POR SEBASTIÁN SAAVEDRA
Fernando Luis Barragán tiene 43 años, y es un apasionado de Juan Manuel Fangio. En el Día de los Museos nos cuenta todo sobre su trabajo en el museo y la fundación del ex corredor de automovilismo.
-Hoy es el día del museo, ¿qué significa en tu vida?
Me reconforta que los museos tengan su día internacional. Lo asocio a una especie de reconocimiento a su rol de “celadores” de la historia y de la cultura en todas partes del mundo. Soy nacido en Balcarce y en el caso particular del Museo del Automovilismo “Juan Manuel Fangio”, en él se condensa una porción del legado que un hombre forjó en el deporte, para convertirse en el mejor piloto de todos los tiempos.
-¿Y cómo llegan a desarrollar el Museo y la Fundación?
Voy por partes, primero te cuento la historia del museo: en octubre de 1979 un pequeño grupo de vecinos fue convocado para integrar en Balcarce una entidad municipal que se denominó Comisión Pro Museo. La misma estuvo compuesta por voluntades que mostraron su trascendencia en el desarrollo de la tarea encomendada. Entre otros, se destacó el querido discípulo de Fangio, Juan Manuel Bordeu, y el contador Raúl Burgués, albacea de Fangio en cuestiones vinculadas con su patrimonio deportivo. A su vez, fue mi padre, Luis Carlos Barragán, quien a pedido de Fangio presidió dicha Comisión, una de cuyas primeras acciones fue decidir el sitio de la construcción del Museo. El lugar elegido fue un solar ubicado frente a la plaza principal de Balcarce. Las razones de la elección sorprendieron al propio Fangio cuando escuchó la propuesta. Se trataba de la ex-sede comunal del distrito, una edificación histórica del año 1906, prácticamente desocupada y casi en ruinas. La ubicación era excelente, las medidas del terreno eran adecuadas y el inmueble presentaba características compatibles con un proyecto de reconstrucción.
La Comisión trabajó en el anteproyecto teniendo en cuenta que el museo debía mantener el histórico frente del edificio y sumar en hormigón unos 4800m2 de superficie, según una edificación interna que no debía superar la altura del inmueble original. Poco después, se llamó a licitación pública y las obras se iniciaron en agosto de 1981, con recursos provenientes de donaciones y aportes de privados, recibiendo del gobierno de la Provincia Buenos Aires el único aporte de dinero público, que cubrió el 18% del costo total de la obra.
En marzo de 1983, Fangio, a través de un testimonio, donó sus bienes deportivos, a título gratuito, para que fueran expuestos en el futuro museo. En dicho documento expresó con cuidados términos, que lo hacía en agradecimiento a la Nación Argentina –a la cual había tenido el orgullo de representar– y, especialmente, al pueblo de Balcarce.
En cuanto a la fundación, con mucho trabajo y esfuerzo, a mediados de 1986 el final de la obra del museo se aproximaba, hecho que daría término al objeto por el cual había sido creada la Comisión Pro Museo. Se acordó entonces estudiar el modo de dar continuidad institucional a lo que se estaba creando y convocados a reunión los miembros de la Comisión, incluidos Fangio y Bordeu, se propuso constituir una Fundación que administrara el futuro Museo, es decir, una entidad que velaría por su funcionamiento y desarrollo. Lo sugerido fue aprobado por unanimidad y se creó la Fundación “Museo del Automovilismo Juan Manuel Fangio”.
El 22 de noviembre de 1986, el museo más importante del mundo dedicado a un piloto abrió sus puertas. Así se materializó el deseo de Fangio de crear un lugar de inspiración para los jóvenes, para que lo visiten y, según sus propias palabras: “comprendan que de un Pueblo cualquiera uno puede tener muchos triunfos y halagos en su vida, y que eso puede lograrse con trabajo, con sacrificio, con honestidad, porque nadie recoge sin sembrar…”. Fangio tuvo la dicha de haber hecho realidad su sueño y de haberlo disfrutado. Solía repetir con orgullo que el Museo había sido el mayor logro de su vida.
-¿Cómo es la historia que heredaste de ese vínculo con Fangio?
Nací en 1978, así es que apenas contaba con 3 años cuando mi padre me llevó de la mano a ver las primeras paladas de la obra del museo. A ello se suman otros recuerdos de la infancia de ver a Fangio en mi casa, que hacía las veces de sede de algunas reuniones de la Comisión Pro Museo, o bien junto a mis hermanos jugando en la obra en construcción, un lugar ideal para chicos que teníamos mucha energía.
En varias oportunidades me tocó estar en encuentros sociales que tenían a Fangio como centro. Al ver como todos aguardaban con ansia su llegada y como era rodeado y saludado por gente que le pedía un autógrafo, una foto, todo ello sin dudas fue generando en mí un cariño y una admiración especial por él.
Pasaron los años y en 1991 vinieron a Balcarce unos franceses a realizar un documental y me dieron la oportunidad de hacer el rol de Fangio, cuando se iniciaba en los talleres mecánicos. En una de las escenas estoy revisando un motor y él aparece a mis espaldas, me acaricia la cabeza y dice: “Este era yo cuando era chico, siempre trabajando en los talleres”. Fue un momento único. Días después, le confesé a mi padre que deseaba hacer lo mismo que él, es decir, dedicarme de por vida a trabajar por Fangio. Mi padre se lo trasladó y supe que se emocionó. Ese compromiso de por vida que tomé a los 14 años, está más vigente que nunca y hoy lo canalizo colaborando con la Fundación Fangio y siendo miembro de la Comisión Directiva de la Asociación Amigos del Paseo Fangio de Palermo.
-Para la gente joven que no lo vio correr, ¿en el museo puede conocer la historia?
Sí, claro. El Museo Fangio, que hoy cuenta con más de 6000 m2 de moderna exposición, distribuidos en una planta baja y 7 bandejas conectadas por una rampa helicoidal, permiten al visitante conocer la vida y obra del quíntuple campeón del mundo de Fórmula 1. La muestra exhibe los autos y trofeos de Juan Manuel Fangio, en un desarrollo que toma como base la cronología de su historia en la competición desde 1936 a 1958 y todo lo que corresponde a su vida pública posterior. Además, existen espacios destinados al palmarés de los mejores pilotos del país y de algunos de orden internacional. Este Museo, ya impuesto en la Argentina y reconocido en el exterior habiendo recibido más de dos millones y medio de personas en 35 años de vida, mantiene vigente y sentida la imagen del gran campeón y una hospitalaria costumbre muy apreciada por el visitante.
-¿Cómo se financia todo esto? ¿La gente puede colaborar de algún modo?
Los principales medios de financiamiento de la Fundación Fangio son el ingreso por las entradas que abonan los visitantes al museo y el patrocinio y aporte de empresas y privados a partir de acuerdos comerciales y donaciones. La mejor manera de colaborar es visitando el museo, pero también existen otros medios para aquellos que están imposibilitados hoy de viajar a Balcarce, como por ejemplo adquiriendo productos a través del Museo Fangio Store (https://www.museofangio.com/store/es/).
-¿Algo que quieras agregar sobre Fangio?
Fangio es uno de los deportistas más importantes de la historia, además de ser el máximo exponente en su disciplina, como lo indican estadísticas y recientes estudios de distintas universidades del mundo, y la opinión de corredores, periodistas deportivos y especialistas del automovilismo. Es por ello que vale la pena visitar su Museo, tomar contacto con la historia de Fangio, y contribuir a visibilizar más su Legado y así dar una luz de esperanza a nuestra juventud. Por último, a todo aquel que desee conocer sobre las hazañas del Quíntuple, le recomiendo la lectura de “Fangio, sus 200 carreras”, una obra recientemente publicada por la Fundación, que resume la vida deportiva del Campeón, en dos tomos de 400 páginas cada uno, con más de 1000 fotografías. Los interesados pueden adquirir el libro en el Museo o bien a través de Museo Fangio Store y recibirlo en su casa.