De China a Florencio Varela: la historia de amor de Julieta y Juyeong

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Julieta conoció a Juyeong en una app para aprender idiomas. Se vieron una vez en Seúl durante la pandemia, se reencontraron en la Argentina y se volvieron famosos en TikTok con un millón y medio de seguidores.

Para Juyeong, que había dejado momentáneamente sus estudios en los Estados Unidos para hacer el Servicio Militar Obligatorio en Corea, resultaba un buen momento para practicar el idioma: “Tenía compañeros en la facultad que hablaban español, me metí en la App y ahí estaba ella”, explica Juyeong.

Empezaron a charlar por azar o destino y enseguida supieron que también hablaban inglés: “Eso hizo que conocernos fuera aún más fácil. Mientras más hablábamos, encontrábamos más cosas en común entre nosotros”, destaca la pareja.

En el medio de esa incipiente relación de amistad, ella viajó a Corea para encontrarse con unas amigas: “Nos vimos dos veces y no pasó nada entre nosotros porque no era el momento. Me acompañó al aeropuerto y yo lloraba porque no quería irme. A partir de ahí y gracias al tiempo que teníamos por la pandemia la relación se afianzó mucho”.

Hablaron horas por videollamada durante meses hasta que en un momento ella le confesó que le gustaba y él se planteó la posibilidad real de tener una relación. “Tuvimos que idear formas lo más convencionales posibles para tener una cita. Con los horarios invertidos por completo, siempre uno de nosotros sacrificaba horas de sueño”, destacan.

El amor correspondido y los planes cancelados por la pandemia

Después de que Juyeong salió del ejército, la comunicación fue aún más intensa entre ellos y el objetivo en común fue estar juntos: ”Él estaba preparándose para regresar a los Estados Unidos, pero por el Covid nunca pudo ingresar. Tampoco pudimos concretar nuestros planes de encontrarnos con la posibilidad de que yo viajara a Corea con una visa de trabajo”.

Por una cuestión de permisos para el ingreso al país, que él viniera a la Argentina era más fácil que un viaje de Julieta a Seúl: “Estábamos decididos a vernos, él compró los primeros pasajes para julio 2020, pero no se abrían las fronteras. No había forma de que nos permitieran vernos porque ¿Qué íbamos a decir ‘vengo a visitar a mi novia que conocí por internet’. No había chance”.

De las conexiones virtuales fallidas al casamiento exprés

La dinámica era muy difícil de sostener en el tiempo, pero ellos estaban decididos a que la relación funcionara: “Es algo muy común en noviazgos a distancia el dormir mal o comer mal. Intentábamos ver películas juntos pero hasta el hecho de darle play a la par, fallaba. Le decía ‘Estás lista’, ella contestaba que sí pero a la cuenta de tres, uno de los dos no apretaba el botón. Era engorroso pero también divertido”.

“Nuestro objetivo era estar juntos y en el medio además de que yo reclamaba en todas las oficinas posibles, perdimos pasajes y mucha plata. La familia de él me conoció llorando más que feliz. Todavía no los vi personalmente y ya estamos casados. Todo fue muy rápido pero con todo lo que hicimos, les demostramos que queremos estar juntos”.

Cómo fue el encuentro en Ezeiza

El 7 de noviembre de 2020 finalmente el joven coreano ingresó a la Argentina. “Le dieron un DNI de residente. Yo obviamente fui a buscarlo al aeropuerto y si tengo que definir el encuentro, diría que fue raro. Había varias familias y parejas reencontrándose, y cuando llegó, yo ya estaba llorando. Fue muy emocionante. Nos abrazamos y fue como si nos conociéramos de toda la vida”, recuerda Julieta.

La joven asegura que su familia lo aceptó “superbien”. “Por nuestra parte, como hicimos las dos semanas de cuarentena juntos, afianzamos la relación y levantamos vuelo”, agrega.

En relación a la convivencia, reconocen que tuvieron problemas de pareja como todo el mundo: “Si los tenés cuando convivís con un argentino, imaginate como sería con alguien de otra cultura. Nosotros decidimos aprender uno del otro”.

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