Le diagnosticaron leucemia a los 14 años, se recuperó y escribió un libro en el que cuenta su experiencia

Historias para contar

 “Tengo leucemia. Tengo leucemia. Tengo leucemia. Lo escribo y no lo termino de entender. ¿Qué es eso? No se bien lo que está pasando, solo se que tengo leucemia, y que se cura. Se que en dos años voy a volver a mi vida ‘normal’ o al menos eso es lo que me dijeron. Hago cuentas. Tengo 14 años, es decir que recién cuando tenga 16 voy a volver al colegio”. Así empieza el libro “Diario de una servilleta” (Planeta), una historia intimista, didáctica, descontracturada y optimista de una jovencita que contrajo leucemia y que pudo vencerla. La autora es Celeste Iannelli, hoy convertida en una promotora del cambio. Las redes sociales, este libro y antes Youtube le sirven a su gran propósito: que “el cáncer deje de significar muerte y tabú”, explica en una entrevista.

Empecé en 2017 haciendo videos en Youtube para ayudar a pacientes oncológicos. Desde ese momento siento que puedo ayudar al menos a una persona por día y eso me es suficiente. Y ahora junto al libro, a las redes sociales y al poder colaborar con fundaciones como El ejército de Alejito siento que tengo un propósito en esta Tierra: dar esperanza, risas y amor a quienes sufren esta enfermedad o a sus familias. Día a día hablo con pacientes oncológicos de todas las edades y mi sueño es poder seguir haciéndolo”, cuenta la joven, que ya piensa en su propia película.

En el libro, las experiencias vividas en el hospital se complementan con otras páginas en las que no es ella la que cuenta, sino una plaqueta de su sangre, ese líquido que vivía una verdadera revolución a medida que le aplicaban los diferentes tratamientos. En los segmentos coloreados de rosa, la plaqueta desarrolla información científica, siempre al alcance de cualquier persona lectora.

Nosotras no descansamos, y estamos constantemente trabajando aquí dentro, al igual que los glóbulos, ya que el cuerpo humano debe seguir trabajando aún cuando esté en descanso”, cuenta esta inesperada protagonista de su diario.

Con su vida de adolescente interrumpida, Celeste desgrana en el diario cada una de sus preocupaciones: dejar la escuela, dejar el vóley, no poder asistir a las fiestas de quince de sus amigas, la caída de su pelo, la aparición de las pelucas que no pudo usar y también cuenta los síntomas que despertaron las alarmas en su familia y las personas que fue descubriendo durante la internación.

 Y mientras vivía ese nuevo trayecto, Celeste encontró refugio en la escritura. “Sin darme cuenta, la escritura fue una forma de poder expresarme en un momento de dolor y muchas emociones vividas al mismo tiempo. Además de ser mi diversión y entretenimiento”, cuenta ahora, ya sobrepuesta de todo aquello y convencida de empezar el camino de la actuación.

Ya se probó en ese rol: tuvo una participación en la serie de Disney, Bia. Interpretó a una adolescente en sillas de ruedas. “Ser actriz fue mi sueño desde que soy muy chiquita. Me imaginaba en la televisión, en una película o serie. Nunca pensé que eso no pasaría. No sabía cómo pero sabía y sería actriz. Cumplí ese sueño en Bia. Pero ahora voy por el sueño en grande: ser protagonista de mi propia historia”, sigue.

Toda enfermedad es una oportunidad para aprender

Yo creo que todos los días traen sus dificultades y obstáculos por vivir, y cada una de ellas es una oportunidad para poder aprender algo nuevo. Creo que está bueno sacarle el lado positivo a lo malo, y que siempre podemos hacerlo. Es una decisión. Y en mi caso, la leucemia me enseñó a valorar lo más simple de la vida. Me enseñó que no necesito nada más que lo simple para ser feliz. Me enseñó a ser feliz con lo que tengo y no fijarme en lo que me falta. Me enseñó a vivir la vida y no conformarme con simplemente existir.

Una plaqueta que habla

-Siempre me imaginé, mientras estaba en tratamiento, que dentro de mi sangre iban pasando cosas. Lo imaginaba y quise hacer una película yo sola. Con 14 años y una pequeña Notebook, me instalé un programa de diseño gráfico para llevar a cabo mi idea. Claramente no duré nada, sin ningún conocimiento ni experiencia en el tema, tuve que abandonar el diseño de mi película. Y ahí fu cuando decidí llevar la historia a las letras. Y de a poco le di vida a los componentes de la sangre. Dibujé a la plaqueta como me la imaginaba, y es hoy en día que ella es la tapa del libro. En el hospital siempre se hablaban de los globos rojos, los blancos y las plaquetas. Me llamó la atención y ahí empezó todo.

Su consejo

-Le aconsejo que viva el día a día, que viva con sonrisas en su cara y que piense que un día todo esto va a terminar. Vivir, no existir es mi mayor consejo, y no solo va para quien padece cáncer sino para cualquier persona que está leyendo ésto.

FUENTE: DIARIO LA CAPITAL

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