Analía Pasantino está casada con Silvia, es abogada y ambas luchan por la igualdad de género.
Analía nació mucho antes incluso de tener ese nombre y su propio DNI. Aún antes de vestir uniforme y de que su apellido fuera el título de un expediente histórico de la Policía Federal, en el que la fuerza se vio obligada a cambiar sus estrictos reglamentos y reconocer e incluir a las personas trans en sus filas.
La Pasantino, que hoy tiene 54 años, lleva 5 con nueva ficha en la Federal. En 2008 empezó la transición formal, puertas afuera de su casa, cuando todavía ni soñábamos con la Ley de Identidad de Género.
“Nuestra educación no nos permitía entender lo que pasaba, uno lo tomaba como un fetiche, o un gusto raro. Te pensabas que eras la única en el mundo, no había discusión. Lo único que se sabía de la transexualidad era que estaba asociada con la marginalidad”, dice Analía al recordar sus épocas de doble vida, y agrega: “Lo terminas viviendo como un karma, esa misma situación en algún momento te empuja a decir basta, hasta acá llegue”.
Fue aquel verano de 2008 su punto de quiebre. “Después de pasar el verano entero como Analía no quise volver a esconderme y tomé la decisión”, cuenta. El entonces oficial inspector Pasantino se presentó a sus jefes y les dijo que en realidad era ella, que la reconocieran como tal. Váyase a su casa, loca. Empezaban a imprimirse las primeras fojas de un expediente que llegó a tener varios cuerpos, entre escritos, pericias psiquiátricas, memos, notas judiciales, descargos y un informe de la Junta Médica que dictaminaba: “Evaluado por trastorno de identidad sexual… dado el tiempo transcurrido y no operándose remisión de su patología, lo torna IRRECUPERABLE para la función policial”. Archívese.
Por supuesto que las cosas no quedaron así, le siguió un derrotero largo en el que Analía junto a su esposa, ambas abogadas, se pusieron como meta no parar hasta conseguir justicia. O sea, que la Policía Federal le permita continuar su carrera en la fuerza, sin discriminaciones. Y así fue. En 2017, la Pasantino fue reincorporada y ascendida al cargo de subcomisaria, convirtiéndose en la primera oficial jefa trans de la Argentina y del mundo.
Volvamos al párrafo anterior. Leyeron bien, Analía y su esposa Silvia siguen juntas. Se conocen desde el secundario y llevan 28 años de casadas. Las ves agarradas de la mano, se miran cómplices y se apuran a explicar. “En el mundo solo el 2% de las parejas sobreviven a la transición de uno de sus integrantes, nosotras acá estamos”, dirá Silvia orgullosa. Y Analía: “Ella es mi apoyo, mi baluarte, mi compañera de vida, la que me bancó en todo este proceso de descubrimiento”. Y Silvia agrega, como si hiciera falta: “La amo, amo a la persona que es. Puede cambiar el maquillaje, la ropa, el pelo, pero su esencia no cambió”.
Sin embargo, toda esta felicidad de película romántica deberá esperar para comer las perdices. Analía Pasantino lleva 34 años de servicio en la Policía Federal y le queda una revancha pendiente. Debería ascender a fin de año, de lo contrario, pasaría a retiro obligatorio. Sueña con que le den la charretera de comisaria inspectora. Entonces sí, prometen banquete de celebración.
FUENTE: TN