Compró la carcasa de un Fiat 600 y lo transformó en una lancha: la historia del fitito que navega por el Delta

Oscar Pesante, vecino de la localidad de Tigre, siempre soñó con su propio fitito y si bien durante su adolescencia y juventud logró tenerlo, poco tiempo después tuvo que venderlo. Aunque, su sueño y su amor por el modelo italiano no se fue con los años, sino que se incrementó aún más. Con mucho sacrificio y dedicación, en el 2020, tras pasar la cuarentena en su casa del Delta junto a su mujer, tuvo una idea que jamás imagino que tuviera tanta repercusión entre los vecinos y los turistas.

Así, el tigrense compró la carcasa de un viejo y deteriorado Fiat 600 color blanco, con amor y mucho esfuerzo. Oscar puso manos a la obra, lo reacondicionó con la idea de dejarlo al lado de su muelle para tener un distintivo entre sus vecinos. “Dije ‘lo voy a poner en la costa como una identificación de mi casa’”, contó.

Pero la curiosidad lo llevó a lugares imaginados. Una vez que el fitito ya estaba en óptimas condiciones, lo transformó en una lancha, le sacó el techo, acomodó las puertas y le dio vida a un sueño. “Había quedado tan lindo, flotaba, lo estaba acomodando, la gente pasaba y miraba sorprendida. Así que me tenté en ponerle un motor y probar a ver si navegaba. Y sí, la verdad que navega muy bien, aguanta mucho peso, está bien nivelado, bien armado”, aseguró orgulloso de su logro.

Una atracción que fascina a los turistas del Delta

El creador del Fitito lancha, vive sobre el río Estudiante, a unas dos horas del centro de Tigre, y alquila cabañas para los turistas que quieren disfrutar de la naturaleza que ofrece el Delta. Si bien, al principio la idea de Oscar era que el fitito fue un distintivo entre sus vecinos isleños, se terminó convirtiendo en un hito tigrense que todo turista quiere pasar a conocer.

“Quizás en el resto del mundo esto existe, pero acá para los argentinos es una locura ver un auto que flota y encima anda”, destacó su creador y aseguró que el Fiat 600 no solo causa furor entre los locales, sino que muchos extranjeros que visitan la isla quedan fascinados con él. “Frenan y me piden sacarse fotos con el auto”, agregó.

A pesar de que le encantaría poder usarlo como una lancha y permitirles a los turistas cumplir el sueño de andar en un auto sobre el agua, él mismo indicó que por cuestiones legales no puede hacerlo navegar. “Anda perfecto, pero Prefectura pide muchos requisitos para hacerlo navegar. Por ahora, solo lo tenemos para entretenimiento cerca de las cabañas”, indicó, aunque no descartó hacerlo andar en algún momento: “¿Te imaginas que pueda ir con el fitito al Puerto de Frutos y dar una vuelta por ahí?”, soñó.

Una pasión que nació en su niñez gracias a su jefe

Su amor por el auto es algo que ni el mismo puede poner en palabras, solo sabe muy bien cuándo comenzó. “Yo trabajo desde muy chico. A los 9 años laburaba en la guardería naval y el dueño me dejaba lavarle su Fiat 600 los fines de semana. Con ese aprendí a manejar”, contó en diálogo con TN.

A partir de ese momento su pasión por el modelo italiano no paró. A sus 12 años logró comprarse uno, modelo 64, pero a los pocos años tuvo que venderlo, ya que no tenía edad para manejarlo. Tiempo después, cuando se casó con su mujer, se compraron uno color blanco, del cual también se tuvieron que deshacer por falta de espacio.

Pero, nada de todo eso frenó la pasión de Oscar y en 2020, finalmente, durante la pandemia, logró comprar por una suma irrisoria de $25.000 “el cascarón” como él mismo dice, de lo que hoy es uno de los atractivos más interesantes del Delta de Tigre. “Es increíble todo lo que generó. La cantidad de gente que me habló felicitándome y diciéndome que lo quieren venir a ver. Realmente es una locura y me alegro de que a la gente le guste. Jamás pensé que iba a tomar tanta relevancia”, contó.

FUENTE TN