POR ALEXANDRA BARRETO
Ingresar a la casa de la paisajista nacida en Carhué es como trasladarse a un anticuario. Lo que más predomina, además de un ambiente acogedor, son objetos y muebles antiguos, una radio de madera, una máquina de escribir Olivetti en polaco que su padre la tuvo mientras estuvo en el ejército y posteriormente se la dio a Irene quien la conserva como un gran recuerdo. Además sobresale un cuadro recientemente terminado con la cara de René Favaloro.
En su vivienda predominan múltiples colores como el magenta, verde, azul, rosa y lucecitas por todos los rincones.
Sus obras impactan en los murales de pintura y mosaico en diferentes lugares de su ciudad, representándola en muchos concursos y exposiciones nacionales e internacionales.
Es asistente técnico en pintura y muralismo por la Municipalidad de Adolfo Alsina desde el 2006 y dicta clases de pintura y mosaiquismo.
“La pintura me hizo ser quien soy, pasé de ser la hija, señora y madre de, a ser Irene Ciunel, eso fue muy importante para mí”, comenta reflexiva.
Revela que una característica de sus cuadros radica en pintar retratos de mujeres sin pestañas. “Eso hace distinta la mirada. Otra peculiaridad que agregué con el tiempo es que los lóbulos de las orejas son pegados, como los míos; dicen que quien tiene esto, posee un don”.
También tiene una vida ligada al turismo. Su padre polaco y su madre argentina fundaron el hotel ‘Buenos Aires’, un sitio concurrido por extranjeros de diversas nacionalidades. La mentora continuó con el legado de su familia por 20 años recibiendo a personas que llegaban a Carhué en búsqueda de los beneficios de la Laguna de Epecuén.
“Desde muy pequeña con mi hermana disfrutábamos de la piscina de agua dulce, fue la primera que hubo con cuatro metros de alto; nuestros padres nos inculcaron la importancia de trabajar. De adolescentes servíamos las mesas, hacíamos las camas, atendíamos a los visitantes”, asegura.
Acota que tras el fallecimiento de sus padres continuó con la hotelería durante 10 años, pero el año pasado le traspasó el negocio a su hijo.
Durante 28 años estuvo casada y separada por 15 años. Con su ex esposo, quien falleció, tuvieron seis hijos: 5 varones y una mujer.
“Nunca tomé ningún curso de arte, de niña le hice la carátula del cuaderno a algún compañero, pinté ropa, banderas de clubes pero no me dedicaba a eso como profesión. Terminé el bachillerato, quise estudiar arquitectura en Bahía Blanca, empecé ingeniería pero realmente no me gustaba”.
Posteriormente en su hogar empezaron a tener algunos problemas económicos y su hija tuvo una delicada situación de salud.
“En el 2001 me fui a La Plata a acompañar a mi hija que vivía ahí, mi ex pareja se quedó atendiendo el hotel, fue cuando comencé a pintar flores, paisajes. Al año siguiente regresé a Carhué, hice mi primera muestra con todas las obras que había realizado en un local que consiguió una amiga”, relata de lo vivido en aquellos días.
“Pensé en la manera de generar ingresos y solicité trabajo en la Municipalidad de Adolfo Alsina como profesora de arte. Me temblaban las piernas en mi primera clase, sabía que no era una artista consagrada, sin estudios pero me preparé mucho para dictar el taller. Fue el trampolín para hacer lo que más disfruto. Desde hace 2 años empecé a ir a la localidad de Rivera (a 50 kilómetros de Carhué), y desde entonces no he parado de impartir clases”, manifiesta orgullosa.
Confiesa que el oficio se convirtió en su verdadera pasión, y le dio la oportunidad de vender sus obras de arte.
Después de varios años de pintura, también incursionó en el taller de mosaicos. “El mural que está a la entrada de Carhué lo hice en una semana con las alumnas del taller, trabajamos ocho horas diarias”.
En la charla artística ella no deja de mencionar aquella etapa dura de carencias que vivió con su familia. “Hubo una época en que hubo poco turismo, a pesar de que mis hijos trabajaban, no nos alcanzaba para vivir. Durante un año nuestra única comida eran las papas. Con un peso compraba cinco kilos y un día las preparaba con cebolla, otros con alitas de pollo, tenía que hacer que alcanzaran”.
El trabajo con perseverancia hizo que lograra esa estabilidad económica ansiada, y revela que se afianzó como pintora derribando el cliché respecto a que del arte no se puede vivir.
CORONADA DE SAL
Irene ganó el premio Corona de Sal 2021, el cual reconoce el aporte de emprendedores, instituciones y figuras al desarrollo turístico en Lago Epecuén y Carhué. La votación del jurado estuvo integrado por la Asociación de Hoteles, medios de comunicación, el Concejo Deliberante y Poder Ejecutivo.
El galardón fue entregado por el intendente Javier Andres, y Cecilia Audisio de Cosmética Artesanal.
Además, en 2019, el Municipio de Adolfo Alsina realizó una muestra en el Senado de la Provincia de Buenos Aires en el marco del programa “artistas bonaerenses” y ella participó exponiendo sus obras.
“Con todo lo logrado me siento feliz, adquirí una seguridad que no tenía, amo enseñar, comparto toda la experiencia que adquirí. La pintura me dio grandes amigas y también disfruto de mi pueblo porque es tranquilo pero al mismo tiempo con mucho movimiento”.
Una gran artista, orgullo carhuense
Dias atrás, mirando yo el programa Estamos Conectados en la TV Pública, descubrí, me enteré, de esta Artista, “Enorme”, me fascinaron sus obras mostradas y me conmovio su historia de vida relatada❤. Desde Casilda (Sta Fe) mi lugar luego innediatamrbte me comunique con ella. Felicitaciones Irene👏👏👍