Dan Lande: contectando historias familiares a través de los viajes

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POR SEBASTIÁN SAAVEDRA

Si nos detuviésemos en el tecnicismo de la palabra viajero, estaríamos hablando de una persona que se desplaza entre dos lugares geográficos distintos. Con esa simpleza podríamos definir lo que hace Dan Lende. Pero no, él no hace solamente eso, es mucho más. Es un viajero que a través de sus travesías ha reconectado gente con sus orígenes, y ha logrado trascender el modo de tener una experiencia de reconstrucción personal de otras personas. Conocé todo sobre la ruta de las bobes, y la sandía viajera, en esta charla con Optimism.

-¿Cómo surge la primera idea de viajar a reconectarte con tu origen?
En una juntada familiar y por accidente. Rompí cinco platos de mi abuela que habían estado durante 70 años en la familia. Mis abuelos eran polacos sobrevivientes del Holocausto y llegaron a la Argentina después de una vida muy triste en Polonia y nunca volvieron a su país. Esa “tragedia familiar” de haber roto los platos, me llenó de culpa, ya que era uno de los pocos recuerdos que tenía de mi abuela. Estuve toda la noche sin dormir pensando cómo poder arreglarlo, y se me ocurrió la idea de viajar a los 4 pueblos de donde eran originarios mis abuelos, y llevar un pedazo de plato roto a cada uno de ellos. Escribí un mensaje en cada plato, y lo dejé como una placa conmemorativa. Al pasar los días comencé a pensar en no solamente limitarlo a mi familia, así que me ofrecí a que la gente me diga de dónde eran sus abuelos de Europa del este, y hacer viajes con los platos rotos de esas personas por siete países diferentes. Así nació la ruta de las bobes.

-Y antes de viajar ¿que hacías y en qué cambió tu vida hacerlo?
Ya llevaba tiempo de generar proyectos y contenidos en torno al mundo de los viajes, se puede decir que viajar me era normal. Lo que sí cambió en este trip es que aprendí y descubrí una nueva forma de viajar. El foco central del mismo dejó de ser los destinos, los museos, los lugares más icónicos, para pasar a ser el hilo conductor la historia que querían reconstruir las personas sobre sus abuelos. Me mandaban a pueblos totalmente perdidos con gente que yo no conozco, y trataba de reestructurar esa historia, mostrarles sus pueblos originarios, y yo lo volcaba en las redes. Todo lo que tenía que ver con los proyectos pasó a ser abordar los viajes desde un lugar distinto, salir del eje, y poner el viaje a disposición de los otros.

-¿Cómo definirías un buen viaje documental?
A mí me sirve para contar estas historias empezar a prestar atención a un montón de detalles que no tenían que ver con lo que quería contar. Detalles de la vida cotidiana, de la gente que no conocía y me recibían en esos lugares. Cosas que habitualmente no le prestaba atención, pero eso me ayudó a construir y llenar de historias de detalles sustanciales donde se puede mostrar un pueblo o una historia.

-¿Cómo preparas un nuevo viaje?
La idea funciona como disparador y a partir de eso se desarrolla. Pero gran parte el proyecto se termina de moldear cuando llevás la idea a la acción, y va tomando forma.

-¿Cuál es tu trabajo preferido de los realizados?
Soy el creador del proyecto fotográfico Mundo Sandia, “una vuelta al mundo con una sandía”, en el que tomé más de 5000 fotos de gente con sandías en 28 países. Pero cada viaje me fue aportando algo distinto, o una nueva instancia de madurez y descubrimientos. La sandía me ayudaba a acercarme a la gente de una manera original, fue novedoso y divertido meter una sandía en encuentros o vínculos fuera de contexto. Por otro lado, la ruta de las bobes me generó todo lo que tiene que ver con viajar con un propósito, encontrar un valor que trasciende el valor personal del viaje, y disfrutar el propósito que genera para otros. Pero de todos puedo, y aprendí a aprender.

-¿Cuál es el valor agregado?
Descubrí con esta forma de viajar a poner el foco en la creatividad en valores positivos. Y cuando empezás a viajar así sentií interés y otra devolución de la comunidad que me sigue. De hecho, empecé a construir una comunidad de gente dispuesta a apoyar y estar presente. Las redes convirtieron ésto en algo donde muchas de las cosas que se vieron en estos proyectos pasaron porque no viajo solo, sino que tengo un montón de gente que con su colaboración, hacen posible que esto pase.

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