Hoy, 50 años después de la primera conferencia mundial donde se abordó la problemática del cuidado del medio ambiente, el mundo se encuentra aún en graves problemas.
Según señala la directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen, las tres crisis planetarias que amenazan nuestro futuro son: el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, y la contaminación y los desechos.
Si bien mucho se ha avanzado desde que la preocupación sobre el cuidado de nuestro planeta se incorporó a la agenda mundial de los Estados, mucho también es lo que queda por hacer.
Es importante que sepamos que el derecho a un medio ambiente sano es un derecho humano. Así fue declarado por el Consejo de Derechos Humanos el 8 de octubre de 2021.
La resolución aprobada sostiene que todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo.
Hay entonces una obligación de los Estados de cuidarlo y garantizarnos la mejor calidad de vida, pero hay también una responsabilidad que nos es delegada en todos nosotros y que es la de cuidar lo que nos es dado y darlo mejor aún a quienes nos continúan en el camino de la vida.
Cuando hablamos del medio ambiente no hablamos de cosas abstractas o difíciles de comprender, se trata del agua que bebemos, del aire que respiramos, de la tierra que cultivamos.
Pero también debemos de pensar en perspectiva de desarrollo humano por cuanto sabemos que el cuidado del medio ambiente favorece, sin dudas, nuestro progreso.
Tenemos una obligación: tomar debida conciencia que este mundo que habitamos es el único que tenemos, no tiene reemplazo, no hay otro. Por ello como señala Jane Goodall, la reconocida etóloga que fue nombrada mensajera de la paz de la ONU: “No se puede pasar un solo día sin tener un impacto en el mundo que nos rodea. Lo que hacemos marca la diferencia, y tenemos que decidir qué tipo de diferencia queremos hacer”.
Por Claudio Avruj
Director de Optimism