La esposa de uno de los trabajadores de esa sucursal le confeccionó una chaleco con el logo de la empresa para que no pase frío y se lo regaló.
Rubia es una perra que hasta hace 3 años vivía en la calle luego de haber sido abandonada. Desde ese momento merodeaba por las calles de Eugenio Bustos en busca de comida hasta que los empleados de la sucursal de YPF de ese distrito sancarlino se apiadaron de ella. Encariñados por su irresistible ternura, los trabajadores decidieron adoptarla, brindarle alimento y un techo dónde dormir.
Ahora, ante la llegada del frío, tuvieron un noble gesto para que Rubia esté abrigada. Fue así que le pidieron a una vecina, y esposa de uno de ellos, quien se dedica a confeccionar chalecos para perros, que le hiciera uno y la mujer le hizo un hermoso uniforme con el logo de la empresa. Ahora no solo estará abrigada, sino que se ha convertido oficialmente en una empleada más, la más dulce.
“A la perrita la tiraron ahí y los chicos le empezaron a cuidar, le compran alimento. Uno de los chicos, Agustín García, me preguntó cuánto le cobraba un tapador. Era algo muy simple. Yo decidí hacerle una pechera con el nombre de la YPF”, contó Micaela, la vecina solidaria que llevó la prenda anoche hasta esa sucursal y se la donó a la perrita.
Las estaciones de servicio suelen ser sitios frecuentados por perros que viven en la calle. La presencia de gente y el techo, parece hacerlos sentir un poco más protegidos del peligro y del frío que los amenaza diariamente.
En Tunuyán, la historia de otro perro también se viralizó en medios de toda la provincia. La Shell de ese departamento adoptó a Negro hace varios años y luego a una amiga de él. Como ya estaba viejito y para evitar que se enferme, los empleados también le hicieron un chaleco con los colores de la empresa. El animal vivió allí casi toda su vida, más de una década, hasta que falleció en junio del año pasado.
FUENTE: EL CUCO DIGITAL
