En 2017, José Martínez convirtió su enojo en un servicio efectivo que es furor en General Roca.
El creador de este emprendimiento es nacido y criado en General Roca, provincia de Rio Negro, y la idea se topó en su mente cuando vivía en el barrio 550 viviendas: el llamado se terminó cuando le dijeron que no llegaban hasta ahí. Así fue que, en 2017, comenzó a idear su proyecto y lo llevó a cabo: el enojo se convirtió en un estudio de mercado, de necesidades y, finalmente, en atender un subsector desatendido.
José siempre trabajó en su ciudad natal: estuvo cobrando en un estacionamiento medido, haciendo changas de albañilería, pintando casas; su último trabajo, antes de su proyecto, fue dentro del mundo de la administración de empresas. A pesar de la desilusión al ser despedido, el joven ya había aprendido sobre la gestión: hoy ve esa “patada” como el empujón para ser el José actual.
En la necesidad y en el problema, él vio una oportunidad para atender: al comienzo era sólo él y sus piernas, caminaba desde avenida Mendoza a avenida San Juan todos los días, ya que tampoco tenía algún medio de transporte. “Me encontré con un agujero importante que no estaba satisfecho, casas de comida tenían problemas con las entregas a domicilio y vi una oportunidad. Me animé y creí en lo que estaba haciendo”, y agregó que empezó “con un mensajero, con dos y después tres, hasta llegar al número actual que tenemos: 45 mensajeros y operadores, número al que llegamos este año por la cuarentena”.
La necesidad era real, y los primeros negocios confiaron ciegamente y él lo recuerda con mucho afecto: “Yo no tenía nada ni era nadie”, su gran apoyo, también, fue su esposa. Así comenzó a transitar el sector comercial y además el de atención al cliente.
Su inversión de 5000 pesos y entusiasmo se convirtió en un gran servicio, más aún cuando se decretó el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio allá por marzo del año pasado: la empresa creció en un 30 por ciento, según cálculos propios pero temporal, dos meses. Después del ASPO, “el movimiento en el sector descendió, pero se acomodó manteniendo ciertos niveles”, aclaró firme en sus datos. En la actualidad, contienen miles de clientes, algo que no pensaba cuando recién inició y eran todos sacrificios. Además, el emprendimiento es una red de trabajo a través de los mensajeros, tiene una “función social”, cuenta José: es que son jóvenes del pueblo tratando de conseguir su primer trabajo, sus primeras pagas para poder independizarse en el corto plazo, ahorrar para planes a largo plazo o gastarlo todo en el cotidiano.
En la ciudad sede de la Fiesta de la Manzana y cabecera del departamento homónimo se va acrecentando la “Mensajería Roca”, un rubro y servicio desatendido que este joven emprendedor pudo reconocer a partir de una mera coincidencia al pedir un delivery que nunca pudo concretar. Martínez puso manos a la obra, como siempre lo ha hecho. Lejos ha quedado el tiempo en donde solo estaba él que, ni bien se levantaba, decía “Mensajería, buenos días”: también las 16 horas diarias, de 8 a 12 de la noche, atendiendo llamadas y tratando de subsistir económica y emocionalmente. El terreno era cuesta arriba pero José Martínez venía con todo: las reseñas en Google, el pueblo, los vecinos, los trabajadores, lo confirman.