La historia de Juan Pablo Sánchez, el médico que emigra hacia donde el mundo lo necesite

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Oriundo de El Bolsón, provincia de Río Negro, Juan Pablo Sánchez, además de desempeñarse en el hospital de esa localidad de la Comarca Andina Paralelo 42 como especialista en terapia intensiva, cada seis meses emigra hacia donde el mundo lo necesite de la mano de Médicos Sin Fronteras.

Ingresó a la entidad en 2016 y desde allí se considera un privilegiado de poder aportar su granito de arena para ayudar a los más necesitados. “Yo elijo estar ahí”, en lugar de las personas a las que le tiende una mano, asegura el profesional de la salud para argumentar la razón por la que se siente privilegiado.

Años atrás, Sánchez viajaba hacia las aguas que dividen África con Europa para rescatar a aquellos que, huyendo de la violencia en sus respectivos países, intentaban huir por mar en embarcaciones precarias. Las “distress” -como los llaman a esos botes- son pequeñas y no están en condiciones de soportar viajes largos. A eso se suma que, a un barco que tiene capacidad para 20 personas, se suben por lo menos cinco veces más de lo que soporta.

Esas embarcaciones no reciben asistencia y mucho menos rescate, por lo que, en general, el destino de los inmigrantes termina siendo fatal. Sin embargo, según cuenta el patagónico, las personas prefieren correr el riesgo a tener que quedarse sumergidos en el temor y la violencia que viven en sus países de origen.

A bordo del barco Ocean Viking, Juan Pablo y sus compañeros de equipo rescatan a los inmigrantes en alta mar. Se los asiste, ya que generalmente llegan con infecciones, intoxicados, deshidratados o con hipotermia. “Lo primero que hacemos es tratarlos como humanos“, dado que muchos de ellos han sido esclavizados o capturados.

Cosas que nosotros tenemos totalmente incorporadas a nuestra cotidianeidad a ellos les cambia la vida. Es por ello que, tras brindarles atención médica, se les da también la posibilidad de bañarse, de cambiarse de ropa, de comer y de descansar en una cama.

Este año, con el avance del coronavirus no tuvo que dejar el continente y fue convocado como voluntario en la selva amazónica, en Perú. Allí llegó para apuntalar a las unidades de cuidados intensivos y dar una contención a las comunidades indígenas más alejadas. El COVID-19 pateó el tablero y toda planificación tuvo que ser modificada.

En las zonas rurales del Amazonas peruano, además, los habitantes evitaban ir a los centros de salud, por lo que en muchos casos ya era tarde para poder tratar la enfermedad, aunque considera que, en promedio, la tasa de mortalidad fue más baja que el promedio. A su vez, el bolsonense considera que, como es común la utilización de medicina natural de forma preventiva, ayudó a que la cantidad de decesos no haya sido mayor.

Sobre Médicos Sin Fronteras

Médicos Sin Fronteras se fundó en 1971 en Francia, y es una organización médico-humanitaria sin fines de lucro que asiste a personas amenazadas por conflictos armados, violencia, epidemias, desastres naturales y exclusión de la atención médica.

Juan Pablo Sánchez asegura que se unió a la entidad porque comparte sus valores y que hacerlo le significó cumplir un sueño, aunque aclara que las cosas que le ha tocado ver superan cualquier situación que se podría haber imaginado: desde un joven que había sido vendido como esclavo durante dos años o un muchacho que tuvo que ver el abuso y el asesinato de su hermana.

Actualmente, la organización cuenta con más de 43 mil voluntarios que se desempeñan en 150 países buscando preservar la vida y aliviar el sufrimiento de las personas. Juan Pablo Sánchez es uno de esos voluntarios que deja todo, agarra el bolso y viaja donde sea para poder ayudar al prójimo.

FUENTE: SER ARGENTINO

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