Conocé la historia de Jonathan, el DJ que se reinventó tras quedar ciego

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Se trata de Jonathan Mazzeo, de 32 años quien, debido a su diabetes tipo 1, desarrolló una retinopatía y hace cinco años perdió totalmente la visión. 

Jonathan Mazzeo, más conocido en redes como @Blind_project_dj-, es un DJ de música electrónica que toca totalmente vendado, valiéndose de sus otros sentidos para dar shows que dejan a todos hipnotizados. 

Desde hace cinco Jonathan es no vidente. Perdió la visión debido a una retinopatía ocasionada por su diabetes tipo 1. “Tanto la ceguera como el diagnóstico a mis cuatro años lo viví con mucho dolor, y una carga”, le cuenta a Infobae desde su casa en Moron.

La adolescencia fue el periodo más duro de su enfermedad. “No me cuidaba como debía, consumía más azúcar que la indicada o peor, no me inyectaba la insulina prescrita. Eso me trajo varios problemas de salud”, dice con cierto arrepentimiento. A partir de los 18 años empezó a tener problemas en la vista. “No le di mucha importancia. Iba al médico y todo eso, pero quería que me afectara lo menos posible”. 

Fue así cómo el joven DJ comenzó a trazar su camino hacia la música: “Desde que tenía 15 años esperaba cumplir la mayoría de edad para ir a Niceto Club a escuchar a Carlos Ruiz, un referente de la música tecno”, recuerda. Pudo hacerlo, y la primera vez que pisó ese espacio quedó fascinado. “Me convenció que debía hacer eso toda mi vida”.

Una vez que abrazó su vocación, decidió formarse. “No tenía plata, porque vengo de una familia de bajos recursos. Así que hice algunas changas y me inscribí en el curso de Ruiz. A la tercera clase me invitó a que le montara un set para uno de sus shows”. Con el tiempo se compró algunos equipos y comenzó a hacer presentaciones en distintos boliches del país con buena recepción del público.

El 10 de agosto de 2015 se despertó con un dolor intenso en el ojo derecho. Del izquierdo hacia rato que había perdido la visión. “Me senté en la punta de la cama, y vi una mancha roja, era sangre. Desesperado fui a una guardia, y me dijeron que había sufrido un desprendimiento de retina. De todos modos, siempre guardaba algo de esperanza…”

“Escuchar a los médicos decirme todo eso fue un baldazo de agua fría, tuve miedo y bronca. Inicie el tratamiento de cinco meses, pero en diciembre perdí la visión total. Lo recuerdo como si fuera hoy: de golpe vi todo negro”, relata.

Ese fue un momento de shock para toda la familia Mazzeo. Pero Jonathan se planteó salir adelante: “Pensé que tenía dos caminos: tirarme a morir, que siendo diabético es muy fácil o salir a adquirir nuevas herramientas para tener autonomía. Por suerte fui por la segunda opción. Me anoté en una escuela para no videntes, donde me enseñaron desde computación hasta atarme los cordones y, claro, a llevar el bastón. En un año y medio me recibí”, recuerda.

“Fue muy lindo volver a ponerme los auriculares, sentir los botones, las perillas entre los dedos… para mi sorpresa me salió de manera natural”, dice y recuerda como “tímidamente me presenté a tocar primero para amigos, y después en presentaciones más grandes. Percibí que no había perdido la magia”.

Jonathan ya no es el mismo DJ de antes, ahora es mejor porque agudizó el sentido del tacto y el oído. “Ahora salgo a tocar con los ojos vendados, y la gente queda fascinada. Es muy gratificante sentir esa energía”.

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