Con 86 años, es quíntuple campeón mundial de atletismo

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José María Berardi compite en la categoría de adultos mayores. Mientras espera volver a competir, continúa entrenando y todos los días está al frente de su librería de Martínez. Una dieta sana, cero cigarrillo y el ánimo por las nubes, los secretos de un ejemplo.

La pandemia ha interrumpido momentáneamente la serie de campeonatos oficiales, que las federaciones realizan en todo el mundo. En ellos participan deportistas veteranos, que prolongan su campaña y le agregan laureles a su trayectoria. Pero lo asombroso es que también se suman adultos mayores que jamás se habían puesto pantalones cortos y zapatillas y que están esperando la reanudación del calendario competitivo.

El fenómeno es motivo de estudio para deportólogos, gerontólogos y nutricionistas, que observan cómo las competencias atléticas (velocidad, larga distancia, salto y lanzamientos) coinciden con la prolongación de la vida de miles de personas.

En todas las federaciones atléticas se ha incluido una nueva categoría que engloba a los adultos mayores y que de los 40 años en adelante va estableciendo grupos etarios cada cinco años. Hoy ya es normal que haya competidores de 90 en adelante, tanto mujeres como varones.

En Argentina son varias las entidades que agrupan a los atletas master y la cifra de inscriptos regulares crece incesantemente. Figuras como Ludmila Tisionva, Eduardo Zelaya, Daniel Cuenca, Élida Balcaza, Eduardo Verdi o Francisco Castellani aparecen desde hace años en los rankings.

Lo mismo que José María Berardi, el librero de 86 años que hasta pasados los 60 nunca había pisado una pista de atletismo. En 1968 abrió su librería “El mono sabio” en Martínez y apenas hace 23 años que practica el atletismo. Todo fue por el pedido de un amigo:

“Empecé a los 60 y pico. Un chapista del barrio me dijo ‘tengo mucha panza, ¿me acompañás a correr alrededor del hipódromo?’ Y bueno, dimos la vuelta allí y ahí empezó todo. Después me hice amigo de un muchacho taximetrero que era más fanático de la cosa y empezamos a participar todos los sábados y domingos en cuanta carrera se hacía. Íbamos con su taxi a todas partes. Hasta que un día me tocó participar en una carrera que se hacía en el CeNAR y ahí empecé a ver a los atletas. Y me gustó”, cuenta José María.

El decatlón, la combinación de saltos, carreras y lanzamientos, es quizá la prueba más exigente de este deporte. Y aquel librero que dio su primera vuelta al hipódromo después de los 60 años, para acompañar a un amigo que tenía panza, alcanzó un altísimo nivel en esa disciplina.

Entre sus logros, es campeón mundial de Decatlón, cosa que en Argentina nadie pudo lograr. Además, ganó otro campeonato mundial de salto triple y otro en salto en alto, todo eso en Nueva Zelanda. Anteriormente, en 2016, salió campeón de salto en alto en Vancouver, Canadá. Y en el 2015 fue invitado especial a Niza, en Francia, en el mundial en el que salió campeón en 200 con vallas.

“Voy a correr hasta la edad que Dios me permita… Quiero seguir ganando medallas para mi país… La emoción que sentís representando a la Argentina no se puede comparar con nada… ¡Por más carreras que tengas, siempre soñás con vivirlo otra vez!”, concluye. 

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