“Dice la tradición que cada vez que abrazamos de verdad a alguien, ganamos un día de vida”. Paulo Cohelo
Deberá ser trending topic. Sería fantástico que todos hablemos del Día del Abrazo que se celebra hoy en el mundo.
Para muchos, sin dudas, será una novedad y se sorprenderán que exista entre nosotros gente sensible que piensa en positivo y apuesta a que la Tierra sea un mejor lugar. Para los que lo instauraron en 1986 será un día de satisfacción plena saber que aquella buena idea se arraigó y hoy la sociedad mundial la hace propia.
Desde hace dos años largos por la pandemia que atravesamos la ausencia del abrazo se siente, lo añoramos, lo necesitamos, lo pedimos.
Desde el primer momento de nuestras vidas, el primer abrazo que nos recibe al nacer se inscribe en nosotros como la expresión más dulce de abrigo, cuidado, seguridad y compañía.
Y así será en todo nuestro recorrido, no necesitamos poner palabras para comprender y experimentar lo que el abrazo produce crea y genera tanto cuando lo damos como cuando lo recibimos.
Hoy el abrazo falta, o no está como lo conocemos. La cultura pandémica (por necesidad), lo reemplaza por el codo, el puño, un gesto distante, un beso al aire, una sonrisa, una mirada empática.
Pero no es lo mismo, lo sabemos. El abrazo da la certeza de estar en el momento justo y necesario el uno con el otro.
Nos faltan muchos abrazos. El de los hijos y nietos con sus padres y abuelos, de la familia entre sí, de los amigos con los amigos. Falta el del buenos días en el ámbito laboral o de estudio, el abrazo del festejo en el deporte que practicamos por diversión, y falta también desde hace mucho el abrazo de la sociedad de todos con todos.
Hoy no podemos alentar los abrazos físicos pero nadie nos dice que no podemos regalarnos el afecto por el cual ellos se originan y que a su vez producen.
Que sea trending topic, hagámoslo todos, una cadena infinita de abrazos desde el alma.
Valdrá la pena. Todos los necesitamos y todos los esperamos.
Por Claudio Avruj
Director de Optimism
