Del 2 al 8 de mayo se llevará a cabo la octava edición del festival de gastronomía organizado por el Centro Cultural Coreano que contará con menús especiales en más de 30 restaurantes de la ciudad. Cuatro coordenadas imperdibles
Se viene la octava edición de la celebración más importante de la gastronomía coreana: el “Festival Hansik”. Este año, el evento que se llevará a cabo del 2 al 8 de mayo, incluirá propuestas renovadas, participantes de renombre y la posibilidad de disfrutar la gastronomía en más de 30 lugares de la ciudad organizado por el Centro Cultural Coreano y el Korean Culture and Information Service (KOCIS).
Hace tiempo que la cocina asiática pisa fuerte en la escena gastronómica porteña y hoy en día la comida coreana se lleva la atención de todos. Es que la cultura y la gastronomía coreana están viviendo un momento de auge en el país gracias a las exitosas series y films surcoreanos, la masividad de la música K-POP y los sabores de la cocina, a lo que se agrega la media sanción del “Día Nacional del Kimchi”, en homenaje a la inmigración coreana en Argentina.
Este festival busca celebrar a la cocina y los sabores coreanos, y que en cada edición más personas puedan descubrir sus diferentes propuestas como el kimchi, el tradicional pollo frito asiático que ahora es todo un boom en occidente, o los tradicionales platos como la parrillada, el bibimbap, el bulgogi o el japchae.
Para aquellos que quieran deleitarse con los sabores coreanos, Hansik invita a descubrir los secretos culinarios a través de sus platos cotidianos, con énfasis en K-BBQ, barbacoa estilo coreana, y sus comidas tradicionales así como las versiones más modernas. Para ello se creó un abanico de menús especiales a precios destacados, a través de una red de más de treinta restaurantes y pastelerías para disfrutar de las delicias coreanas.
Sin duda habrá mucho kimchi, el famoso alimento fermentado que es patrimonio cultural e inmaterial por la Unesco y que en la Argentina tiene su propia fecha homenaje, el 22 de noviembre, fecha que homenajea la inmigración coreana, con una propuesta de mesa compartida entre las dos naciones. También se podrán probar las opciones que cada establecimiento participante propondrá, cuyo listado se encontrará en festivalhansik.ar y en la web del Centro Cultural Coreano.
Cuatro establecimientos que tenés que probar
Kyopo
Nacido en La Plata, de padres coreanos, Pablo Park se formó en las cocinas de hoteles y restaurantes locales, para luego emprender un recorrido de especialización por Corea y Canadá. En 2016 abrió Kyopo, donde fusiona sabores e ingredientes de todas las cocinas asiáticas, encontrándole una vuelta local a la tradición.
La idea original de Park era abrir un restaurante en Palermo pero después -por suerte- se inclinó por este espacio moderno en Flores, con paredes de ladrillo picado, lámparas de estilo industrial y una barra que despacha cocktails y soju (destilado de origen coreano).
“La cocina coreana busca el equilibrio en sabor, en lo visual y lo nutricional. Se destaca por utilizar ingredientes frescos de estación que se aprovechan al máximo, caldos en cocciones largas y bases fermentadas, creando sabores simples, limpios y a la vez muy complejos y con mucho sabor”, sostuvo en diálogo con Infobae el cocinero.
Y añadió: “Creo que como hijo de coreanos y además gastronómico, tengo la responsabilidad de seguir llevando y fomentando nuestra cocina. Por mi parte y la de nuestro equipo, tenemos la necesidad de mantener procesos y técnicas como la de fermentar, hacer kimchi y las bases tradicionales. Pero también como jóvenes buscamos innovar y adaptarnos, explorar sabores y combinaciones nuevas, siempre manteniendo nuestra esencia”.
Para esta edición del festival, Kyopo ofrecerá un solo plato: la “Jeyuk Burger”, una hamburguesa de bondiola de cerdo marinada como el jeyuk, queso, pickle de verdeo/limón para cortar un poco, cebolla caramelizada, cebolla crocante y mayo de gochujang. Todo en pan de papa y servido con una guarnición.
¿Dónde?
Aranguren 3053, Flores
Una Canción Coreana
Cuando llegaron los inmigrantes coreanos, muchos se asentaron en una parte del barrio de Flores, hoy oficialmente reconocida como el Barrio Coreano. Allí, una emigrada surcoreana An Ra Chung, junto con su marido, Victor Ho, y su suegra, Joo Seung Ja, decidieron abrir Una Canción Coreana.
Primero fue el título de una obra de teatro donde Chung cantaba, luego el de un documental sobre ella, y finalmente, el nombre de su restaurante. La visita a Una Canción Coreana implica mucho más que un rutinario “vamos a cenar afuera”: es una experiencia de aproximación cultural, y como tal debe ser entendida por quienes no están familiarizados con las diversas culturas orientales.
En el establecimiento cocina la señora Joo, la responsable de sintetizar lo mejor de la cocina coreana: la del Norte (tradicionalmente es la más rica por su cercanía e intercambios con China); y la de Jeonrado, en Corea del Sur, también conocida por sus manjares.
Para Song Hee Ho, gerente y uno de los dueños del restaurante, “la característica principal de la gastronomía coreana es la combinación de sabores. Tal vez, para un paladar de un occidental sean combinaciones no posibles, insólitas y hasta ridículas. Generalmente en una mesa argentina vienen primero las entradas, luego el plato principal y al final, los postres. En cambio, para nosotros se sirve todo junto. En una mesa coreana hay platos de carne, de vegetales y de aves, todos con sabores muy variados. La mayoría son para compartir excepto por los de arroz y fideos que son individuales”.
“Cuando hablo de la gastronomía coreana, a mí personalmente, me gusta hablar del ‘zeitgeist’, un término en alemán que traducido al español significa ‘espíritu de la época’. Tenemos que vivir acorde al tiempo que vivimos. Nadie puede decir que sus platos son los más tradicionales. Seguramente, cada uno de los platos que servimos fueron producto de la creatividad de una cocinera de un palacio, de una madre o de una abuela, tal vez supieron ser en algún momento un sacrilegio, pero todos de alguna manera se fueron adaptando a lo nuevo. Por ejemplo, el kimchi que conocemos ahora probablemente cambie y sea diferente dentro de muy pocos años. Nosotros no tratamos de defender nuestra gastronomía tradicional coreana, sino de ofrecer los mejores sabores”, indicó Hee Ho a Infobae.
Para el Hansik, Una Canción Coreana elaboró dos menús degustación abundantes. El primero, “Armonía Principiantes”, consiste de: media porción de nokdu bindaetteok (tortilla de habichuela); media porción de jjinmandu mixto (empanadas de carne y de kimchi al vapor); una porción de bulgogi sin caldo (carne de res salteada con salsa agridulce) con fetas de nabos y ensaladas de cebolla de verdeo; dos potes de arroz; kimchi y pickles; y dos choco pies (alfajor coreano).
El segundo, “Amonía Familiar”, consiste de: media porción de nokdu bindaetteok (tortilla de habichuela); media porción de jjinmandu mixto (empanadas de carne y de kimchi al vapor); una porción de bulgogi sin caldo (carne de res salteada con salsa agridulce) con fetas de nabos y ensaladas de cebolla de verdeo; una porción de dwaeji galbi (costilla de cerdo a las salsa picante); una porción de bibimbap vegetariano; kimchi y pickles; y cuatro choco pies (alfajores coreanos).
¿Dónde?
Av. Carabobo 1549, Flores
Kikiriki
Hay algo que es evidente: en Corea son fanáticos del pollo frito y -quizás- no haya mejor lugar en la ciudad que Kikiriki para disfrutarlo. Con patente estadounidense, este plato viajó a Corea, donde sumó recetas y sabores propios que hoy cotizan alto en todo el planeta. Piezas de pollo jugosas y una cobertura crujiente lograda con una combinación de harinas y féculas que es el secreto de cada cocinero (para su rebozador, en Kikiriki, usan más de una docena de productos distintos).
“Más o menos desde los años 2000, los argentinos comenzaron a viajar más por el mundo (por vacaciones, trabajo, etc). Esto los llevó a introducirse a la diversidad gastronómica del mundo. Desde allí se abrieron las puertas a la oferta gastronómica en Argentina, ampliándose en sus variedades. Los argentinos cada vez estaban más dispuestos a experimentar la oferta gastronómica de otros países. ¡Listo! Después, vino el boom del K-pop y del Kdrama que hizo que el interés diera un aún más salto grande. Era tiempo para demostrar la oferta culinaria coreana”, explicó a Infobae Pedro Rim, creador del restaurante.
El menú incluye seis sabores de pollo: el crispy es crocante, simple y perfecto; el rojito suma picante a base de gochujang; el negrito debe su color y sabor a la salsa soja; el nevado tiene sabor a una manteca melosa; el dragon es súper picante; y el original viene sin salsa.
Debido a la popularidad del pollo frito, algunos emprendedores experimentaron con diferentes ingredientes y salsas para que su producto fuera distinto. Y este establecimiento en pleno Villa General Mitre no es la excepción: tienen sus propia salsas, la “Kikiriki” y la “Picadulce”. “La comida coreana en general depende básicamente del jang, que está hecho a base de soja y encontramos tres tipos: doenjang (pasta de soja), gochujang (pasta de ají) y ganjang (salsa de soja). Estos proporcionan una excelente fuente de proteínas, son conservables, antioxidantes y poseen propiedades favorables para el sistema digestivo. El constante proceso de la fermentación hace que el sabor se vaya profundizando con el tiempo”, añadió Rim.
¿Dónde?
Terrero 1525, Villa General Mitre
Lab Sucré
Lab Sucré es una pastelería y cafetería de autor que fusiona recetas de Oriente y Occidente, donde el protagonista es el matcha (té verde), propio de la pastelería japonesa. El establecimiento que dirige Paola Chang desde 2015 -argentina de ascendencia coreana llegó a la pastelería casi por curiosidad después de cursar estudios en Dirección y Administración de Empresas- también ofrece cafés de especialidad como el blend de Puerto Blest, tés en hebras, matcha latte o jugos naturales y opciones saladas, como el tostado de jamón y queso en pan de leche japonés.
En su local Chang hibrida su doble cultura argentina y coreana con su formación en Europa y Asia. Una base técnica europea eminentemente francesa, un acercamiento a los gustos locales y unas llamadas a ingredientes y pasteles asiáticos son la fórmula de su cóctel.
“La comida coreana es considerada saludable porque es muy nutritiva, hay muchísima variedad a base de plantas y se trata de reducir grasas que hacen mal al cuerpo. Es algo cultural. Corea es un país que prioriza y hace hincapié en la salud. Una de sus prioridades es adaptar la alimentación y nutrición para generar un mejor estilo de vida y tratar de eliminar el riesgo a nivel alimentación porque, culturalmente, la buena salud es el motor para una buena vida”, aseguró.
Y continuó: “Siempre que surge algo saludable o que le haga bien al cuerpo la gente busca consumirlo. Poder respetar todo eso hace que los gastronómicos trabajemos de manera más consciente, eliminando cada vez más alimentos o ingredientes que puedan generar un mal al cuerpo, tanto a corto como a largo plazo, con el fin de poder mejorar la calidad de vida de las personas. En mi caso, al ser pastelera, busco aminorar la cantidad de grasas y azúcares, buscando lograr productos más ligeros, y a su vez menos dulces”.
¿Dónde?
Avellaneda 1932, Caballito