A 40 años de Malvinas reconocieron en el DNI como heroína de guerra a una enfermera

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Alicia Mabel Reynoso estuvo alistada en la Fuerza Aérea. “Estoy muy contenta con esta noticia. Fueron años de lucha”, contó.

Durante muchos años, Alicia Mabel Reynoso batalló para ser reconocida como heroína de la Guerra de Malvinas. Finalmente, en la mañana del miércoles eso que buscó durante tanto tiempo se hizo realidad. En su casa recibió el DNI (Documento Nacional de Identidad), en el que además de sus datos personales tiene su merecida inscripción: “Excombatiente, heroína de la Guerra de Malvinas”.

Recién el año pasado, la Cámara de Seguridad Social N°2 de Buenos Aires la reconoció como veterana de guerra plena. Y ocho meses después, el Ministerio de Defensa le entregó el certificado. Actualmente, está esperando que la ANSES (Administración Nacional de la Seguridad Social) le otorgue la pensión.

Reynoso contó que fueron años de lucha, pero nunca bajó los brazos. “Estoy muy contenta por este reconocimiento que además llegó con perspectiva de género porque dice ‘heroína’ y no ´héroe’. Durante muchísimo tiempo batallé para esto. Recién este año, a 40 de la guerra, me invitaron a participar del desfile oficial. Por suerte las cosas están cambiando”.

El trabajo de Alicia en las Islas Malvinas

La mujer de 66 años, jubilada de la Fuerza Aérea, fue enfermera durante la guerra de Malvinas. Junto a un grupo de compañeras estuvo en Comodoro Rivadavia recibiendo y curando a los soldados argentinos y, también, a ingleses.

En 1980 empezó a prestar servicio y nunca pensó que tan solo dos años después estaría escribiendo una parte de la historia. “Fue una experiencia que me marcó a fuego, tanto a mí como a mis compañeras. Ser enfermera es un apostolado. El médico es el cerebro, pero la enfermera es el corazón”, contó emocionada Alicia.

Recordó que en Comodoro Rivadavia atendió a muchos soldados a los que también brindó contención y compañía. Para ella eran “leones de 18 años” que venían del infierno. “Nos transformamos en su familia, en sus confidentes. Los chicos pedían por sus mamás. Las heridas del cuerpo dolían, pero más dolían las del corazón”, rememoró.

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