POR SEBASTIÁN SAAVEDRA
Nació en una aldea, fue el primero en su familia en llegar a la universidad, estudió en Oxford y habla siete idiomas. Conocé la particular historia de Mark Kent, el ex embajador británico en la Argentina que pasó a ser el nuevo director ejecutivo de la Asociación de Whisky Escocés.
-¿Cómo pasaste de ser embajador a director ejecutivo de la Scotch Whisky Association (SWA)? ¿Y en qué consta ese rol?
Luego de ser embajador tres veces en distintos países me encontraba en un punto de mi carrera en el que buscaba nuevos desafíos, y surgió la oportunidad de trabajar con la SWA. Durante mi proceso de candidatura hablé con mi antecesora Karen Betts, y ella me explicó que el rol de CEO de la SWA es muy parecido al trabajo de diplomático, pues eres como el embajador del whisky. En realidad, hay muchas cosas en común entre mi rol actual y mi trabajo anterior como embajador, pues representás a un producto de calidad y necesitas aplicar cualidades diplomáticas para negociar con las distintas partes interesadas, así como para influenciar y lograr consensos. Por otro lado, también tenemos los mismos desafíos globales en cuanto a innovación, sostenibilidad y cambio climático.
-¿Desde cuándo viene esa pasión por el whisky?
De joven no tomaba whisky, pero cuando empecé mi carrera diplomática tuve más conocimiento sobre el whisky y su importancia como producto icónico de Escocia. Es un producto muy promocionado por las embajadas del Reino Unido. Es así como hace varios años empecé a interesarme por el whisky y ahora soy un gran fanático. No me considero un experto, pero me apasiona y quiero seguir aprendiendo cada vez más. Ahora con mi trabajo tengo la oportunidad de visitar muchas destilerías y cada vez aprendo más sobre esta maravillosa industria.
-¿Cómo se origina la tradición del whisky en Escocia?
Los documentos oficiales indican que la primera producción de whisky fue en 1494 por la destilería Lindores Abbey, que ahora está produciendo otra vez su propio whisky. El whisky escocés tiene su propia tradición no sólo en cuanto a su producción, sino también en cuanto a su consumo entre los escoceses. Beber whisky es una ceremonia de amistad para charlar e intercambiar ideas. Desde hace mucho tiempo tiene su propio lugar entre los consumidores escoceses y ahora se ha posicionado a nivel internacional.
-¿Cuál es la diferencia que tiene el whisky escocés con los demás?
El whisky escocés sólo se produce en Escocia. Tenemos protección como indicación geográfica que es una garantía tanto para la industria como para los consumidores que tienen la certeza que están adquiriendo un producto de calidad. Sin embargo, hay que recalcar que hay buenos whiskies en todas partes del mundo y tenemos buenas relaciones con los productores de whisky en Irlanda, Canadá, Estados Unidos, Australia, entre otros. El whisky es una bebida especial en cuanto a su producción, destilación y maduración y hay un respeto mutuo entre los productores de whisky quienes tienen el mismo interés común de ofrecer un whisky de calidad en el mundo. Mis whiskies favoritos son los de Escocia.
-Tu historia incluye origen de bajos recursos, luego la posibilidad de estudiar en Oxford, y hacer una gran carrera profesional, ¿querés contarnos un poco de esa historia?
Nací en el campo, en un pueblo pequeño de Inglaterra. Mi padre era un pequeño agricultor y luego trabajó como camionero. La misma historia fue con mi abuelo. Fui la primera persona en mi familia que fue a la universidad, obtuve una beca para estudiar leyes en la universidad de Oxford, y aunque la expectativa de mi entorno no era ir a la universidad, mis profesores de la escuela fueron un gran apoyo para que iniciara mis estudios. Luego obtuve una beca en la universidad de Bruselas para estudiar una maestría en Derecho y Economía Europea, donde la pasé genial y conocí compañeros de diferentes lugares, como España y Portugal. Siempre me pareció interesante poder viajar y conocer otras culturas por lo que decidí dedicarme a la carrera diplomática. Empecé en Brasil, luego estuve en Bruselas en la representación de Reino Unido en la Unión Europea, estuve tres veces en América Latina y en dos países de Asia, Vietnam y Tailandia. Creo que la clave es que siempre tuve curiosidad por hacer cosas nuevas y diferentes.
-¿Querés dejarle algún mensaje a la gente que tiene un origen complicado, y piensa que no tiene oportunidades?
Les diría que siempre hay que tener confianza y nunca darse por vencido. Muchas veces el éxito viene gradualmente y hay que aprender tanto de los desafíos y los fracasos. Yo también fracasé varias veces en mi carrera profesional. La primera vez no ingresé a la carrera diplomática y me aceptaron en el segundo intento. Durante mi carrera profesional también tuve muchos retos y aprendí que gente que al final tiene éxito ha tenido que pasar por períodos de fracasos. Hay que tener mucha resiliencia y tener curiosidad por tu entorno y por la gente, hacer preguntas e intentar cosas nuevas. Si haces las mismas cosas siempre obtendrás los mismos resultados. Hay que procurar tener un espíritu divertido, disfrutar lo que uno hace y darle sentido de humor a la vida.