Te contamos la historia del cardiólogo Pablo Lamelas porque tiene muchos factores dignos de imitar. Por la posición socio-económica de su familia, este rosarino podría haber llevado a cabo una vida mucho más tranquila. Sin embargo, se especializó en el exterior. Y, pudiendo haber desarrollado una carrera exitosa en Canadá, apostó por traer volcar su conocimiento y experiencia en su país.
Pablo es hijo del dueño de Lamelas Propiedades, una muy importante empresa rosarina. Sin embargo, dejó de lado el negocio familiar para, en poco tiempo, convertirse en la mano derecha de Samil Yusuf, reconocido como una eminencia de la epidemiología moderna. Con 30 años de edad, el rosarino se desempeñó en el Hamilton General Hospital en Canadá habiendo realizado más de 40 cateterismos.
Lamelas es médico graduado en el Instituto Universitario Italiano de Rosario (IUNIR). Luego obtuvo el título de Cardiólogo Intervencionista enel Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA). Es el centro cardiólogo más grande de Argentina. También es Director de Investigación de la Sociedad Latinoamericana de Cardiología Intervencionista. Durante su formación en Buenos Aires, luego de una residencia, Pablo fue elegido jefe e incluido en el cuadro de honor de ICBA donde presentó más de diez trabajos científicos originales aceptados por la Sociedad Argentina Cardiológica.
El pronto crecimiento en su carrera médica le dio al rosarino la lógica chance de seguir creciendo afuera de su país. Fue fellow de investigación en el Population Health Research Institute en Hamilton, Canadá. Allí participa y colabora en estudios coordinados por el mencionado Dr. Yusuf. Es considerado uno de los padres de la epidemiología moderna. Pablo ya había conseguido desempeñarse como docente universitario en el país del norte y tenía una carrera por delante allí. Pero decidió traer todo su potencial de nuevo a Argentina.
La pasión de Pablo por la medicina se dio muy temprano en su vida. El marido de su abuela era un destacado médico con su propio hospital y hasta Intendente de su pueblo natal. Entendió que como primogénito podía seguir su legado. Ya con 22 años tenía su título de médico. Un precoz.
Cuando llegó al prestigioso instituto en el que se formó en Buenos Aires, este estaba en el top 3 de cirugías cardiovasculares del país. Hoy, es el más importante. Entonces, Pablo veía que su siguiente paso debía ser en el exterior. Así, el lugar en el que estuvo en Canadá tiene el Departamento de Epidemiología Clínica más antiguo del mundo, donde se inventó la medicina basada en la evidencia. El éxito de su experiencia allí quizás no se mida sólo en los conocimientos que adquirió y sabe plasmarlos actualmente en Argentina, sino que hay algo más. Esto es nada menos que poder transmitir sus conocimientos como docente. Docente en una universidad del primer mundo, dictados a futuros médicos del primer mundo. Pero hoy, les enseña a distancia. Y no solo por el contexto COVID-19, sino porque Pablo ya había decidido volverse a Argentina.
El profesional explica que vivió cuatro años inolvidables. Pero tambipen dice que, como argentino, disfruta mucho de vivir en su país. De nuestras costumbres e incluso la alimentación. La decisión de volver, entonces, ya estaba desde antes de irse. Siempre fue algo transitorio para luego volver y darle la mejor atención a sus pacientes compatriotas. “Cuando salgo de Rosario, me doy cuenta de lo que tengo y lo que me brinda mi ciudad”, cuenta Pablo. Es que el gran centro urbano que es Rosario, tiene un abanico de opciones para estudiar una carrera terciaria y/o universitaria, y más aún en medicina.