En Makallé, un pueblo de Chaco que no supera los 7000 habitantes, la familia de Julia Oneto recibió la noticia entre una mezcla de orgullo, emoción y admiración. Su hija de 29 años, la que en 2014 se mudó a Resistencia para estudiar en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), fue elegida como la ingeniera del año por un impactante proyecto realizado en la refinería de combustibles más grande del país.
Oneto es ingenieria química. Nació en San Martín de los Andes, provincia de Neuquén, y vivió junto a sus seres queridos en varias localidades del país, hasta que sus papás decidieron asentarse en Chaco.
“Para estudiar una carrera universitaria había que irse a Resistencia o a Corrientes. Y fue mucho el sacrificio para mi familia porque bueno, somos de clase media baja. Mi mamá es maestra, mi papá guardaparque, entonces hicieron un gran sacrificio para que yo pudiera estudiar”, recordó Oneto, en diálogo con TN.
En 2019, ingresó a YPF mediante el programa Jóvenes Profesionales para trabajar en el Complejo Industrial Ingeniero Enrique Mosconi, la destilería más grande de la Argentina, ubicada en la localidad de Ensenada. “Actualmente, soy la jefa de planta del complejo de Aromáticos. Desde 2019 siempre me desarrollé en el área de producción. Mi equipo está conformado por 76 personas de distintas edades, sexos, experiencias, entonces es un desafío constante y está muy bueno”, explicó.
La ingeniera fue reconocida en un congreso realizado en Colombia, precisamente en la Conferencia de Tecnología de Refinación de América Latina (LARTC), la cual se llevó a cabo en Cartagena de Indias, Colombia.
Oneto obtuvo el reconocimiento a la mejor ingeniera del año por su trabajo a cargo del Revamping de la planta Magnaforming, que se hizo en el marco del proyecto de Nuevas Especificaciones de Combustibles (NEC).
“El mayor reconocimiento es que la empresa me haya reconocido o que me haya postulado. Cuando fui al congreso mis expectativas eran más aprovecharlo para aprender, así que fue una sorpresa haber ganado porque el resto de los chicos que estaban nominados no solo eran muy buenos, sino que estaban ahí por cosas muy interesantes”, precisó.
En cuanto a cómo es trabajar en la industria, Oneto detalló: “El mundo se puede entender de las dos maneras: amo la naturaleza y me preocupo por el medio ambiente, pero a su vez sé que las refinerías y las industrias tienen que existir porque necesitamos lo que producimos, en esta ropa, en este teléfono y casi todo lo que nos rodea, estando acá buscamos la forma de hacer todo lo mejor posible”.
“Contra lo que se piensa del interés y el compromiso de los jóvenes, creo que a veces es injusto. Tenemos capacidad y nos interesa todo lo que nos rodea, no es que solo nos interesa lo que pasa por el teléfono. De la misma manera, en los últimos cinco años he notado que se nos generan espacios, que podemos opinar, innovar, cuestionar e incluso equivocarnos y buscar mejoras”, agregó.
En relación con el futuro, la ingeniera indicó que “su principal objetivo es lograr que más jóvenes quieran involucrarse en este tipo de industria. Poner en valor las instituciones que tenemos, como es la UTN. Yo estoy muy agradecida de esta universidad, porque en mi caso fue una casa de estudio de gran valor, de gran calidad. Sin la UTN yo no podría haber llegado donde llegué ni haberme postulado para ingresar a trabajar acá”.