Son rusos y emigraron a Argentina por amor

Historias para contar Slider costado

Marina, de 37 años, y Andrei, de 36, son de Moscú, Rusia. Huyeron de su país, pero por una guerra diferente: “Esta es una historia de amor, de pasión; pasión por la música”, dice Marina cuando cuenta cómo llegaron hasta acá en septiembre de 2022. Dejarlo todo y escapar a Buenos Aires fue la última opción después de que su exesposo los persiguiera y los amenazara de muerte.

Ella es profesora de inglés y también habla mandarín y tailandés. Además de ser la novia de Andrei, es su intérprete, pues domina mucho más el español. Él es músico, toca guitarra, percusión y comenzó a especializarse en el handpan (un tambor metálico que combina ritmo y melodía) desde hace 10 años. Se conocieron en la capital rusa en abril del año pasado, en la escuela que él fundó con un amigo.

Dos caminos conectados por la música

Las vidas de Andrei y Marina se cruzaron gracias a la música, pero recorrieron caminos muy distintos. Él descubrió su vocación a los siete años. Aprendió a tocar la guitarra y percusión. Se especializó en el handpan hace 10 años y fundó una escuela en Moscú y San Petersburgo.

Andrei toca el handpan desde hace 10 años. (Foto: Agustina Ribó/TN)
Andrei toca el handpan desde hace 10 años. (Foto: Agustina Ribó/TN)

Marina es profesora de idiomas. Estuvo casada por 11 años, pero esa relación se deterioró, se había separado y estaba buscando otro departamento.Durante ese proceso, recurrió a la música como terapia: “Yo conocía el handpan desde hace 10 años, tenía uno y quería volver a comenzar. Para mí, era una actividad relajante y meditativa. Quería cambiar mi vida y necesitaba apoyo, así que fui a la escuela para sanar mi alma y hacer algo interesante”, recuerda.

Esa es la razón por la que Marina se inscribió en la escuela de handpan de Moscú en abril de 2022 y Andrei se convirtió en su maestro. “No es difícil, no necesitas conocimientos de música. Andrei te enseña a sentir el handpan, a tocarlo desde el corazón y hablarle, puedes contarle tu historia”, asegura la joven.

El lugar más alejado de Moscú

Poco tiempo después, se enamoraron. Cuando su expareja se enteró, amenazó de muerte a Andrei. “Él dijo que quería vengarse de nosotros. Un día, se apareció con un arma. La policía dijo que no podía protegernos a menos que nos hiriera. Comenzó a acosarnos, golpeó a Andrei. Teníamos grabaciones, hablé con la policía, pero me dijeron ‘no podemos ayudarlos porque no hay una ley. Solo si resultan heridos, podremos ayudarlos’”, relata Marina y señala: “En Rusia, la mujer no puede divorciarse. Las mujeres que quieren dejar a sus esposos son castigadas”.

Marina conoció a Andrei en una etapa muy difícil. (Foto: Agustina Ribó/TN)
Marina conoció a Andrei en una etapa muy difícil. (Foto: Agustina Ribó/TN)

Transcurría el verano de 2022 y, aunque Marina y Andrei estuviesen lejos de la guerra, batallaban para mantenerse juntos y sobrevivir. Intentaron esconderse en otra ciudad, pero el exesposo contrató personas para rastrearlos y los encontró, recuerda Marina. Esto la empujó a tomar una decisión drástica junto con Andrei: huir del país. “Yo elegí la Argentina porque viajé acá hace cinco años, conocí Ushuaia y El Calafate. Es el país más hermoso. No tuvimos opción, teníamos que irnos al lugar más alejado de Moscú como fuese posible porque las autoridades no nos ayudaron”, relata Marina.

Ella le contó a su mamá que se iba solo tres días antes de partir, pero no le habló de las amenazas de muerte. La mamá de Andrei sí estuvo al tanto desde el principio y les dio su poyo.

Marina renunció a su trabajo, vendió su auto y todo lo que pudo. Ambos cerraron sus redes sociales e intentaron desaparecer. Andrei tuvo que dejar sus cuatro handpan. Ninguno de sus amigos sabía que se irían; los familiares no sabían cuál era el destino.

Fueron 36 horas de viaje y varias escalas. Llegaron el 19 de septiembre de 2022, sin imaginar que habían escapado de otra amenaza: tres días después, el gobierno ruso anunció el reclutamiento obligatorio de civiles, lo que provocó la huida de cientos de miles de hombres hacia los países vecinos por todas las vías posibles.

Andrei fue su profesor de handpan. (Foto: Agustina Ribó/TN)
Andrei fue su profesor de handpan. (Foto: Agustina Ribó/TN)

A pesar de haber llegado a Buenos Aires, la pareja no se sentía a salvo. Cambiaron sus nombres, no les escribían a sus allegados. Marina puede contarlo ahora, pero muestra los síntomas del estrés que todavía experimenta, como la irritación de la piel. No tuvieron un momento de descanso al principio: “Quedé embarazada aquí, pero estaba tan estresada que lo perdí cuando tenía un mes. Estábamos en shock y no pudimos llamar una ambulancia porque no hablábamos español. Solo nos acostamos abrazados”, cuenta la joven. Era su primer embarazo. Solo lograron reunir valor para pedir ayuda dos días después del incidente.

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Andrei volvió a tocar en la Argentina y aspira a fundar una escuela de handpan en el país. (Video: Instagram @tag_xamir)

Mientras intentaban reconstruir su vida acá, pasaron seis meses y ocurrió lo que más temían: “Él nos encontró y, de alguna manera, nos ayudó, porque ahora podemos contar nuestra historia”, dice Marina con alivio. El hombre amenazó con venir a hacerles daño, lo que los obligó a pedir protección al Gobierno argentino con todas las pruebas de las agresiones y amenazas, y se la concedieron.

Una nueva página

“Para mí, la vida en Argentina es como una página en blanco, una nueva vida. Cada nueva persona me ayuda. Es el mejor país”, expresa Andrei en español, el idioma que sigue aprendiendo con ayuda de amigos y tutoriales de YouTube. Una respuesta más profunda, su razón para recomenzar, la resume vía WhatsApp con el traductor: “Esta fue la decisión más difícil que he tomado en mi vida. Dejé a mi madre y mi familia; dejé la escuela que abrí con mi amigo en el centro de Moscú y 10 años de trabajo, pero me encanta Marina”.

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Andrei se integró rápidamente en la comunidad de artistas e, incluso, lo invitaron a grabar un álbum. (Video: Instagram @tag_xamir)

Andrei volvió a dar clases, también volvió a presentarse en la Argentina cuando su familia logró enviarle los instrumentos e, incluso, grabó un álbum con un colega. Está fascinado con el ámbito artístico local: “Me encanta el nivel musical de este país”, afirma. Su aspiración es abrir una nueva escuela acá en el futuro.

Marina sigue trabajando como profesora de inglés y tiene muchos proyectos, poder escribir una biografía sobre Andrei algún día, forjar un futuro con él. Admite que extraña a sus familiares, lo más valioso que tuvo que dejar. “Ahora estamos tratando de superarlo”, revela y afirma: “Estamos muy agradecidos con el país y la gente; nuestros amigos y los músicos nos ayudan mucho. Argentina se convirtió en nuestro lugar seguro, este es nuestro hogar ahora. Podemos vivir en libertad; para nosotros, Argentina es la libertad”.

FUENTE TN

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