Es de Córdoba y hace envíos por la zona norte. Su emprendimiento se llama “La abeja renga”.
Agustín Chino tiene 26 años, es usuario de silla de ruedas, y tiene un emprendimiento propio que se llama “La abeja renga” con el cual realiza delivery de mieles y pizzas frizadas. Es el tercero de cuatro hermanos, y nació con mielomeningocele por lo que de la cintura para abajo no tiene sensibilidad.
En 2020 comenzó con este emprendimiento a través del cual vende mieles de Villa Giardino y pizzas realizadas artesanalmente de las variedades margherita, jamón cocido, salame Milán, cebolla caramelizada y tres quesos.
Su trabajo le permite mantenerse económicamente, salir de su casa, mantener una rutina, relacionarse con otras personas. Y a los repartos los realiza en un auto adaptado por la zona norte de la ciudad en los barrios Cerro de las Rosas, Urca, Villa Warcalde y Valle Escondido.
“Para mí un día normal es levantarme, desayunar, y lo hago todo personalmente. No necesito ayuda de extras. Tengo autonomía de hacer varias cosas solo y las que no, son las que no me animo”, comentó.
Inclusión laboral, un beneficio para todos
La entrega la realiza todos los viernes y en en el flyer con el que se publicita avisa a sus clientes que está en silla de ruedas, así que les pide que estén atentos a la bocina para recibir el pedido.
“Empecé con gente conocida a la que le podía decir que se acerque al auto, pero después los nuevos clientes se fueron enterando de mi movilidad y sistema de venta. Yo toco bocina y la gente sale y no tengo vergüenza de pedir ayuda a la gente que ellos o se acerquen al auto”, manifestó.
En este trabajo Agustín destaca la buena predisposición de las personas que lo reciben y muchas veces camina unos cuantos metros más cuando no puede estacionar el auto cerca.
Por el momento realiza las entregas en la zona norte y si bien le gustaría expandirse a otros barrios un lugar al que no puede ingresar es el centro.
“Mi auto es automático y sólo tengo que frenar y acelerar. Tiene unos fierros/palancas conectadas al freno y al acelerador, y con la mano acelero y freno. Mi meta es poder hacer las entregas personalmente y no que la gente tenga que salir de la casa para tal fin. Es un gran logro que me mueva por la ciudad entregando pizzas”, destacó.
“La gente misma me dice cómo alguien con discapacidad sale a hacer estas cosas, porque es raro ver a una persona con discapacidad moviéndose tanto”, señaló.
FUENTE: DIVERSIDAD