Cada 2 de diciembre desde 1985 se conmemora el Día Internacional de la Abolición de la Esclavitud Moderna.
Un día como hoy pero hace 35 años, más precisamente el 2 de diciembre de 1985, la Asamblea General de la ONU firmó el Convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena.
Las formas modernas de esclavitud se refieren a los métodos para capturar personas en estado de vulnerabilidad económica, prometiéndoles trabajo mediante la firma de un contrato en el que, a cambio de techo y comida, deben trabajar de lo que los empleadores les comanden. Un ejemplo recurrente de esta modalidad es la explotación sexual.
Les hacen creer que el contrato tiene validez legal, cuando no es así, ya que violan uno o más derechos humanos propuestos por las legislaciones vigentes.
El temor a ser descubiertos, a no poder retribuir a sus empleadores, a no recibir la remuneración prometida, incluso el temor inducido por estar bajo amenaza, hacen que a las personas atrapadas en estos círculos se les dificulte salir.
Entre las formas más comunes de esclavitud moderna que postula la ONU, se encuentran: el trabajo forzoso, matrimonios arreglados entre mayores de edad o entre un mayor y una menor, trabajo infantil, y explotación sexual.
Para combatir a la esclavitud moderna, existen ONGs que militan en pos de la liberación de personas vulneradas, crean materiales informativos para detectar este tipo de trabajos, y concientizan en redes sociales.
