Valentino, el protagonista de esta historia, sólo tenía cinco meses cuando sus padres se dieron cuenta de que tenía una extraña asimetría en el pecho. Pensando que se trataba de un cuadro de broncoespasmos, decidieron llevarlo con un especialista para realizarle estudios médicos, en donde le descubrieron una anomalía en una arteria del pulmón.
A pesar de ser operado de un sling pulmonar, el nene seguía teniendo dificultades respiratorias. Tras una serie de análisis, detectaron que tenía una extraña afección poco frecuente y con riesgo de muerte. En este duro contexto, solo quedaba una opción: intentar hacer hasta lo imposible para salvarle la vida.
De acuerdo a Noticias UNSAM, después de hacerse una endoscopía, Gastón Bellia Monzón, cirujano infantil, informó a los padres que el diagnóstico indicaba que “Valentino tenía una estenosis traqueal congénita y una broncomalacia en su bronquio izquierdo”.
Además de la dificultad respiratoria, el bebé no podía seguir con mocos en los bronquios, por lo cual había que intentar algo nuevo. Así fue cómo, según la madre, les recomendaron “colocarle un exoesqueleto de material biodegradable en su bronquio izquierdo, una operación que sólo se había hecho una vez en 2013 en Estados Unidos”.
Así salvaron a Valentino gracias a una pieza fabricada con una impresora 3D
“Cuando volvimos a hablar por teléfono, Gastón nos contó la propuesta y cuáles eran los riesgos. Decidimos que le dábamos para adelante, era la vida de nuestro hijo”, contó Lucila, la mamá del nene, en diálogo con el medio de la Universidad Nacional de San Martín. La idea del cirujano era colocar un exoesqueleto de material biodegradable en su bronquio izquierdo.
La pieza que se necesitaba fue fabricada con una impresora 3D de última generación en conjunto con la UNSAM en donde un equipo de investigadores del Laboratorio de Biomateriales, Biomecánica y Bioinstrumentación llevaron el caso.
Trabajando a contrarreloj, después de crear 50 exoesqueletos completos y casi 100 partes específicas, lograron llegar al resultado exacto que la operación requería.
Gracias al pequeño artefacto y el éxito de la intervención, Valentino disfruta de sus cuatro años como cualquier niño y se convirtió en el primer caso en Argentina en someterse a la operación y en el segundo de todo el mundo. Así, su experiencia fue registrada por los científicos y publicada para que pueda servir de material de ayuda para otras personas que estén en situaciones similares.
Lucila, recordando con tremendo orgullo la valentía de su hijo, expresó: “Verlo hoy a Valentino para nosotros es impresionante. Es un chico lleno de vida, re vital, super alegre, no para, juega por todos lados. Una nunca puede dejar de agradecer eso. Hay que vivirlo para aprender que en el mundo hay gente magnífica, con un corazón tremendo que deja todo por una persona que no conoce”.
FUENTE TN