En su infancia pedía comida, ahora tiene una panadería y ayuda a los jubilados

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Luis tiene su comercio en La Plata y le vende a los abuelos la mercadería a mitad de precio. “Grillo” devuelve el amor que recibió a través de la solidaridad.

 “Todo lo que das la vida se encarga de regresártelo”. Esa frase la comprobé mil veces a lo largo de mi carrera periodistica y está ves el panadero Grillo, de La Plata, me lo volvió a demostrar.

Grillo tiene 49 años y es el dueño la panadería a la que entró a pedir pan para su familia a los 12 años. En aquella época Grillo recorría la ciudad con un carro y pedía comida para sus 14 hermanos que comían, cuando podían, una vez al día.

Aquel panadero no solo le dio pan, también le dio trabajo y un oficio y Luis no se fue más. Cuando aquel panadero se jubiló le vendió la panadería. Hoy “Grillo” le devuelve a la vida el amor que recibió y le vende el pan y las galletas a los jubilados a la mitad de precio. No gana dinero, gana amor y eso lo paga todo.

Se trata de la “Panadería Grillo” ubicada en la esquina de 2 y 65 de La Plata. Los abuelos llegan desde toda la ciudad y no paran de agradecerle

Una panadería de La Plata le hace descuento a los jubialdos. (Foto: Telenoche).

“Donamos pan porque yo vengo de la calle y se lo que es no tenerlo. Cuando vienen los abuelos a comprar, y están con los pesos justos, a veces no les alcanza. Por eso, decidimos aportar nuestro granito de arena y les hacemos descuentos”, contó el hombre.

Pan y las galletas están a mitad de precio para los jubilados, es decir, el kilo de pan está $400 y Grillo les vende dos kilos por $500, lo mismo con las galletas. Todos los días de 07:00 a 21:00, son 36 personas las que trabajan continuamente para ayudar a los abuelos. “Lo que tenemos que entender, es que no siempre se gana. A veces se pierde y en esto se invierte, hay que tener corazón“, confesó.

En cuanto a la reacción de los abuelos, “Grillo” contó que están chochos, los felicitan y los recomiendan a otra gente. Por ende, “todos los días tenemos clientes nuevos”.

A la noche cuando cierra la cola es larga esperando lo que no se vendió. “Acá no se vende pan rallado”, dijo orgulloso. “Lo que no se vende se da, o los que hacen cola o a los comedores, a los colegios o al que lo necesite”.

Al ver la nota en Mediodía Noticias un abuelo se recorrió en bicicleta media ciudad para conocerlo. Tardó cerca de dos horas y cuando llegó abrazó a “Grillo” y le dijo: “No sé por qué haces esto, pero no te imaginás lo que significa para mí, gente como vos le das sentido a la vida”.

Con esa frase “Grillo” ya tiene la paga del día. Mañana verá como abona los sueldos y los impuestos pero confía que algo va a pasar y va a poder seguir adelante. Tiene el alma llena, y eso no tiene precio.


FUENTE: TN

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