La atleta paralímpica Melissa Tillner Galeano (22 años) quedó con discapacidad visual a los 11 años, pero eso no la detuvo para cumplir sus sueños y metas. Junto con su atleta guía, Víctor Duarte Adorno (29) apuntan a los Juegos Parapanamericanos de Santiago de Chile en noviembre. La preparación es día a día y a pulmón, autofinanciándose cada entrenamiento.
Sin contar con becas ni apoyo para las prácticas, Melissa Tillner, atleta velocista de 100 y 200 metros, es un ejemplo de superación a seguir. Sobrepasó adversidades y siguió hacia el gran sueño de competir en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2021.
Es una joven que tiene neuritis óptica, una inflamación del nervio óptico. Está clasificada en atletismo en la categoría T12 (visión parcial), puede notar la profundidad, colores distorsionados y esa discapacidad visual la posee desde los 11 años. “Ya hace 12 años que tengo la discapacidad y nunca avanzó ni retrocedió mi vista”, cuenta.
Comenzó en el deporte en 2016, en el golbol, una disciplina específica para personas con discapacidad visual. En esa época conoció a Víctor Duarte Adorno, que estaba como asistente técnico de ese deporte, quien actualmente es su guía. “Dos años después, en el 2018, me invitó a una carrera de calle de dos kilómetros.
Nunca en mi vida había corrido, ni te cuento cómo terminé ese día, con mi lengua afuera (risas). Luego de eso ya comencé a correr dos, cinco, siete o diez kilómetros junto a Víctor todos los domingos”, manifiesta.
Luego de eso se volcó hacia el atletismo. “En 2019 Deportes cambié de modalidad, porque Víctor viajó a unas capacitaciones y estaba en puertas los Juegos Parapanamericanos de Lima ese año, pero Paraguay necesitaba iniciarse de forma oficial con el deporte paralímpico y nos propusimos lograrlo. Desde esa vez fue todo atletismo”, añade.
Primera competencia
La primera competencia oficial de paraatletismo para Paraguay fue en Brasil, en abril de 2019. “Allí competimos en 100, 200 y 400 metros y trajimos ya una medalla de plata, en los 400, del certamen donde obtuve mi clasificación funcional. Luego viajamos a Argentina en mayo para correr 100 metros porque en la primera vez quedamos descalificados, pero igual conseguimos ganar otra medalla deplata.
Ese mismo año, pero en junio, viajamos a Perú para los juegos test de los Parapanamericanos de Lima”. En plena pandemia del covid llegó la hora de participar en Japón: “Llegamos para aclimatarnos y conocer, capacitarnos, entrenar en Tokio, donde según lo programado al año siguiente serían los Juegos Paralímpicos. Pero en 2020 llegó la pandemia, se cerraron las fronteras, no pudimos ir a competir al Brasil y se suspendió Tokio 2020.
Todo estaba suspendido, no pudimos entrenar de marzo a noviembre en pista y obviamente tuvimos que practicar en casa buscando motivaciones. Ese año fue duro, Víctor tuvo covid y perdió a su madre y yo a mis abuelos. Pero con esa situación adversa salimos adelante con el deporte, porque realmente fue un año muy difícil para todos.
Luego de pasar lo estricto de la pandemia retomamos con menos entrenamientos, ya en el 2021, pero no hubo tiempo para las competencias preparativas para la cita en Tokio”.
La travesía paralímpica llagaba a su fin. “Finalmente llegamos a Japón, tuvimos nuevamente nuestro periodo de adaptación, competimos el 1 de setiembre de 2021. Luego de un estricto protocolo, ir al estadio, pisar la pista, hacer la prueba de sonido y tocar los tacos fueron una sensación indescriptible después de la pandemia. Parecía que pasó toda una vida y fue increíble estar en ese lugar”.
Meli se considera una deportista perfeccionista. “Ser atleta es una mejora continua. Me ayudó a bajar de peso, casi treinta kilos, y sigo en ese proceso, porque no soy para nada conformista”.
Además de atleta es estudiante en proceso de tesina en la carrera de Licenciatura de Relaciones Públicas y Recursos Humanos en la Universidad Metropolitana de Asunción y trabaja en el servicio de atención al cliente en un call center.
Meli compite junto con Víctor Duarte Adorno, quien es su guía dentro y fuera de las pistas, con formación como docente, abogado y notario. Es actualmente funcionario de la Secretaría Nacional de Deportes, y al igual que Meli comenzó en el deporte como voluntario en 2016 siendo asistente técnico de golbol.
Ya siendo técnico conoció a Melissa. “Fui su entrenador en golbol, se quedó conmigo a practicar ese deporte y tuvimos competencias internacionales con esa disciplina.
Luego la invité a las corridas y el resto ya es historia. Ya en 2017 se creó el Comité Paralímpico en sí y teníamos que empezar de cero y cuando un país es nuevo, la sugerencia que te dan es que nos centremos en mujeres por varios factores: los cupos, la cantidad, entre otras cuestiones.
En esa ocasión hablé con Melissa, pues cuando era mi atleta en golbol noté el potencial que tenía, y de ahí comenzamos a full en el atletismo”. Pero con el covid llegaron las complicaciones en cuanto al círculo familiar o burbujas: “Si bien nosotros no teníamos contacto directo, había un contacto muy cercano y fue muy difícil decidir quién iba a vivir en casa de quién para crear el lazo de convivencia, que no pudimos hacer y tuvimos que esperar que finalice. Yo contraje la enfermedad, subí diez kilos, y no podía competir en esas condiciones, costó ponerme nuevamente en ritmo y hasta ahora tengo secuelas”.
Sin embargo, el esfuerzo tuvo su recompensa, pues lograron lo mejor en los Paralímpicos de Japón. “En Tokio marcamos nuestro mejor tiempo, estuvimos felices, la mejor marca 14,77 s en los 100 m. Quedamos terceros en nuestro heat y a nivel paralímpico top 10″.
El triunfo tuvo un sinsabor. “Cuando yo me inicié en el golbol siempre me comunicaba con mi mamá para compartir los éxitos que alcanzaba. Pero hacía dos meses que ella falleció, yo la quería llamar. Me quedé feliz con el resultado, pero destrozado por dentro, fueron muchas emociones juntas. Pero en todos los aspectos de la vida vas a encontrar obstáculos, y para surgir en el deporte se sacrifican cosas, desde familia, amigos, salud, pareja, lo que te hace ser competitivo y centrarte en tus metas”.
Con esto Víctor pone en práctica su lema: “Nos centramos en la capacidad y no en la discapacidad y nos aferramos a las dificultades para salir adelante. Aquí no hay aichejáranga en ningún aspecto, ni en lo laboral ni en lo deportivo”.
Ambos comentan que son afortunados por estar en el deporte, y ahora la meta es buscar la marca para llegar a los Parapanamericanos de Santiago y de ahí a los Juegos Paralímpicos de París 2024.
FUENTE: ABC