La pandemia generó tiempo libre, sobre todo en personas jubiladas que ya, de por sí, tenían pocas actividades en su agenda. Pero el tema es definir para qué utilizamos esas horas de ocio. Mientras muchos se concentran en temas personales, otros, un poco más generosos, piensan en los demás. Ese es el caso de las abuelas del Centro de Jubilados del Corazón, existente en Luján de Cuyo, que se acordó de los chicos de escuelas urbano marginales.
Una serie de factores se combinaron para que esto sucediera. Por un lado, el tiempo libre. Y, por el otro, las necesidades insatisfechas que generó y acrecentó la pandemia. Mucha gente se vio extremadamente necesitada. Algunos pudieron solucionar el problema por sí solos, pero otros necesitaron de la ayuda de los demás, de esos que tienen tiempo libre.
Un nutrido grupo de abuelas confeccionó barbijos y los donó a una escuela, con la ayuda de la Comisión de Mujeres de ese departamento. Desde este espacio, destacaron el entusiasmo y las ganas de las abuelas para confeccionar y trabajar en cada uno de los tapabocas, con el único objetivo de ayudar a los chicos en esta pandemia. Las escuelas beneficiadas son Letri, de Carrodilla Este: Baldini, de Ugarteche; y El Remanzo, de El Carrizal”.
“Venimos trabajando en esta acción social desde hace tiempo. Para las Fiestas de Fin de Año juntamos mercadería para repartir en los merenderos del departamento y seguimos trabajando luego con las inundaciones que afectaron el Sur de Luján“, agregó Alicia Beningaza, quien integra la comisión femenina representando a la UCR.
Beningaza explicó que gracias a la cantidad de mujeres que colaboran, se han formado comisiones, y cada una se encarga de un tema específico de donaciones para ayudar en las escuelas, en este retorno a clases presenciales. Hay una comisión para el tema pintura, otra para útiles escolares, alcohol en gel y finalmente barbijos, que repartirá el jueves la primera tanda, y ya trabaja en una segunda. “Mi trabajo siempre ha estado ligado a la contención social, y ya desde el 2012 vengo apoyando a las familias de Luján con una campaña que titulé Niños sin Frío. La idea es que cada vez se sume más gente, para evitar el sufrimiento de los que menos tienen, especialmente los niños“, concluyó Alicia Beningaza.
Una vieja modalidad
La solidaridad y la ayuda hacia los demás no son gestos nuevos en Luján. Desde la Comisión de Mujeres se viene trabajando desde hace años en esta acción social. Para las Fiestas de fin de año juntan mercadería para repartir en los merenderos, a lo cual se prende mucha gente igual de solidaria. También, en algunos casos, las inundaciones son temas que hay que enfrentar. Ante esas adversidades también suelen aparecer las manos solidarias que dan sin esperar nada.
Gracias a la gran cantidad de mujeres que participan, se han formado comisiones. Cada una se encarga de un tema específico en las donaciones, pensando en la vuelta a clases. Las comisiones se dividen por temas: pintura, útiles escolares, alcohol en gel y barbijos. Es que, muchas veces, el estado se queda corto, por falta de presupuesto o por falta de voluntad, con las intervenciones y remodelaciones en las escuelas. Por eso, los chicos agradecen eternamente el trabajo de estas mujeres ya que, de no ser por ellas, estarían en la escuela en condiciones infrahumanas.
Nuevos integrantes
En la Comisión de Mujeres trabajan muchas personas que vienen de ayudar en otras organizaciones. Algunas lo hicieron en Niños Sin Frío, donde se encargaban de juntar abrigos y desayunos calóricos durante el invierno. La idea es que se sumen más personas, no necesariamente mujeres, a esta causa. Y así poder ayudar y rescatar, cada vez, a más niños.
Centro de jubilados
En Mendoza, como en el resto del país, existen muchos centros de jubilados. Pero aquí, muchos se encausan en la ayuda hacia los demás. A muchos les llega la jubilación en un momento temprano de su propio reloj biológico, por eso siguen teniendo muchas fuerzas y energías para entregar a los que más lo necesitan.
FUENTE: SER ARGENTINO