Es maestra jardinera, y su amor por el viejo en globo la llevó a romper récords en Argentina.
Leticia Marqués, de 59 años, es maestra jardinera hace 30 años y, desde hace 5, ejerce como piloto comercial de globos aerostáticos en el Club Aerostático Argentino. Hace un año, se consagró como la primera piloto argentina de esta categoría que se elevó con la energía del viento y del sol, sin usar ni una gota de combustibles sólidos, batiendo 32 récords mundiales.
Empezó esta aventura en globo cuando estaba por jubilarse de la enseñanza en el jardín de infantes, luego de 30 años, en la Ciudad de Buenos Aires. Su marido Carlos, también piloto, fue el que le contagió la curiosidad y las ganas de aprender a volar, y fue así que comenzó a estudiar, leyendo volúmenes técnicos sobre presión del aire, cuerdas, envolturas, activación del quemador, comportamiento del gas propano, vientos.
“Volar es una experiencia hermosa, intensa, tranquila cuando estás arriba, demandante en cada detalle, pero siempre con paisajes y naturaleza en 360 grados”, comenta Leticia en una entrevista con la revista Viva.
Con respecto a la travesía ecológica que emprendió el año pasado, surgió por iniciativa del artista y arquitecto tucumano Tomás Saraceno, quien se dispuso crear un globo que no necesitara combustible, que pudiera inflarse por la energía del sol y trasladarse por el impulso del viento. Puso en marcha entonces el proyecto “Arocene Pacha”, el diseño de un balón de 3.000 metros cúbicos con telas ultraligeras negras, que permiten una gran absorción de la radiación solar.
Apenas terminó el proyecto, le propuso a Leticia que encarara el desafío, montándose el globo solar en su espalda y despegando desde las Salinas Grandes, un mar de sal, bajo un océano de aire. El dispositivo no tenía baterías ni quemador, apenas un kit con wifi y una botella para medir las variables atmosféricas y establecer la diferencia de temperatura entre el globo y el exterior.
El documental del Canal Encuentro titulado “Aerocene Pacha. Utopía sustentable”, plasmó la preparación y el mensaje ecologista de Saraceno, que está radicado en Berlín, donde se luce en exposiciones de “espacios flotantes” y “esculturas aéreas”. El globo de Leticia tenía inscripciones que decía: “El agua y el viento valen más que el litio” y “No al litio, no a la contaminación”, en rechazo a la explotación del mineral que abastece las baterías de los celulares, las computadoras y los autos eléctricos.