No hay camino para la paz. La paz es el camino enseñó Mahatma Gandhi en los tiempos más duros de su lucha por pacificar la India y sacarla del dominio británico que la asfixiaba. Esta frase es oportuna para rescatarla hoy una vez más, y nos alcanza a todos.
La ONU consagró esta fecha como el Día Internacional de la Convivencia en Paz. Sería hermoso ver a las principales plazas y calles del mundo colmadas de multitudes honrando este día. Escuchar y ver a todos los presidentes del mundo en un zoom o conferencia virtual clamando por el final de la guerra. Tendríamos que cansarnos de recibir en nuestras redes sociales mensajes y comunicados de las organizaciones de la sociedad civil y en especial de las que trabajan por los derechos humanos hablando del respeto y la convivencia pacífica. Pero no ocurrirá.
La invasión rusa a Ucrania, inexplicable e injustificada, despiadada y salvaje con sus crímenes de guerra avanza, continua.
Los datos son dramáticos. La crisis humanitaria sin precedente cuenta con más de 14.000.000 de desplazados y familias desgarradas; miles de civiles asesinados, niños, hombres, mujeres, ancianos; las vejaciones a las mujeres; y ciudades desgastadas. Todo este oscuro panorama se despliega ante nosotros sin que podamos dar crédito a la realidad. Estamos impotentes ante la demora e incapacidad del mundo democrático de ponerle fin.
La responsabilidad de evitar los conflictos incumbe a los hombres políticos y la de establecer una paz duradera, a los educadores nos enseña la celebre María Montesori, reconocida filósofa y humanista. Asumirnos como educadores y así garantes de la paz es el lugar que debemos tomar cada uno de nosotros: ser educadores para la paz.
Ello implica una decisión individual y social. Exige una manifiesta conducta que se haga pública en palabras y en gestos, que se palpa, se exprese y salga a la luz más allá del pensamiento individual. Debemos manifestarnos para que la violencia, la discriminación y la negación del otro no tenga lugar entre nosotros.
No se puede ser un mero expectador de los sucesos, debemos ser actores protagónicos.
Hablemos de paz. Nos hace mejores. Es necesario. Hay mucho por ganar en el encuentro y la convivencia pacífica e inclusiva.
Démosle en cada minuto de nuestras vidas una oportunidad a la paz.
Por Claudio Avruj
Director de Optimism