desconcierto ya que es la etapa de la vida de la que probablemente menos conocemos.  Nosotros a través de programas de sensibilización ayudamos a desmitificar a la vejez y los prejuicios, sean positivos o negativos, entendiendo que vejez no es sinónimo de enfermedad, los viejos no son como los chicos, que el paso de los años no trae necesariamente sabiduría, que la sexualidad y el deseo nos acompañan a lo largo de toda la vida, que no hay una sola forma de envejecer y parafraseando a la escritora y filosofa  Simone de Beauvoir, para que la vejez tenga sentido hay que tener proyectos, deseos, mantener viva la pasión sin volvernos sobre nosotros mismos y relacionarnos con los demás a través del amor, la solidaridad y la compasión.

Se habla de la nueva cuarta edad,  personas de más de 80 años, algunos, dependen de cuidadores que requieren una amplia preparación

La mayoría de las personas llegan a una edad avanzada en buena forma; se maneja de manera independiente y autónoma, pero a partir de los 75 años un porcentaje de la población se vuelve frágil y a medida que la edad avanza después de los 80 años el porcentaje de personas dependientes aumenta.

Lo recomendable es que los cuidadores estén bien formados y capacitados, lo que denominamos profesionalización del cuidador.

En nuestro país existen muy buenos cursos, es importante que las familias tomen conciencia a la hora de elegir e indagar, respecto de su experiencia y formación.

La familia ocupándose de sus progenitores, llega la decisión de un geriátrico, ¿es una medida que debe aplicarse en todos los casos?

Derribemos otro mito, menos del 2 % del total de la población de personas mayores está alojada en residencias de larga estadía.

Esta es la última instancia, un excelente recurso para aquellas personas con alto grado de dependencia que requieren cuidados y apoyos prácticamente las 24 horas del día.

Pero la premisa debe ser tratar de que nuestros mayores envejezcan en casa mientras sea posible y en una residencia de larga estadía, sólo cuando sea necesario.

Entre ambas alternativas existen opciones intermedias como los centros de día, los cuidados domiciliarios, las viviendas compartidas, etc.

¿Cúal es la fórmula para gozar de la vida a pesar del paso del tiempo?

Creo que el secreto para envejecer bien es prepararse con anticipación, cuidarse desde que uno es joven y disfrutar en lo posible cada una de las etapas. Es algo que aprendí trabajando con personas mayores. Quien fue alguna vez a un baile o a una excursión con un centro de jubilados sabe a lo que me refiero, es posible que cuando el tiempo se acorta, aprendemos a gozar al máximo las cosas. Posiblemente ese sea el secreto mejor guardado de nuestra profesión: “Lo bien que la pasamos trabajando con los viejos”.

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