16 de julio de 2015. Tres ocupantes de la Estación Espacial Internacional (EEI) se apretujaron en la nave espacial rusa Soyuz, que actuó como su bote de salvavidas en caso de emergencia. Un satélite en desuso estaba avanzando a 14 kilómetros por segundo y los controladores sabían que pasaba cerca de la nave, pero no podían rastrear el objetivo con precisión para saber si impactaría en la nave. El astronauta estadounidense Scott Kelly y los rusos Gennady Padalka y Mikhail “Misha” Kornienko se acurrucaron en la pequeña cápsula, esperando que se acercara el veloz trozo de metal y preparándose para separarse de la estación y regresar a la Tierra, siguiendo los procedimientos diseñados para tal eventualidad.
El capitán Kelly se encontraba nuevamente en una situación que amenazaba su vida. Si el satélite los hubiera alcanzado, no habrían tenido tiempo de escapar. Desde 2007, Kelly realizó tres visitas a la EEI. Pero fue en su último vuelo, entre 2015 y 2016, cuando ganó reconocimiento mundial. Junto con Misha Kornienko, tenía la tarea de pasar un año entero en la estación espacial, el doble de la duración de una estancia normal.
“Mi objetivo siempre fue llegar al final del vuelo con tanta energía y entusiasmo como al principio, y creo que lo hice. Podría haberme quedado más tiempo ahí, si hubiera habido una buena razón. Así que nunca dudé realmente de mi capacidad para hacerlo“, manifestó Kelly, que se convirtió en el hombre récord: el estadounidense que más días consecutivos ha permanecido en el espacio. ¿Cuántos estuvieron en total? 340 días.
“No sé si necesariamente tenga que ver con ser introvertido o extrovertido, pero definitivamente tienes que sentirte cómodo siendo tu propio entretenimiento. No es para todos”, explicó Kelly en “Resistencia: mi año en el espacio”, su libro de memorias. “Lo más difícil es no poder salir y experimentar la naturaleza, además de las tareas diarias de la estación espacial. Otro desafío fue compartir un lugar relativamente pequeño con las mismas personas durante tanto tiempo”.