El Colegio Estrada, una de las instituciones más tradicionales de Ituzaingó, apuesta a un cambio de signo a partir de la ESI.
Se llama Mariana Arcenillas, pero se presenta como Mariana a secas. Habla con el tono de voz de las maestras: pausado, firme, cálido. Hace veinticinco años trabaja en el Colegio Estrada, una de las instituciones más tradicionales de Ituzaingó, un colegio que, con más de sesenta años de historia, ha recibido a tres o cuatro generaciones de estudiantes. Abuelos, padres e hijos corrieron por el mismo patio.
Mariana a secas siempre supo que iba a ser maestra. “Yo sabía que quería ser docente, que quería enseñar, que quería acompañar a los estudiantes en su crecimiento”, dice. Y ella, tal vez sin darse cuenta, fue creciendo junto a ellos: durante mucho tiempo estuvo delante de un curso, después formó parte del equipo de conducción del nivel primario y desde este año se convirtió en la directora del nivel. “Fue una gran alegría”, dice, “pero también lo considero un desafío enorme”.
Y un buen porcentaje de ese desafío es sostener una educación inclusiva y diversa, que rompa con los estereotipos y pugne por un compromiso de igualdad de oportunidades entre los estudiantes.
Los niños del Colegio Estrada
—¿Qué acciones o medidas tomaron en el colegio encaminadas a reducir la brecha de género?
—Tomamos varias decisiones que surgieron de escuchar a nuestras y nuestros estudiantes. Nosotros recibimos estudiantes desde el jardín maternal y desde ahí van atravesando los diferentes niveles. Los acompañamos en cada etapa y, sobre todo, escuchamos sus necesidades, escuchamos sus propuestas. Este año, la escuela incorporó baños mixtos. Esta fue una decisión consensuada con todos los equipos de conducción de los diferentes niveles. Yo creo que esta medida reduce la brecha que se da en cuanto a los géneros. Otra decisión que tomamos fue la de unificar el uniforme. La escuela tenía uniformes divididos por género y ahora el nuevo es un uniforme único que puede ser utilizado por cualquiera de nuestros estudiantes.
—¿En qué materias o disciplinas advierten que es mayor la necesidad de trabajar sobre esta cuestión y cómo lo hacen?
—Con respecto al abordaje de la ESI, tenemos un proyecto institucional que se llama “Creciendo”, desde donde abordamos las emociones, y nos permite conocer, escuchar y acompañar a nuestros y nuestras estudiantes. No lo trabajamos en un área específica, sino que la ESI atraviesa todas las áreas. Es trabajada por todos los docentes que hacen al equipo de trabajo del colegio.
—¿Cómo acompañan a las docentes mujeres en el trabajo habitual?
—Nuestros equipos están compuestos tanto por hombres como por mujeres. Siempre, por sobre todas las cosas, sostenemos un clima de respeto. Respetamos la diversidad y trabajamos en pos de la igualdad de derechos. Ya sea con los docentes que acompañan a nuestras y nuestros estudiantes en los diferentes niveles, como con los propios estudiantes. Esto me parece primordial. Poder respetarnos, poder escucharnos, poder ser empáticos con el otro. Yo creo que esto es lo que nos caracteriza como institución. La escucha que le damos al personal, a los estudiantes y a las familias que componen nuestro querido Colegio Estrada.
Fuente: Infobae