Cuatro actores que no son actores se suben al escenario para representar una parte de sus vidas, aquella que irrumpió brutalmente cuando la bomba que explotó en la AMIA, el 18 de julio de 1994, les arrebató a uno de sus seres queridos.
Así puede resumirse, en un primer intento, el espíritu de la novedosa producción teatral “La silla vacía”, que AMIA produjo especialmente, en el marco de los 30 años del atentado terrorista, y que está dedicada a la memoria de las 85 víctimas fatales de la masacre.
La obra cuenta con la actuación de Hugo Basiglio, Jennifer Dubín, Adrián Furman y Alejandra Terranova, familiares de cuatro víctimas fatales. Adrián, a su vez, es víctima sobreviviente del 18J.
Se trata de la primera vez que AMIA incursiona en las artes escénicas, en el marco de las acciones por la memoria y el reclamo de justicia que viene llevando adelante para denunciar, a través de diferentes iniciativas artísticas, la impunidad vigente en la causa y no permitir que el olvido se sume al poder destructivo que el terrorismo ocasionó.
A sala llena, en una función conmovedora que terminó con los espectadores aplaudiendo de pie durante cinco minutos, la obra fue estrenada el martes 18 de junio, en el auditorio de la AMIA, en Pasteur 633, el mismo lugar que fue blanco del terrorismo internacional, tres décadas atrás.
Gratuitas, las funciones programadas hasta el momento, se realizarán el lunes 1°, martes 2, y miércoles 3 de julio, a las 20, en el auditorio de la institución. Para reservar las ubicaciones, las personas interesadas deben reservar las entradas, sin costo, a través de este link.
HONRAR LA MEMORIA DE QUIENES YA NO ESTÁN
Desde hace 30 años, AMIA sumó a su misión institucional el propósito de trabajar para honrar la memoria de las personas que fueron asesinadas en el atentado, y mantener en alto el reclamo de justicia.
“Estoy profundamente conmovido por esta acción”, aseguró tras el emotivo estreno de “La silla vacía”, el presidente de AMIA, Amos Linetzky. “Quiero expresar mi gratitud inmensa a los familiares que, con coraje, siguen siendo nuestro norte en el momento de hacer memoria y reclamar justicia”, subrayó.
La dramaturgia de la obra “La silla vacía” está basada en los testimonios de los cuatro familiares que ponen el cuerpo para ofrecer una puesta en escena que transita la tristeza, la bronca, la nostalgia y, muy especialmente, el amor y el recuerdo hacia los seres queridos.
En palabras de Elio Kapszuk, director de Arte y Producción de AMIA, de donde surgió la idea, la propuesta teatral “es una experiencia íntima, única y genuina, que solo puede ser generada desde el encuentro y el diálogo entre personas que han atravesado y siguen transitando el mismo dolor. Los testimonios de los protagonistas proponen, con valentía y autenticidad, un recorrido sobre cómo la vida se transforma y cómo se sigue en medio de la injusticia y la impunidad,” aseguró.
“La titulamos La silla vacía porque una silla vacía es un símbolo crucial de aquel que ya no está”, explica por su parte, la directora Sol Levinton. “En escena siempre hay una silla vacía, pero ni los actores ni el público pueden anticipar cuál va a ser. Porque la vida es así: impredecible, inesperada. No hay forma de pronosticar qué nos depara. No hay justificación para las personas que se convierten en víctimas, y nadie está exento de serlo”, expresó. “Pero, como decimos en la obra, una silla puede ser sólo una silla, y a veces puede ser mucho más.”
LA SILLA VACÍA
La obra es un tributo a aquellos que ya no están, pero cuya presencia perdura en cada recuerdo y en el firme reclamo de verdad, memoria y justicia.
Actores: Adrián Furman, Alejandra Terranova, Hugo Basiglio y Jennifer Dubín.
Voz en off del escenario: Ricardo Darín.
Dramaturgia y dirección: Sol Levinton.
Idea y dirección del proyecto: Elio Kapszuk.
Música original: Eduardo Blacher.
Producción ejecutiva: Nadia Schraier, Paula Deak, Valentina Maquieira y Ezequiel Semo
Producción general: AMIA. Departamento de Arte y Producción.