Guadalupe Pérez y Melissa Quiroga son las protagonistas de esta historia. Ambas de 30 años y con toda una vida ligada a pasiones como las bicicletas, sustentabilidad, el medio ambiente y los pueblos originarios. Guadalupe nació en Salta y es veterinaria. Melissa nació en Bogotá, Colombia, y es socióloga. De alguna manera, ambas estudian a los seres vivos, y ese es otro punto en común.
Fue a finales de 2019 cuando ambas se encontraron en Salta, en el Tercer Foro Argentino de la Bicicleta. Es importante mencionar que ambas son fanáticas de la bicicleta, pero entendiéndola como un medio de transporte sano, saludable y ecológico. No, necesariamente, como una actividad deportiva. Allí se concretó la idea del viaje: el punto de partida sería Córdoba, con el objetivo de recorrer casi 4 mil kilómetros y llegar hasta Ushuaia, pero, en el medio, llenarse de experiencias y aprendizajes sociales y culturales.
NÓMADAS BICIBLES
Ambas eligieron ese nombre para referirse a su viaje y su proyecto, el cual no merece mayor descripción. Su idea es reencontrarse con el buen vivir de los pueblos originarios, visibilizar historias de mujeres y de todo aquel que esté haciendo acciones visibles por el planeta. Cuentan que se reunieron en febrero pasado en Asunción del Paraguay y, de allí, viajaron a Córdoba en micro, en donde comenzaron a armar sus bicicletas en un taller popular de ciclomecánica, un espacio comunitario donde uno puede aprender y armar su propia bici. Ese fue el kilómetro cero del viaje. Salieron en bici desde Río Ceballos, Córdoba, y el objetivo es llegar a Ushuaia.
Ambas tienen sobrados conocimientos de mecánica de bicicletas, por lo que cualquier desperfecto no es más que un simple obstáculo a superar rápidamente. Incluso, sus saberes le sirven de fuente de ingresos, ya que dictan talleres y transmiten sus técnicas.
EL VIAJE
Su idea era salir en febrero o marzo, sin embargo, la pandemia estiró lo planes y fue recién en mayo cuando se permitió la circulación en bicicleta. Las rutas lucían más descongestionadas de autos y camiones, por lo que, al principio, la travesía no era tan peligrosa. En Río Ceballos realizaron un voluntariado en una cooperativa que se llama Reciclando Utopías. Después vino Potrero de Garay, donde estuvieron en granja y huerta familiar, realizando también voluntariado e intercambiando experiencias y semillas. Así, se detienen en lugares en donde se hacen acciones sostenibles y van rescatando los saberes locales.
Después, la hoja de ruta las llevó al Valle de Calamuchita, a Villa Quillinzo, Río de los Sauces, Alpa Corral. En Río Cuarto estuvieron varios días con una comunidad comechingona interiorizándose sobre medicina ancestral. Después pasaron a San Luis. Villa Mercedes, Juana Koslay, donde también intercambiaron conocimientos con la comunidad. Luego llegaron a Mendoza, donde pararon en una casa de ciclistas, en Santa Rosa, y ahora están en la ciudad, alojadas en la casa de Laura Cortés, que es artista, docente, fotógrafa y ciclista. Su estadía en nuestra provincia las llevó a participar de un encuentro de permacultura urbana, han hecho actividades de reforestado y también han ayudado en la construcción de una estufa rocket.
Así, ambas seguirán peleando y disfrutando del viaje, con una sola premisa: el cuidado del medio ambiente y la importancia de nuestro planeta.